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Suprimen un curso de homeopatía y es noticia


El máster suprimido no ha resistido una dilución. Ya no digo 30C.

Es noticia en Barcelona y ha saltado a los periódicos que la Universidad de Barcelona, UB, ha suprimido un máster de homeopatía. Algunos periodistas han añadido el adjetivo fulminante, para decir que lo han suprimido con prisas. Todo comenzó con la recogida de firmas de un alumno de la universidad que, cuando ya llevaba cerca de 1.500 firmas recogidas, consiguió llamar la atención de decanos, rectores y compañía. El máster se ofrecía a 7.000 euros por alumno (en números redondos) y ya tenía veinte alumnos inscritos. 

Este medicamento contiene una molécula de principio activo (i.e., la que podría tener algún efecto) cada 10.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 moléculas de agua, si no me he descontado (400C).

Hace ya unos años, me saqué un diploma de homeópata gratis, expedido por Boiron, una multinacional farmacéutica (?) que vende homeopatía. Es decir, bolitas de sacarosa bañadas en su día con una gota de agua en la que (dicen) existe una molécula de principio activo entre 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 moléculas de agua (creo que me he dejado algunos ceros, unos cuántos, que me he descontado), tratándose de una dilución estándar de 30C. Que sepan ustedes que en una gota de agua no hay tantas moléculas de agua. No caben todas. Necesitaríamos tomarnos 1.000.000.000.000.000.000.000.000 de gotas de agua (o bolitas de azúcar de Boiron) para encontrar una, una sola molécula de principio activo. Más o menos, decimal arriba o abajo. Esto, en una dilución 30C. La del oscillococcinum es de ¡400C! ¿Y saben lo mejor? La supuesta bacteria oscillococcinum... ¡no existe!

¿Qué estaba diciendo? Ah, sí, el diploma... Me saqué el diploma, digo, sin gastarme un duro. Fue responder a un test de diez preguntas por internet, chupado. Me ahorré 7.000 euros del ala. 

Lo cierto es que curo yo lo mismo con mi homeopatía que las víctimas del máster con la suya. Me equivoqué de oficio y podría ganar dineros con mi diploma homeopático, pero tengo principios morales y no me gano la vida engañando a la gente y poniendo en peligro la salud del prójimo.

Ante la rebelión de los estudiantes y gracias a muchas otras voces escépticas, los responsables de estos cursos pidieron un informe a la Facultad de Medicina. Éste, el informe, fue contundente: no existe ninguna evidencia científica que avale la eficacia de los tratamientos homeopáticos y la teoría que sostiene la homeopatía contradice abiertamente las leyes de la física, la química, la biología y el buen sentido. 

Si el agua tuviera memoria (sic) y recordara (sic) los principios activos con los que estuvo en contacto alguna vez (sic) y pudiera provocar reacciones químicas en nuestro organismo sin más que el recuerdo (que no la presencia) de las moléculas que los provocan (y conste que, según los homeópatas, las que curan son las mismas moléculas que provocan la enfermedad), la homeopatía funcionaría, pero ya me dirán si es así. 

Como decía uno, ¡gracias a Dios que el agua no tiene memoria!

A modo de ejemplo, si yo voy al váter, dejo un recuerdo y tiro de la cadena, la dilución de mierda (caca) en toda el agua (toda) presente en el planeta Tierra tiene más moléculas de mierda por unidad de agua que cualquier molécula de principio activo (es decir, capaz de provocar una reacción química en nuestro organismo) en una dilución homeopática estándar 30C. Eso, suponiendo que fuera yo el único cagón del planeta y ése el único zurullo de la historia. Cuando digo que habría más moléculas de mierda que de principio activo (de cualquier principio activo) en cualquier unidad de agua del planeta Tierra, no digo unas cuantas más, sino millones de millones más. Si la homeopatía fuera cierta, tendría que llamarse coprofagia.

¡Pero todo esto ya era sabido! Hace ya muchos años. ¿Por qué insisto? Porque la tontería se vende fácil y la ciencia exige esfuerzo.

Por eso uno se indiga ante esta noticia. No porque se suprima el curso, que bien suprimido está, y ya era hora, sino porque no fue noticia el que se convocara y que siguiera haciéndose, para vergüenza de la institución universitaria, durante tantos años seguidos. Que hoy en día todavía haya universidades que otorguen a la homeopatía un espacio entre la ciencia provoca vergüenza y enojo. Pero ahí están, y no son pocas. ¡Ésa tendría que ser la noticia! Es la corrupción de la universidad, la de ganar dinero a cambio de ofrecer... mierda. Literalmente.

