Mal fin de semana para Ferrari. Porque Singapur, eso dicen siempre, favorece a los Ferrari, pero no se ha notado demasiado. En los entrenamientos, se clasificaron tercero y quinto, y así han acabado la carrera. Mercedes-Benz, primero y cuarto. En medio, un Red Bull. Cuentan que en carrera el Ferrari podría haberlo adelantado cuando ha cambiado de neumáticos, pero que un error del equipo... En fin, lo de siempre, mi gozo en un pozo y los campeonatos de Constructores y de Pilotos, más lejos.
Además, soplan tiempos de cambio en Ferrari. Contratarán para correr el año que viene a un jovencísimo Leclerc (veinte años tiene ahora el chaval) y Räikkönnen dejará Ferrari y quién sabe si la Fórmula 1. Lástima, porque el finlandés me cae bien (aunque sea un tipo muy particular), pero ¡ojo! El tal Leclerc parece que apunta formas.
Dejando estas tonterías a un lado para meternos con eso de correr a la luz de las farolas (focos, en verdad) en un país lleno de miserias por aquí y ricos obscenamente ricos por allá. Un servidor añora la Fórmula 1 que ya no volverá y estas cosas tan modernas del espectáculo... Psé.
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