Y yo qué sé cómo se escribe Abu Dabi. Lo escribo como suena y me ahorro poner haches aquí o allá. ¿Me equivoco? A conciencia, lo siento. Pero superado el obstáculo ortográfico, el gran premio de Abu Dabi estuvo la mar de bien, porque fue una de esas carreras donde la estrategia cuenta mucho, pero no menos que la pericia de los pilotos, que protagonizaron adelantamientos muy espectaculares.
La sorpresa, porque hubo sorpresa, es que Vettel pinchó la rueda trasera derecha de su Red Bull en un pispás. No duró ni dos curvas y se fue contra la valla. Llegó al box como pudo y los mecánicos dieron el bólido por irreparable ahí mismo. Hamilton, pues, se lanzó hacia la primera posición y Alonso, de Ferrari, le fue detrás todo el tiempo, logrando una segunda posición que tiene mucho mérito. El otro Ferrari, el de Massa, cuarto. En fin, ¡menos da una piedra!
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