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Contra los franceses (libelo)


El libelo es un género literario que está en desuso, pero que ha dado páginas brillantes a los más destacados cascarrabias. Algunas obras de eruditos, filósofos e intelectuales a lo largo de la historia tendrían que ser consideradas libelos, y podríamos citar a muchos ensayistas británicos o alemanes, españoles, italianos... ¿franceses? ¿Por qué pregunto por los franceses? Porque el libelo que ha caído en mis manos se titula Contra los franceses.


Recordemos qué es un libelo. La RAE apunta dos definiciones. Una, la más común, la de un escrito en que se denigra o infama a alguien o algo; la segunda, en desuso, un libro pequeño. Aunque algunos libros o artículos que hoy se publican podrían considerarse libelos, están muy lejos del espíritu del verdadero libelo.


En 1980 comenzó a circular por Madrid un libelo anónimo (un libelo que se precie ha de serlo) titulado Contra los franceses. Lo tenía todo: estaba muy bien escrito, tiraba con bala y no dejaba títere con cabeza. Asomaban en sus páginas la burla socarrona, la indignación, ciertas e imprescindibles dosis de cinismo y una abierta provocación. Estaba escrito con mucha gracia y su autor daba sobradas muestras de erudición. Causó pasmo, polémica y sobre todo una pequeña revolución en algunos círculos, que se morían por leer el libelo. He leído esa edición de 1980, que es hoy pieza de colección.

En 2016, la editorial Elba volvió a publicarlo. Esta vez, venía con la firma de su autor, Manuel Arroyo-Stephens. Éste es todo un personaje de la cultura, librero, editor y (ya ven) autor de libelos. 

Les recomiendo muy, pero que muy vivamente leer Contra los franceses. No les pido que estén de acuerdo con lo que dice (de eso se trata), pero sí les aseguro que, a poco que tengan sentido crítico y sentido del humor, se les escapará la risa y poco después estarán dándole vueltas al asunto del que acaban de reírse. Es una obrita (un libelo) de mucho mérito.

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