En los dos primeros años de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes ocuparon prácticamente toda la Europa continental, y sus fábricas. El régimen nazi necesitaba toda clase de productos para su maquinaria de guerra, porque la industria alemana no daba más de sí... y no se había declarado una verdadera economía de guerra en Alemania.
Siempre pongo el mismo ejemplo: Mercedes-Benz seguía fabricando automóviles deportivos y de lujo para los jerarcas nazis mientras el VI Ejército de von Paulus sufría la más atroz derrota en Stalingrado. Tuvo que ponerse Albert Speer al frente de la maquinaria industrial alemana para espabilarla un poco. Resulta paradójico que se fabricaran más carros de combate, vehículos, municiones... en 1944, bajo los bombarderos aliados, ya en retirada en todos los frentes, que en cualquiera de los años anteriores.
Soldados alemanes posando frente a un Renault AHR.
Pero lo que sí que supieron hacer los alemanes fue poner las fábricas de los países ocupados a su servicio. Por la fuerza o de buen grado (pues hubo muchos que colaboraron con el enemigo), la industria europea se puso a fabricar de todo y más para armar y equipar a los ejércitos del Eje. En Francia, Renault fabricó miles de camiones para el ejército alemán; Citröen, otro tanto; Puteaux, munición y artillería; Gnônme et Rhône, motores de aviación... En Holanda, Phillips fabricó millones de bombillas y lámparas de radio para el Eje. En Bélgica, FN Herstal, cientos de miles de pistolas y fusiles para los nazis. Etcétera. La lista es inmensa.
El interés de los aliados se centró, como es evidente, en procurar que los alemanes no pudieran beneficiarse de todo este potencial industrial. Lo intentaron mediante las incursiones de bombarderos, pero también mediante el sabotaje. Cualquier cosa que pusiera en apuros a la producción industrial europea al servicio de Alemania era bienvenida. Pero no era nada fácil.
Olvídense de las películas: la resistencia no era tan activa como se ve en ellas. No, al menos, hasta 1944. Eran pocos, mal avenidos, en riesgo constante y asediados por una eficiente y despiadada Gestapo. Además, reconozcámoslo, no todo el mundo vale para disparar contra el enemigo, echarle bombas o jugarse el tipo jugando a espías. El ciudadano medio europeo odiaba a los nazis, de acuerdo, pero no se atrevía a jugarse el cuello por nada.
Así que el OSS (Office of Strategic Services), creada en 1942 por el presidente Roosevelt, la agencia de inteligencia de los Estados Unidos de América (que luego pasó a ser la CIA), le dio vueltas y vueltas al asunto. ¿Cómo entorpecer la producción industrial de Francia, Holanda y otros países ocupados? A ser posible, sin arriesgar a agentes propios, redes organizadas de resistencia o similares, y con el menor riesgo posible para los ciudadanos que participaran en las acciones de sabotaje contra el enemigo.
Surgió entonces algo tan simple como contundente, el concepto de Purposeful Stupidity. Hay quien lo traduce literalmente, Estupidez Útil, pero no es una traducción del todo exacta; Estupidez con un Propósito sería algo más exacto, pero menos elegante. En fin... Yo propongo llamarlo Método Estúpido de Sabotaje, que llega al fondo del asunto. Lo mejor es que el método fue aplicado con mucho éxito.
Recientemente, se han desclasificado bastantes documentos de la OSS relativos al apoyo a los movimientos de resistencia en los países ocupados. En ellos se adivinan acciones de sabotaje, asesinatos selectivos, atentados con explosivos y esas cosas que uno imagina que encontrará en un manual para saboteadores, pero también se ha desclasificado un folleto destinado a los trabajadores de Francia y Holanda en 1944. Se detallan y proponen acciones de sabotaje como pincharle las ruedas a un camión enemigo u otras de más enjundia, como hacer saltar por los aires un puente del ferrocarril. Entre una cosa y la otra, hay donde escoger. Pero es la primera vez que se propaga la filosofía del método estúpido de sabotaje de manera oficial. Sus efectos fueron tan devastadores que ha permanecido en secreto durante casi 75 años.
Vale la pena echarle un vistazo.
En el Manual de campo para sabotajes sencillos (tal es el título de la publicación), se señala que el método estúpido de sabotaje es contrario a la naturaleza humana (sic) y que requiere una serie de habilidades especiales. Vamos, que no vale cualquiera para ponerlo en práctica.
