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Otra vara de medir (I)


Me siento indignado, furioso. El Gobierno de la Generalidad de Cataluña está aplicándose seriamente, a fondo, en el desmantelamiento de la sanidad pública, los servicios sociales y la educación, que son, tendrían que ser, los objetivos fundamentales del Estado (sin olvidarnos de la administración de justicia). Lo demás son mandangas. El gobierno al que han sustituido lo hizo tan mal que no tendría que verse libre de responsabilidades, añado.

Pero no parece que nadie se lleve las manos a la cabeza. Nuestra prensa, en especial nuestra prensa, guarda un silencio que es pecado de omisión. La gente no sale a la calle para protestar, parece conformarse.

Si hubiera sido el PP el que hubiera castigado tan duramente nuestro sistema sanitario y nuestras escuelas, incluso si hubiera sido el PSOE, o cualquiera en Madrid, ya tendríamos en la calle al famoso millón de personas. Pero los catalanes utilizamos dos varas de medir. Cuando lo hacen mal ellos, no hay piedad; cuando lo hacemos mal nosotros, miramos hacia otra parte y nos sacamos de la manga algo que ellos hayan hecho contra nosotros. Porque nosotros, ah, nosotros todo lo hacemos bien, ¿verdad?

Pues ¿qué quieren que les diga? Lo que hacemos muy bien es hacerlo muy mal, en cuestiones sociales, especialmente, y desde hace varios gobiernos. Fíjense: si yo les digo que la línea política del gobierno del señor Mas es tan neocon y neoliberal como la política que defiende Aznar (recuerden: antiguo socio del actual partido en el gobierno), la gente pone cara de pocos amigos y exclama: Pero ¿qué dices? Pues, digo lo que he dicho. ¿Acaso no es verdad?

1 comentario:

  1. El gobierno de Mas es muchísimo más neocon que cualquiera de los gobiernos de Aznar, ¿o acaso recuerdas un ataque semejante a la Sanidad pública entre 1996 y 2004? Respecto a la Educación, de Aznar recuerdo que intentó homogeneizar conocimientos en toda España - especialmente de Historia - y la Ley de Calidad de la Enseñanza que se apresuraron a derogar los socialistas pues cometía el exceso de valorar especialmente el esfuerzo y la superación. ¡Qué osadía!

    Por cierto, siguiendo la (in)cultura imperante, aprovecho para tacharte de fascista por tu entrada

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