El otro día, paseando, me llegué hasta la Estación de Francia, un lugar al que me une el recuerdo de las veces que, con mi padre y siendo yo muy niño, íbamos a ver trenes y pagábamos un billete de andén, que te permitía pasear entre aquellos interminables expresos de largo recorrido que antaño esperaban su turno para partir en aquella estación. Esta vez, sin embargo, el objeto de mi curiosidad fue casi inmediatamente un curioso tren de mercancías.
En efecto. RENFE, en cooperación con un programa europeo para promocionar el transporte de mercancías por ferrocarril, exponía su particular Arca de Noé. Varios artistas del grafito con aerosol han decorado los vagones de este tren, contenedores estándar, con motivos de la naturaleza salvaje, para señalar que el transporte por ferrocarril es mejor para el medio ambiente que otros tipos de transporte de mercancías, como el avión o el camión.
El tren, largo y colorido, era curioso de ver, y aquí les dejó algunas imágenes que no tendrán toda la calidad exigible porque las hice con prisas y con mi teléfono, que ya tiene unos años, pobrecito.
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