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Il barone rampante


Il barone rampante (El barón rampante), de Italo Calvino, es una fábula maravillosa, un libro magnífico. Lo recomiendo con los ojos cerrados. Lo he leído en versión original, pero existen ediciones en español. ¡No se la pierdan!

Cuentan que Calvino, que había sido comunista, escribió Il barone rampante en 1957, después de la invasión de Hungría, desilusionado y triste. Algo de eso hay en el mensaje de la novela, o más bien, perdón, en su conclusión, aunque la historia tiene un fondo de poesía y belleza que resulta en sí mismo alegre. Es una lectura divertidísima.

Un buen día, Cosimo Piovasco di Rondò, de familia noble, por razones que no vienen al caso, decide subirse a un árbol y no volver a pisar el suelo lo que le reste de vida. Y así será, pues transcurre toda ella en las copas de los árboles, nogales, chopos, pinos, robles, encinas, olivares... Y en ese deambular arbóreo, Cosimo vivirá aventuras sin par. Conocerá a la banda de los ladrones de frutas, al bandolero bibliófilo, a la colonia de españoles exiliados en el bosque, vivirá un gran amor, defenderá la Revolución Francesa y se entrevistará con el emperador Napoleón Bonaparte. Y mucho más.

Calvino, como pocos, recupera el mito, la utopía, del buen salvaje y evoca la maravilla de la Ilustración, pero también las oportunidades perdidas, quizá añorando las utopías de la juventud que se desvanecen en la madurez.

Con la apariencia de fábula, un gran libro.

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