Éste es el guante que me ha acompañado este último año a las clases de esgrima. Hemos sido compañeros durante muchas horas de guardias, paradas, respuestas, pases, batimientos, frotamientos, ataques, contraataques, cupés, molinetes y tajos, y ha llegado la triste hora de echarle el guante... a uno nuevo.
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