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El Museo de los Inválidos (V)


Dos cañones del sistema Gibreauval.
El más alejado, una pieza de cuatro libras. El más próximo, de ocho libras.
En aquella época el calibre se expresaba por el peso del proyectil.

Le toca el turno a la artillería. Hay cañones en todos los ámbitos del museo que se precien: los hay en las salas medievales y renacentistas, en el patio de armas (con cañones que van de los siglos XVI a XIX), en las salas de la época moderna y contemporánea y hasta en las que describen las guerras mundiales. 

Si se fijan, verán la N de Napoleón en esta pieza de ocho libras.
El cañón es de bronce. En su versión original, la cureña y las ruedas iban pintadas de verde oliva.

Destacaría, sin embargo, algunas piezas completas del sistema Gibreauval. Gibreauval estandarizó y revolucionó la artillería militar con su sistema, que heredó Napoleón (artillero, no lo olviden) y que aprovechó con el máximo beneficio. Llegó, incluso, a modificarlo y mejorarlo. (Por si no lo sabían, España también adoptó el sistema Gibreauval a finales del siglo XVIII).

Una de las preciosas miniaturas de piezas de artillería.
Aquí, un Gibreauval de 12 libras.

No sólo hay cañones Gibreauval de verdad alrededor del patio de armas, sino que una sala llena de preciosas miniaturas militares nos muestra todas las piezas que componían este sistema y nos detalla la evolución de la artillería posterior, durante el siglo XIX. 



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