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El auge de Alemania



James Holland es un historiador especializado en la Segunda Guerra Mundial. Ha cobrado cierta fama por su aparición en documentales para la televisión sobre esta guerra, pero su competencia académica es muy sólida. Ha escrito una visión de la Segunda Guerra Mundial en Occidente (en el teatro europeo y mediterráneo, para entendernos) en tres volúmenes. Se titula The War in the West. El primer volumen (Volume I: Germany Ascendant, 1939-1941) es el que Ático de los Libros ha titulado El auge de Alemania y subtitulado La Segunda Guerra Mundial en Occidente 1939-1941

Ático de los Libros tiene en su catálogo una más que interesante colección de ensayos históricos. Conozco a su editor y le dije que, si seguía editando títulos como ésos, acabaría arruinándome, porque me entran ganas de comprármelos todos así echó en vistazo a su catálogo. Se lo tomó a broma, pero el caso es que yo hablaba en serio. Y cuando publicó El auge de Alemania, corrí a comprármelo con muchas ganas, y lo he leído con suma atención, porque la Segunda Guerra Mundial es un tema que me fascina y del que sé más de una cosa, y más de dos. Les aseguro que mi lectura ha sido lenta y metódica.

Holland va directo al grano. En vez de reflexionar sobre el ascenso del nazismo, etcétera, arranca el relato a pocos días de la invasión de Polonia, con la decisión tomada por los alemanes y termina este volumen el día que Alemania inicia la invasión de la Unión Soviética, en junio de 1941. Poco a poco, deja ir, aquí y allá, detalles del funcionamiento y naturaleza del régimen nacionalsocialista que influirían en el curso de la guerra.

Holland no se recrea en la batalla, pero cuando lo hace, cuando baja al detalle, lo hace para que comprendamos lo que nos intenta explicar, su visión más global. No le interesa si tal o cual división rompió el frente por aquí o por allá, sino que se aleja y contempla la guerra desde lejos, por decirlo de alguna manera. Se pregunta de dónde salen los recursos de cada uno de los bandos: las materias primas, el combustible, los alimentos... Cuestiona la capacidad industrial de unos y otros, y sus planes de producción en vistas a la guerra. Pero, sobre todo, pone en cuestión la visión y la comprensión estratégica de Adolf Hitler y la Alemania nazi. Que, les avanzo, era pésima.

La tesis de Holland es que Alemania no era tan fuerte como aparentaba y que su imagen ocultaba graves debilidades estratégicas. Por ejemplo, no adoptó una economía de guerra hasta bastante después de iniciada la invasión de la Unión Soviética. A modo de ejemplo (Holland no lo cita en su libro, al menos en el primer volumen), Mercedes-Benz continuó fabricando automóviles de lujo hasta la segunda mitad de 1941, en vez de dedicar todos sus esfuerzos a la producción de motores de aviación (el Me Bf 109 tenía un motor Mercedes-Benz) o vehículos militares. Pero cuando nos explica, por ejemplo, el cuidado por el lujo y los detalles de la construcción de la ametralladora MG-34 (alemana) y la compara con la Bren británica... En algún punto de esta comparación no estoy de acuerdo con Holland (llámenme friqui y acertarán), pero en su conclusión, sí, es abrumadoramente lógica y coherente. Alemania no estaba preparada para la guerra, quiere decirnos.

Hitler se arriesgó en un todo o nada. Si daba un golpe lo suficientemente fuerte y rápido como para hacer caer de rodillas a la Gran Bretaña y Francia, quizá podría ganar la guerra. Pero si la cosa se alargaba...

El libro es apasionante y nos plantea una visión diferente (y muy interesante) de una de las guerras más estudiadas y relatadas. Nos aproxima a detalles que no solemos tener en cuenta: la eficiencia de la producción agrícola, la organización de la industria, los problemas financieros, el grado de motorización del país, la corrupción de sus dirigentes o la organización del gobierno de la guerra... Se lee, además, muy bien. El autor es riguroso en su exposición, pero también consigue redactar un texto accesible. Sus argumentos se exponen con simplicidad y en algún momento el ensayo adquiere el tempo de una novela, con alguna dosis de intriga y suspense. El lector lo agradece; quien conoce el tema, disfruta de su lectura; quien creía conocerlo va de sorpresa en sorpresa y adquiere una perspectiva diferente del conflicto, que conviene considerar.

En resumen, en suma y para no alargarme más, un libro que agradezco haber leído. Es muy recomendable. Espero los siguientes volúmenes batiendo palmas. ¡Que no tarden!

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