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Aunque igual da, no será lo mismo

En efecto, el Ministerio de Igualdad pasa a ser Secretaría General, y la ministra, la treintañera, ínclita e inefable doña Bibiana Aído, antes directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco (de julio de 2006 a marzo de 2008), deja el Gobierno de España para permanecer en un segundo plano, privándonos de algunas jocosas intervenciones lingüísticas, algo que lamentamos, pues era única dejando ir palabros.

Dejo a un lado la polémica que concluye que no es violencia de género, sino un género de violencia, pero quiero recordar cómo cantó las cuarenta a los miembros de la Real Academia Española de la Lengua (RAE para los amigos), echándoles en cara que la academia sólo tuviera cuarenta miembros y tres miembras, pues la antigua promotora del flamenco metida a ministra reclamaba que miembra fuera palabra, no palabro. Hubo más polémica en relación con los términos guay y fristro, que no detallaré, y mucho más de lo que ahora no me acuerdo, pero la mujer era un portento dejándolas ir por la boca. Volvamos al caso: los académicos se pusieron muy contentos con el asunto de las miembras y unos respondieron que no se trataba de un error de la ministra, sino de una estupidez (sic) y otros, más diplomáticos, recordaron que siempre tenemos locos defendiendo cosas peregrinas, lo que ejemplifica el mucho caso que le hicieron a la ministra y la consideración con la que era tenida en cuenta.

Lástima... Pero no se apuren, que su nueva jefa es también un elemento que las deja ir a gusto. Especialmente, porque es una pelota del quince, y deja ir perlas como la del acontecimiento histórico de trascendencia planetaria. Así, la nueva y flamante ministra de Sanidad y Política Social, doña Leire Pajín, también presume de juventud, inexperiencia y verborrea inefable. Quede como ejemplo lo que ha declarado hoy mismo, cuando le han dicho que pasaba a ser ministra: Llevo en el PSOE desde los 16 años y siempre he procurado dejarme la piel en todos los puestos de responsabilidad que el partido me ha pedido y siempre he entendido que había que estar en el momento adecuado en el sitio oportuno cuando te necesita el partido. Piensen en lo dicho, despacito, y luego saquen sus propias conclusiones.

El lado trágico del asunto es que un personaje de esta calaña será ministro de Sanidad y yo con enfermos en casa.

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