En el manual se recomiendan las siguientes acciones (y cito y traduzco libremente):
Si formas parte de los altos mandos directivos o ejecutivos de empresas u organizaciones:
Insiste en hacerlo todo a través de "canales". Nunca permitas que nadie tome un atajo para tomar una decisión ejecutiva.
Haz "discursos". Habla con tanta frecuencia como te sea posible y durante todo el tiempo que puedas cada vez. Adorna tus puntos de vista con anécdotas o relatos, cuanto más largos mejor, basados en tus experiencias personales.
Siempre que sea posible, envía todos los asuntos a un comité para que los estudie con la profundidad debida y nos proporcione una opinión fundada. Pero procura que haya mucha gente en cada comité, nunca menos de cinco personas expertas.
Saca a colación asuntos irrelevantes con la mayor frecuencia posible.
Discute sobre cómo está escrita tal o cual cosa de cada informe, noticia o aviso que tenga que emitirse, poniendo interés en los asuntos más nimios.
En cualquier reunión, saca a relucir los asuntos decididos en la reunión anterior y vuelve a debatir sobre ellos, preguntándote si esa resolución fue realmente adecuada o conveniente. Pero hazlo como si estuvieras muy preocupado por sus efectos; pide precaución y muéstrate razonable, animando a los demás a ser tan razonables como tú a la hora de desconfiar de los cambios propuestos. Vuelve a discutir lo mismo.
Si eres un gerente, un director, un responsable de fábrica o un cargo semejante con alguna responsabilidad sobre los empleados:
Al asignar o definir puestos de trabajo, comienza siempre por los puestos de trabajo más insignificantes. Procura que los trabajos más importantes sean asignados a trabajadores ineficientes.
Insiste en la perfección en el trabajo en productos que carecen de importancia; rechaza y envía de vuelta a la cadena de producción cualquiera que presente el más mínimo fallo, aunque no afecte para nada a la calidad o eficiencia del producto.
Para que la moral de los trabajadores resulte afectada y, con ella, la producción, sé amable y elogioso con los trabajadores más ineficaces; promociónalos, si puedes, a modo de premio, por sorpresa, sin avisar.
Organiza reuniones y comisiones para enfocar cómo realizar un trabajo que resulte crítico en la cadena de producción y aplica lo dicho anteriormente.
Multiplica los procedimientos, excepciones y anexos de las instrucciones vigentes en la cadena de montaje, en el pago de nóminas, en la organización de los turnos, en los méritos para promociones o premios, etc. Haz que lo menos tres personas tengan que aprobar algo que una sola podría aprobar tranquilamente.
Si eres un empleado o un trabajador:
No tengas prisa.
No tengas prisa. [Dos veces, en el original.]
Provoca tantas interrupciones en tu trabajo como puedas. Mejor será apoyándote en oscuras instrucciones y procedimientos.
Haz mal tu trabajo y échale las culpas a la mala calidad de las herramientas, las máquinas o el equipo a tu disposición, o a unas malas instrucciones. Quéjate de que todas esas cosas te impiden hacer el trabajo bien hecho, como a ti te gustaría.
Nunca transmitas tu habilidad o experiencia a un trabajador novato o menos habilidoso que tú.
Sinceramente, con el corazón en la mano, díganme: ¿No se está aplicando total o parcialmente el método estúpido de sabotaje en su lugar de trabajo? Un servidor, que pasó veinte años en la Generalidad de Cataluña (una administración pública como tantas) se ha reído mucho leyendo el manual de la OSS, por no llevarse las manos a la cabeza, porque... ¡parecía que estuvieran hablando de nosotros!
Hace unos dias pude leer en prensa un extracto del apartado del manual dedicado a la dirección de las fábricas, que mas o menos coincide con el que citas.
ResponderEliminarInmediatamente y por asociación de ideas, vino a mi pensamiento la figura de Werner Heisenberg y el proyecto atómico alemán en la segunda guerra mundial. Ha servido para ahondar mi convencimiento de que Heisenberg metió la investigación atómica nazi en una vía muerta y sin resultados de una manera perfectamente consciente.
Y por otro lado, también me recuerda a los del "procés", con todos sus comités, sus comisiones y sus directorios para saltarse la legalidad e imponernos por la fuerza a los demás su propia idea de Cataluña.
Conclusión : hay tipos muy inteligentes, genios que fingen no serlo en un momento dado, y hay otros que quieren pasar por muy inteligentes, siendo unos perfectos patanes. Y menos mal que solo son eso, unos patanes solemnes.
Un saludo.
Quienes son inteligentes procuran ocultarlo y quienes son unos asnos intentan parecer unos genios. La vida...
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