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Las brujas de la noche



Pasado & Presente publica Las brujas de la noche - En defensa de la Madre Rusia, de Lyuba Vinogradova, traducida por David León Gómez.

Se trata de una obra construida alrededor de un grupo de aviadoras soviéticas que se creó en el momento de mayor crisis de la Segunda Guerra Mundial, cuando los alemanes estaban a un tiro de piedra de Moscú y parecía que nada iba a detenerlos, en noviembre de 1941. Ahí arranca la narración y prosigue hasta la decisiva batalla de Kursk, en verano de 1943, sin dejarnos la brutal batalla que tuvo lugar en Stalingrado.

Estamos hablando de un grupo de muchachitas, entre diecisiete y veintiún años, que habían aprendido a volar en los clubs del Komsomol y que se prestaron voluntarias para ser pilotos de guerra. Hablamos de la Unión Soviética de Stalin, lo que suma al horror de una guerra el miedo a las delaciones y a los comisarios políticos. De hecho, los tres regimientos femeninos que se formaron fueron objeto de una campaña publicitaria del régimen y las mujeres que lucharon en ellos tuvieron que empeñarse a fondo para poder ser consideradas pilotos de combate y reconocidas como tales.

Una de las ases de caza femeninas, Lydia Litvyak.

Se crearon tres regimientos aéreos. Uno, de cazas, el 586.º, que pasaron a pilotar el Yak-1. Algunas de sus pilotos, como Katya Budánova o Lydia Litvyak, se convirtieron en ases y encontraron la gloria (y la muerte) combatiendo contra los nazis. Algo parecido ocurrió con el regimiento de bombarderos, el 587.º, que pilotaban el Túpolev Tu-2, que efectuaba ataques frecuentemente en picado, con no poco riesgo. 

Un U-2 y algunas de las mujeres que lo tripulaban.

El tercer regimiento femenino, el 588.º, fue pronto bautizado por el enemigo como el de las brujas de la noche, apodo que dieron a las valerosas mujeres que pilotaban una especie de cafetera con alas, el U-2, un biplano de madera y tela que apenas sobrepasaba los 150 km/h. La misión de estos aviones era hostigar al enemigo con ataques nocturnos a baja cota. Esos aeroplanos casi de juguete se convirtieron en una pesadilla y de ahí el nombre que los alemanes pusieron a esas pilotos. Fue una de las unidades soviéticas más condecoradas y se hizo muy pronto tan famosa como temida.

Vinogradova no se centra exclusivamente en las hazañas bélicas, sino en la relación de las pilotos entre sí, con sus superiores, con sus familias, con sus compañeros de vuelo... También presta atención a las mujeres que realizaban el mantenimiento de los aeroplanos, las mecánicas, tan frecuentemente olvidadas. 

Es un libro muy interesante y que nos cuenta una historia muchas veces desconocida o tergiversada, muy bien documentada y fruto de un trabajo de investigación que también intenta desmitificar la realidad de estas unidades. Recomendable para cualquiera que tenga interés en este asunto. 

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