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Mecachis con el cronómetro y la Ley Electoral


Los periodistas y las televisiones privadas andan revueltos, y yo creo que no les falta razón. La nueva reforma de la Ley Electoral las obligará a informar sobre partidos y candidatos de manera estrictamente proporcional a su representación parlamentaria, y si organizan un debate a dos bandas, entre los candidatos principales, no se librarán de organizar otro con todos los demás candidatos. La duración de las entrevistas a los candidatos también tendrá que sujetarse al criterio de representación parlamentaria. Se quiere imponer la información enlatada por los partidos políticos (ellos mismos se filman a sí mismos y hacen llegar lo filmado a las televisiones) y se pretende, son palabras de la ley, neutralidad y proporcionalidad.

Las narices, se pretenden, y perdonen ustedes. Desde mi modesto y seguramente erróneo punto de vista, la libertad de prensa no entiende de cronómetros. Hay que distinguir muy bien, claramente, la opinión de la noticia (algo que no se hace con frecuencia, y tendría que hacerse), pero a partir de aquí, allá cada uno. Hay libertad de prensa o no la hay, he ahí la cuestión. Peor lo tienen los periodistas de las televisiones públicas, que tienen las manos atadas y un día tendrían que plantarse en serio, aunque lo tendrán difícil.

Existe otra medida cuanto menos curiosa de la reforma de esta ley. Quedarán prohibidas, durante el período electoral, las inauguraciones y las primeras piedras de tal o cual instalación. Pero (siempre hay un pero) nada ni nadie impide a un político que gobierna visitar las obras en curso o informe sobre ellas. Ahí queda eso.

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