Páginas

Northwest Carbon, la empresa camellicida

Una gran parte de Australia es desértica o semidesértica. Durante años, muchos años, el dromedario ha sido una bestia imprescindible para la colonización y civilización de Australia. Como no había dromedarios en Australia, los importaron. Pero alguien inventó el automóvil y el aeroplano y de la noche al día, zas, el dromedario fue abandonado a su suerte. ¿Y qué hacen los dromedarios abandonados a su suerte? Pues ¿qué van a hacer? Se reproducen.

El asunto de los dromedarios se suma al de los conejos, las ovejas y los canguros, que también se han apuntado al carro. El paso del hombre blanco por Australia ha dejado tras de sí colonias de animales foráneos (y canguros aborígenes) que no hacen más que chingar todo el día.

(Paréntesis. Según la RAE, chingar es importunar, molestar. También, malsonante, practicar el coito. En este caso, chingar vale por una cosa y por la otra. Cerrar paréntesis.)

En éstas, se calcula que cada año nacen más de ochenta mil dromedarios salvajes australianos. La población camellera ya supera el millón doscientos y pico mil dromedarios y la plaga del rumiante afecta a una tercera parte del país.

La plaga, porque el bicho causa estragos. Los aborígenes acusan a los dromedarios de comerse las hierbas medicinales que ellos emplean en vez de la aspirina. Además, se hacen caca y pis en los manantiales. Los ambientalistas también se llevan las manos a la cabeza. Los camellos no tienen manías y devoran lo que se les pone por delante. A la que entran en un parque natural, lo dejan todo patas arriba. Los agricultores europeos, acusan a los camellos de zamparse ellos solitos cosechas enteras de cereales, frutas y verduras. En lo que va de año, han engullido ocho millones de euros de productos agrícolas. Además, se cargan molinos, cercas, depósitos, se comen el pienso del ganado, etcétera. Unos angelitos.

Las compañías de seguros tampoco ven con buenos ojos a los camélidos. Las manadas errantes de camellos australianos causan accidentes de automóvil e invaden las pistas de los aeródromos, y las indemnizaciones por colisión contra un camello ya superan los once millones de euros en lo que llevamos de año. Además, no hace falta que lo jure, una colisión con un camello puede ser muy grave.

¿Qué puede hacerse con el dromedario australiano? ¿Fumigarlo?

Quizás comérselo.

En 2008, los investigadores del Centro de Estudios sobre el Desierto (traduzco el nombre con cierta libertad) organizaron una barbacoa para los parlamentarios australianos y el personal de sus oficinas. ¿El plato principal? La chuleta de dromedario. La intención era promover la industria cárnica camellera. A decir de los gourmets, es una carne muy sabrosa, pero la idea no llevó a ninguna parte.

(Paréntesis. Lo de comerse a los canguros, en cambio... Todavía se recuerda en Sevilla a ése que vendió miles de colas de canguro haciéndolas pasar por rabo de toro. Cerrar paréntesis.)


A lo que íbamos. Este año, una sequía se ceba con Australia. Y los camellos, como cualquier hijo de vecino, salen a buscar agua donde sea. Pero cuidado con un camello sediento, porque puede beberse doscientos litros de agua en una sentada, en un pispás.

Hace unos días, seis mil camellos (repito: seis mil) invadieron el poblado de Kaltukatjara y destrozaron todo hasta dar con los tanques de agua de la población. Los vaciaron. A la que ven un pozo o un abrevadero, lo secan, literalmente. Su número y tamaño envalentona a las bestias, que ya se atreven con las ciudades. Las manadas de dromedarios irrumpen en los barrios residenciales. No son tontos: han aprendido a obtener el agua que acumulan los aparatos de aire acondicionado (hay que romper el aparato para echar un trago) y las piscinas son un dulce que no piensan desperdiciar. En algunos casos, son tantos los camellos que se precipitan a beber que algunos caen al agua y se ahogan. Imagínense el asunto: Charles, ven a ver, que tenemos un camello en la piscina. Pues, sí, querida, y parece que flota.

Hasta ahí podríamos llegar.

El gobierno australiano piensa tomar medidas. No se andan con chiquitas. Ha dispuesto varios helicópteros, unas docenas de agentes rurales, armas automáticas y munición. Los planes del gobierno son tirotear a todo camello que se les ponga por delante y matarlo. Con prisas. Abandonarán los cadáveres a su suerte e irán a por más. Quieren cargarse a cuatrocientos mil camellos, pero deprisa, porque el coste de la matanza costará un pastón al erario público.

Lo peor del asunto es que los expertos dicen que cuatrocientos mil camellos menos no son nada. En un par de años estaremos en las mismas, aseguran.

En este momento del debate surge la empresa Northwest Carbon y propone que le dejen hacer a ella. Northwest Carbon se dedica a comerciar con la reducción de las emisiones de carbono, que consigue, eso dice, gestionando más eficazmente el medio rural australiano.

Como todo el mundo sabe, los camellos se tiran pedos. El pedo es, básicamente, metano. El metano es un gas que provoca el efecto invernadero. Fíjense que una molécula de metano provoca el mismo efecto invernadero que veinticinco de dióxido de carbono. Hagan las cuentas, porque un camello pee, de media, cuarenta y cinco kilogramos de metano al año. Los pedos del camello salvaje australiano suman unas emisiones de efecto invernadero equivalentes a las de 300.000 automóviles que recorran 20.000 km al año.

Northwest Carbon propone el exterminio puro y duro del camello salvaje australiano. Cuenta con helicópteros, vehículos todo-terreno, armas y cuentan con los datos del Proyecto para el Control de Camellos Salvajes en Australia, una organización del gobierno que quiere controlar las manadas de dromedarios por satélite (CamelScan). Northwest Carbon se compromete al camellicidio más brutal de la historia a cambio de poder comerciar con el ahorro de toneladas equivalentes de dióxido de carbono procedentes de los pedos de los camellos y procesar su carne para alimentar perros, gatos y animales de granja.

Parece... ¿inverosímil? Pues sepan que el gobierno australiano está evaluando seriamente la propuesta de Northwest Carbon, para incluirla en el plan nacional para la reducción de gases contaminantes del sector agrícola, plan que obedece a los compromisos de Australia sobre la limitación de gases causantes del cambio climático.

Piensen un poco y verán que hay gato encerrado. Calculen, si no, cuánto metano peen las hormigas australianas... y nadie habla de exterminarlas.

1 comentario:

  1. YO SOY DE LA IDEA DE REALIZAR UNA CAMPAÑA PARA QUE LOS VETERINARIOS VOLUNTARIOS LOS VACUNES PARA QUE YA NO TENGAN CRIAS, PERO QUE LOS MATEN " NO " CON QUE DERECHO, ASI EMPIEZAN LUEGO SEGUIRAN LOS ELEFANTES,OSOS,JIRAFAS,
    EL carbón – una causa principal del calentamiento global.
    EL CARBÓN CONTAMINA

    •Las plantas a carbón emiten contaminación que causa el calentamiento global
    •Las explotaciones mineras son responsables por la devastación del paisaje
    •La explotación minera de carbón produce contaminación del agua
    •Las plantas a carbón emiten mercurio y hollín peligroso
    AHORA A QUIEN DEBEMOS DESAPARECER?

    ResponderEliminar