Si un colegio de médicos anunciar un curso para sus colegiados de sanación mediante la imposición de manos, ¿no tendría que ser noticia (de escándalo) en los periódicos? ¿No tendrían que sublevarse los médicos contra esa tomadura de pelo? Pues va y resulta que no. A eso de la imposición de manos le llaman Reiki y suena chachi y nadie dice nada. Con la homeopatía pasa tres cuartos de lo mismo. Es chachi, pero más falsa que un duro de cuatro pesetas.

Fíjense. Después de la decisión de la Universidad de Barcelona de suprimir su máster de homeopatía porque la materia impartida no responde a ningún criterio científico (sic), el Colegio de Médicos de Cataluña también ha suprimido sus cursos de homeopatía... pero no ha suprimido la sección de homeopatía de su organigrama. Porque existe una larga tradición de médicos homeópatas, dice el colegio. 

¡Más larga es la tradición de curar la dermatitis rezando a San Bartolomé! ¿Sostienen la sección de santos milagrosos para la curación de enfermedades? No ¿verdad? ¿Venden estampitas de San Bartolomé en las farmacias? ¡No les demos ideas...! Lo que hay son muchos médicos y farmacéuticos que viven del cuento, y no sé qué es peor, que vivan del cuento creyéndoselo o que vivan del cuento sabiendo que no es cierto. En ambos casos, cobrando dinero a unos pacientes que quizá estén enfermos de verdad y reciben a cambio medicina de mentira. Me asusta cualquiera de los dos escenarios posibles, el de un homeópata crédulo y fanático y el de un homeópata desalmado y cínico.

Al menos, retiran los cursos. ¡Algo es algo! Es noticia, claro. Lo volverá a ser, quizá, porque la Universidad de Barcelona, sentado el precedente de cumplir con los criterios científicos en cursos de ciencia (manda huevos que no se aplicara hasta ahora semejante requisito), estudia suprimir los cursos de acupuntura (otra que tal) y los de medicina natural. 

Alguno discutirá lo de la medicina natural mentando las plantas medicinales. Cierto. Existen plantas medicinales, claro. Se estudian y pueden ser útiles. De la corteza del sauce se extrajo el etanoato de o-metil-oico-benceno, más conocido como ácido acetilsalicílico o aspirina (que es marca registrada), que hoy sabemos sintetizar en el laboratorio. De la hoja de coca salió la cocaína y la novocaína. Etcétera. Pero no hablamos de estas cosas. 

Los argumentos empleados por la homeopatía contra la medicina convencional suelen ser similares a éstos, pero éstos son más divertidos, qué quieren que les diga.

El máster de medicina natural que imparte la UB (¡vergüenza!) y que estudia suprimirse incluye, además de la homeopatía, la curación por imposición de manos o pinchando con agujas en nodos de fluidos energéticos (qué coño es un nodo de fluidos energéticos), la curación del cuerpo y el alma (simultáneamente o por separado) apretando con el dedo en determinados puntos del pie o de la oreja y, en suma, el reequilibrio de unas energías que nadie sabe qué energías son, cómo se miden, de dónde salen y por lo tanto, cómo evaluar si están en verdad equilibradas y cuánto lo están antes o después de los pases mágicos a los que se somete uno en la consulta de uno de esos sinvergüenzas engañabobos y sacaperras. ¡Por favor!

¿Por qué gastar dineros en el sildenafilo teniendo el pollón? 
Ah, qué malas que son las farmacéuticas...
Eh, que no es broma. Pollon está a la venta.

Ahora toca el turno a la aparición en la prensa de los homeópatas indignados, echando pestes del sistema. Según Boiron, la homeopatía funciona y está demostrado científicamente (?) porque en un estudio que se hizo después de 179 ensayos clínicos se demostró que tiene un efecto placebo mayor que la medicina convencional en 16 de ellos (sic). Un efecto placebo mayor, ojo, y miren a quién cito. ¿Han comprendido lo que he dicho? Traduzco: en 16 de 179 ensayos clínicos, eran algunos más los pacientes tratados con homeopatía que creían que se curaban (con independencia de si se curaban o no) que los pacientes tratados con medicinas de verdad (con independencia de si se curaban o no) y por eso puede afirmarse sin miedo que la homeopatía está demostrado científicamente que cura. Piensen con calma en ello y exclamen conmigo: ¡Manda huevos!

Ahora, pues, oirán palabras como censura, represión, conjura de la industria farmacéutica, de los médicos y compañía, estrechez de miras de la universidad, las autoridades sanitarias y compañía, una larga tradición (no tan larga como la de las velas a Santa Rita, añado), mis pacientes se curan (un clásico), holística, energías, cuántica, chachi, guay, mola, súper... Lo de siempre. Pero la homeopatía sigue sin curar. A los hechos me remito.

Más en:
y un largo etcétera.

1 comentario:

  1. Celebro que alguien expulse lo esotérico de la universidad, aún queda mucho que echar de las aulas.
    Saludos
    Francesc Cornadó

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