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Qué castañazo (Gran Premio de Australia 2016)


Un Ferrari, llegando tercero después de haber sido primero.
Lo de siempre.

¡Otra vez aquí! La Fórmula 1 regresa y muchos dicen que no lo hace ni de la mejor manera ni en el mejor momento. Hablan de una crisis que parece haberse instalado en esta competición y que tiene mucho que ver con los cambios de reglamento y el aburrimiento que provoca en algunos el curso de una carrera. Se estrena, por ejemplo, un sistema de clasificación para la salida que es una especie de ruleta rusa un tanto loca, difícil de seguir y comprender.

En lo de siempre, los de siempre siguen dominando. Así, ganó Mercedes-Benz, con Rosberg primero y Hamilton segundo. Ferrari demostró ser capaz de plantar cara e ir delante (su salida fue impresionante), pero el accidente de Alonso y su McLaren interrumpió la carrera y en el cambio de neumáticos Ferrari falló. Peor todavía, Raikkonen rompió motor, señal de que Ferrari corre más que antes (sí, corre más) pero a cambio de alguna cosa y sospechamos cuál es. Si siguen ganando las Flechas de Plata, será para apagar el televisor. Si Ferrari planta cara y consigue pillarlas, será otra cosa, pero será difícil.

Trabajo de plancha y pintura para rato, me parece.

¿Un accidente de Alonso? Pues, sí, se pegó un castañazo a casi trescientos kilómetros por hora que de muy poco no nos da un disgusto. Pilló la rueda de un Haas y a partir de ahí salió volando, chocó, dio vueltas de campana y yo qué sé. Gracias a Dios, pero también y muy especialmente a los ingenieros, no se hizo daño y salió del coche por su propio pie, con un susto en el cuerpo que no lo quisiera para mí.

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