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Los camiones de las Flechas de Plata


En otra parte de El cuaderno de Luis (aquí) ya hablé de los camiones carrozados por Bartoletti que emplearon Ferrari y Maserati en los felices y emocionantes años cincuenta. Pero también dije que, en este asunto, Mercedes-Benz merecía un trato especial y aparte. Ahora viene. 

Después de haber sido ingeniero jefe en Austro-Daimler, Ferdinand Porsche entró a trabajar en Daimler-Motoren-Gesellschaft (fabricante de los Mercedes) en 1923 como director técnico. En 1924, Daimles y Benz se fusionarían y en 1926 comenzaron a fabricar automóviles con una sola marca, Mercedes-Benz. Mientras tanto, Porsche se metió de lleno en la competición, para llevar a Mercedes a lo más alto. Había triunfado en la legendaria Targa Florio con el Austro-Daimler Sascha (un automóvil revolucionario en muchos aspectos) y ahora se había propuestro triunfar con Mercedes. 

El 27 de abril de 1924, un Mercedes PP (sobrealimentado) diseñado por Porsche ganó la carrera. Con el compresor, el automóvil daba 126 CV (sin él, 68 CV). El motor diseñado por Porsche podía ir a 4.500 rpm y contaba con un cambio de marchas de cuatro velocidades, que le permitía alcanzar los 120 km/h. La victoria de este automóvil hizo que la Technische Hochschule von Stuttgart (el Instituto de Tecnología de Stuttgart) concediera a Porsche el título de doctor ingeniero, que bien merecido lo tenía y que siempre le acompañó a todas partes a partir de entonces. 

Ese mismo año, quiso redondear su éxito diseñando el primer Mercedes de carreras de ocho cilindros, el Mercedes Monza. Daba 170 CV a 7.000 rpm y podía alcanzar los 180 km/h con un motor con compresor de dos litros. En 1924 no ganó en Monza, pero siguió compitiendo y ganó el Gran Premio de Alemania en 1926. Fue un gran automóvil.

También fue el primer automóvil de carreras que no llegó al circuito por su propio pie. Porsche hizo caso a Alfred Neubauer y Christian Werner, sus dos ingenieros de competición, que le propusieron construir un vehículo para transportar los automóviles de carreras de los talleres de Mercedes al circuito. Hasta entonces, los pilotos (o los mecánicos) conducían el coche de carreras de un sitio al otro y el automóvil se exponía a averías, accidentes o multas. Muchos pilotos de la época competían después de haber conducido como locos toda una noche para llegar a tiempo al circuito y las máquinas, en más de una ocasión, llegaban muy forzadas. Porsche creyó que ésa era una buena idea y puso manos a la obra.


El Spezialtransporter für Rennwagen diseñado para el Mercedes Monza.
El Mercedes Monza y su transporte tenían prácticamente la misma potencia.

Nació el primer transporte especializado de automóviles de carrera, un transporte rápido, además, porque Porsche dedujo que sería muy útil un vehículo capaz de ir y volver del taller de Mercedes lo más deprisa posible. Podrían arreglar una avería en Stuttgart y competir en Monza (pongamos por caso) al día siguiente. Se escogió el Mercedes 24/100/140 K, un automóvil de lujo, de gran tamaño, con un motor con compresor de 6,2 litros, seis cilindros, casi tantos caballos como el automóvil de carreras que llevaba a cuestas y capaz de alcanzar (¡atención!) los 155 km/h. El vehículo causó sensación y los mecánicos condujeron loca y velozmente con los automóviles de carreras a cuestas en más de una ocasión.

El equipo Mercedes-Benz en 1934. 
Las Flechas de Plata y sus camiones azules Lo 2000.

Pasó el tiempo, llegaron los años treinta, Porsche pasó a liderar el diseño de los Auto-Union de carreras y Mercedes-Benz siguió en la cima de la competición. Fue la primera época de las Flechas de Plata, donde los alemanes resultaron imbatibles. Manfred von Brauchitsch, Rudolf Caracciola o Hermann Lang lo ganaban todo con sus W 25, W 125, W 154 y W 165, pero los transportes que empleaba Mercedes-Benz ya no eran rápidos, sino convencionales.

El equipo Mercedes-Benz camino del Gran Premio de Alemania.
Las Flechas de Plata se exhibían con gran alarde de propaganda.
En la época, la cantidad de medios a disposición de los alemanes era impresionante.

El color del equipo de competición de Mercedes-Benz era el azul, aunque los automóviles corrían en los circuitos con un color gris claro metalizado (plata, para los amigos, el color de Alemania). Eso explica que los camiones del equipo fueran todos azules, muy llamativos. Pero por lo demás no eran nada del otro mundo, porque se basaban en el modelo Lo 2000 (1934), Lo 2500 (1935) o Lo 2750 (1936), que tenía un motor de cinco litros y daba no más de 70 CV. También se empleó, posteriormente, el Lo 3750, que no mejoró demasiado las prestaciones. ¡Se acabó correr para llegar a las carreras! Lento, pero seguro, decían ahora los ingenieros de competición.

