Lo de Bakú ha dado de qué hablar. Por el otro lado, ha sido muy entretenido. Ha sido, en opinión de algunos, una especie de locura, una lotería, un caos... Topetazo por aquí, topetazo por allá, un Ferrari abandona por pinchar su neumático con los restos que su propio alerón había dejado en la pista. No será el único. Mientras los coches de seguridad entran y salen de la pista, Vettel (Ferrari) va detrás de Hamilton (Mercedez-Benz) y éste frena de golpe. Vettel se lo come, que se dice vulgarmente, y se abolla el alerón delantero. Se pica, pilla un rebote, se pone a la par de Hamilton y le golpea la rueda delantera con un golpe de volante. Así, como un niño con una rabieta. Diez segundos de penalización. Eso está feo.
Ha ganado un Red Bull y el segundo ha sido el compañero de Hamilton, Bottas. Vettel ha quedado cuarto y Hamilton, quinto. Un Williams ha completado el pòdium y entre los diez primeros están Haas, Sauber y McLaren, para que vean que la carrera ha sido, en efecto, de todo menos aburrida. Un poco bronca, eso sí.
En el Campeonato del Mundo de Pilotos, sigue por delante Vettel; en el de Constructores, Mercedes-Benz. Hamilton sigue pegado a Vettel y Ferrari a Mercedes- Benz. Aunque, me dicen, esta vez los italianos no lo han tenido tan fácil. Queda mucho por delante. Ya veremos.
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