Uno de los jefes del Museo Picasso de Barcelona preguntó si era una broma. Lo cierto es que la noticia pasa por increíble. Ha aparecido, de repente, una maleta con más de doscientas obras de Picasso. Ninguna de estas obras estaba catalogada. Pertenecían a los primeros pasos del pintor en París, hacia 1900, y llegan hasta el pintor cubista de los años treinta. Son apuntes, dibujos, acuarelas, collages, obras inéditas que los expertos valoran en cuarenta, sesenta o más millones de euros.
Ha sido un lampista, Pierre Le Guennec, quien se ha presentado con la maleta. Asegura el caballero que fue un regalo de la familia Picasso, pero la familia Picasso no le cree. Se ha dicho que estas obras pudieron ser robadas en alguna de las residencias de Picasso en la Costa Azul, donde el lampista hizo de manitas. El crimen habría prescrito, pero el lampista no quiere ni oír hablar del robo. Total, que entre una cosa y la otra los críticos de arte ponen cara de pasmo, el juez pone cara de susto y la policía se pregunta qué sucedió realmente hace sesenta años... y cómo probarlo.
Ha sido un lampista, Pierre Le Guennec, quien se ha presentado con la maleta. Asegura el caballero que fue un regalo de la familia Picasso, pero la familia Picasso no le cree. Se ha dicho que estas obras pudieron ser robadas en alguna de las residencias de Picasso en la Costa Azul, donde el lampista hizo de manitas. El crimen habría prescrito, pero el lampista no quiere ni oír hablar del robo. Total, que entre una cosa y la otra los críticos de arte ponen cara de pasmo, el juez pone cara de susto y la policía se pregunta qué sucedió realmente hace sesenta años... y cómo probarlo.
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