He citado algunas de las colecciones clásicas, como la de Boersch o la de Würtz, pero hay más. Algunas, muy importantes.
2.º Regimiento de Lanceros de la Guardia Imperial.
Tenemos que hablar de la colección creada por Gustave Adolphe Henri Silbermann (1801-1870). Su mérito es haber sido el primer editor-impresor en haber hecho grandes tiradas de sus soldaditos de papel. Con una novedad, además. Silbermann había desarrollado un proceso industrial para poder imprimir sus soldaditos ya coloreados con pintura al óleo. ¡Qué gran novedad!
Silbermann comenzó la aventura de los soldaditos en 1845, en plena resurrección y reivindicación de la época napoleónica en Francia. Por eso, sus primeras láminas fueron napoleónicas. Pronto se adaptó a los tiempos, imprimiendo láminas de soldaditos de la Segunda República y del Segundo Imperio. Las vendía como churros, tanto en color como en blanco y negro. Pero cerró el negocio cuando murió y los prusianos entraron en la ciudad, no sé en qué orden.
Otro caso de colección perdida en manos privadas, y muy interesante, es la del impresor F. J. Schmidt (1796-1871). Entre 1815 y 1860 reunió unas 4.300 figuras, casi todas de soldaditos del Primer Imperio. En 1972, se vendieron todas en una subasta y váyanse a saber por dónde están repartidas.
Hay más impresores famosos, como Henri Gainier-Tanconville (1845-1936), que trabajó mano a mano con un historiador de Estrasburgo, Frédéric Piton, o Jules Antoine Maillot, que murió en 1893. En ambos casos, los impresores tenían una relación directa con el ejército (ambos fueron oficiales de la Guardia Nacional) y antepasados (abuelos o bisabuelos) que habían servido a las órdenes de Napoleón.
Los editores-impresores de soldaditos de Estrasburgo también dedicaron algunas colecciones a los soldados del Segundo Imperio. Ésta parece una de las láminas de Silbermann.
Etcétera, porque es una historia que no tiene fin. Podríamos hablar de los cromos de soldaditos de la Gran Guerra, por ejemplo, pero eso será otro día y ya no hablaríamos de los soldaditos de Estrasburgo.
Soldaditos de papel en el Museo de Estrasburgo.
Por fin han apreciado el valor de estas figuritas.
Lo cierto es que las colecciones de soldaditos de papel ya no se subastan tan fácilmente. En el Museo de la Ciudad, en Estrasburgo, conservan miles de estos soldaditos en su fondo, aunque exhiben unos pocos. La escabechina de las subastas ha hecho mucho daño al romper algunas colecciones que estaban al completo y se han dado cuenta un poco tarde de la riqueza que tenían entre manos.
Pero también hay que decir que es una obra de arte menor y de gran interés histórico que está al alcance de muchos coleccionistas, que sabrán apreciarla. Me encantaría tener uno de los húsares de Würtz, por ejemplo. Sería un aficionado felicísimo.
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