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Asesinos sin rostro


Asesinos sin rostro (Mördar atan ansike, 1991), de Henning Mankell es la primera aventura de Kurt Wallander, un policía sueco. El personaje ha tenido éxito, aunque no sea un lince en el arte de la deducción, como Holmes, o un elemento extremadamente violento y cínico, como el agente de la Continental. No, nada de eso. Wallander es un funcionario del cuerpo de policía sueco más bien desgraciado: se ha divorciado, se lleva mal con su hija, no se lleva mejor con su padre... No es precisamente la alegría de la huerta, pero sí que es un policía tenaz, que a veces tiene sus intuiciones, y que se enfrenta a crímenes horrendos con esfuerzo y honestidad. Casi podríamos decir que el mérito de Mankell es crear un policía que es una persona normal y corriente, aunque sueca.

Asesinos sin rostro la traducen Dea y Amanda M. Mansten, y la publica Tusquets, que tiene prácticamente toda la serie de Wallander en las librerías. Es de buen leer, distrae y se agradece.

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