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La Ópera de París


Detalle de una maqueta de la Ópera de París que se conserva en el Museo d'Orsay.

Existe cierto lío sobre el edificio de la Ópera de París. Se le conoce como Palacio (Palais) Garnier, en honor a su arquitecto, y la sede oficial de la Compañía de Ópera es ahora el Teatro de la Bastilla, aunque la Academia Nacional de Música permanece en el Garnier... En fin, no acaban ahí los cambios, pero si usted pregunta por l'Opéra o por el Palais Garnier ya sabrán indicarle, y así siguen llamándose las estaciones del metro.

Recargado, barroco, dorado, imponente, excesivo...
Uno de los salones de la Ópera.

Sus famosas escalinatas.

Es un edificio monumental, un despropósito de lujo, un exceso de... ¡de todo! ¡Yo que creía que el Liceo de Barcelona era grande...! O el Teatro Real, en Madrid. Bah, son teatrillos de provincia al lado del Garnier. Fue Napoleón III el que mandó construir el palacio, aunque no fue inaugurado hasta 1875, cuando Francia había regresado a su forma republicana. Les dio lo mismo, porque París vivía momentos de gran prosperidad y las grandes fortunas lucían bien a gusto en aquel escenario.


Marc Chagall decoró el techo en 1964.
Ni que decir tiene que la polémica fue tremenda.
A mí, personalmente, me fascina el resultado.
Por si no lo sabían, la lámpara que cuelga encima del público pesa ¡seis toneladas!

2.200 espectadores, en un patio de butacas que quita el hipo.


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