Lumen ha vuelto a publicar algunas de las mejores obras de Natalia Ginzburg. Otras editoriales también han vuelto a ella (Acantilado, Àtic dels Llibres...) y empleo han vuelto porque las obras de Ginzburg tuvieron un momento de gloria hace unos años y luego... Sucede con algunos autores contemporáneos, que parece que no pueden ser tan buenos como son porque son, simplemente, contemporáneos. Quizá haya pasado eso con Ginzburg que es, salta a la vista, una autora de primera división.
Lessico famigliare, o Léxico familiar en esta versión española (traducida con cuidado por Mercedes Corral) es una de las obras más famosas de Natalia Ginzburg. Como en tantas otras obras suyas, el lector se enfrenta a un lenguaje en apariencia sencillo, simple, que va relatando sin darse importancia, como si nada, y de repente uno sabe que se está enfrentando a una gran obra. ¡Es tan difícil escribir así, tan difícil...!
Es una de sus obras más famosas, he dicho, pero también, quizá, una de las más personales e intimistas, pues su familia, y ella misma, protagonizan la obra, y lo hacen a través de lo que suelen decir, las expresiones, las frases, las palabras, que adquieren un significado propio en el reducido círculo de una familia, entre amigos y conocidos. No hay acción, no hay romance, no hay... Impera lo cotidiano, hogareño y privado de un entorno muy definido. Algo tan, tan particular que no puedo dejar de admirar el valor de ponerlo sobre un papel. El resultado es bellísimo y conmovedor.
Cuenta cosas emocionantes, terribles, como quien no le da más importancia. Por ejemplo, pasa de puntillas, con extrema discreción, sobre la muerte de su marido a manos del fascismo, pero deja esa huella de ausencia y dolor profundo sin que sepamos cómo o dónde exactamente la ha dejado. Habla con tremendo cariño de sus padres, sus hermanos, sus amigos, mostrando precisamente sus defectos cotidianos, que se expresan a través de una cantinela, una frase repetida en incontables ocasiones, un mote... Para el lector, resulta entrañable y por eso mismo, emocionante. Para un escritor, hasta cierto punto desesperante, porque Ginzburg construye algo grande con tan efímeros materiales que despierta una natural envidia. ¿Cómo lo ha hecho?
En suma, Natalia Ginzburg es una autora que hay que leer y esta obra en concreto, Léxico familiar, una obra muy recomendable. Mucho.
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