Un Lo 2750 del equipo de competición de Mercedes-Benz.
Reconstruido, más que restaurado. Observen su color azul.

Llegó la guerra, todo se fue al carajo y poco después se produjo eso que llaman el milagro alemán. En los años cincuenta, resucitaron las Flechas de Plata. Ahora eran los Mercedes-Benz, porque Auto-Union se había retirado de la competición. De repente, los alemanes se tornaron imbatibles y lo siguieron siendo hasta que en un desgraciado accidente en Le Mans un Mercedes-Benz se llevó por delante centenares de personas, matando a más de ochenta. Mercedes-Benz se retiró de la competición y no ha vuelto (arrasando, de nuevo) hasta hace muy poco.

Parte del equipo Mercedes-Benz en 1955.
Delante, el Spezialschnelltransporter für Rennwagen.

En esa época breve y brillantísima, el equipo de Mercedes-Benz diseñó (cito) un transporte superrápido para automóviles de carreras. La idea de los ingenieros de Mercedes de 1924 había regresado y dio como resultado uno de los transportes más raros, curiosos, bonitos (según se mire) y espectaculares (eso sí) de todos los tiempos, la Maravilla Azul, por lo del color azul del equipo. En la puerta se leía Mercedes-Benz Rennabteilung (Departamento de Competición) y el vehículo se llamó Spezialschnelltransporter für Rennwagen, o Transporte Rápido Especial para Automóviles de Competición. Pero si van por ahí y hablan del Rennwagen o simplemente del Renn, ya sabrán de qué va el asunto, aunque no sea correcto.

El chasis era del modelo 300 S, aquí en versión descapotable.

La idea era la de siempre, ir y volver de los circuitos a la mayor velocidad posible, para reparar un vehículo accidentado, para introducir mejoras en otro, etcétera. Se basaron en el chasis de un automóvil de lujo de 1954, el 300 S, y lo más llamativo de su diseño fue la cabina adelantada del camión, que lo hacía extremadamente bajo y extraño. Gran parte de esa cabina estaba construida con partes de otro automóvil de Mercedes-Benz, el 180, y su motor provenía de un deportivo de leyenda, el 300 SL. Era un motor de tres litros, seis cilindros, que daba 192 CV a 5.500 rpm. El camión, con el automóvil a cuestas, podía alcanzar los 170 km/h.

En el Gran Premio de Alemania, 1955.

En Mónaco, descargando el monoplaza.

A poco de retirarse de la competición, en 1957.

Mercedes-Benz utilizó camiones más convencionales para transportar sus automóviles de competición, pero éste llamó siempre la atención allá donde fue. Cuando Mercedes-Benz se retiró de la competición, los camiones especiales fueron empleados para transportar prototipos en las pruebas de carretera. En 1967, se dieron de baja... y se desguazaron. No quedó nada de ellos.


Una magnífica reconstrucción a partir de los planos originales.
El tapizado a cuadros de Mercedes-Benz, que no falte.

Por eso, el Spezialschnelltransporter für Rennwagen que puede verse en el museo de Mercedes-Benz en Stuttgart y algún otro que hay por ahí no son originales restaurados, sino reconstrucciones. (Lo mismo puede decirse de los camiones que transportaron las Flechas de Plata en los años treinta.) Cierto que algunas piezas son originales, pero no las originales del camión. En los talleres de Mercedes-Benz Classics tardaron siete años en reconstruirlo, siete, que se dice pronto, y lo dieron por terminado en 2001.

El Spezialschnelltransporter für Rennwagen tuvo imitadores en los EE.UU. en los años sesenta.
Aquí el Cheetah del equipo de Dean Moon, que ha sido restaurado hace unos años.

2 comentarios:

  1. Spezialschnelltransporter für Rennwagen tiene el motor avanzado al eje supongo que para servir de contrapeso cuando el automóvil se baja del camión, al posarse sobre el voladizo trasero pudiera levantar el eje delantero ya que la distancia entre ejes es corta, supongo que pensando en la maniobrabilidad del conjunto (accesos a circuitos, carreteras difíciles con curvas, etc)y un reparto de pesos equilibrado.A la vez esta construcción le permite una altura de carga inferior y baja el centro de gravedad del vehículo, factor muy importante cuando se rueda a velocidades elevadas.
    También es importante la prolongación aerodinámica de la cabina en la parte de atrás, para evitar que el flujo de aire choque nuevamente contra el vehículo transportado y así mejorar la aerodinámica general del conjunto.
    Muy buen articulo, mi enhorabuena.

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