Antes te castigaban de cara a la pared, y ya está. Ahora no, ahora te castigan al rincón de pensar. Luego se preguntan por qué no fructifica el espíritu crítico, la creatividad o la razón en nuestra sociedad, cuando asociamos el pensar a un castigo.
Pero no me hagan caso, que la pedagogía y yo nos llevamos fatal.
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