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Promoción oficial de la corrupción sanitaria

Nos ha pasado a nosotros, a mi familia, quiero decir, y tengo amigos que han pasado por lo mismo. Lo he visto con mis propios ojos. Uno va al médico de la Seguridad Social. Se le diagnostica una enfermedad o un traumatismo, que tiene que ser resuelto en el quirófano. El médico del seguro explica que la lista de espera va para meses, incluso años.

Entonces va el médico y suelta que él también tiene un consultorio propio (privado) y que si usted acude a él (pagando, evidentemente), le resuelve la operación en un mes, en un pispás. Le pregunta a uno si tiene una mútua o si prefiere apoquinar de su propio bolsillo.

Uno tiene... tenía dos opciones. La primera, pagar y callar, para resolver el asunto de su salud lo antes posible. La segunda, preguntarle al médico quién se ha creído que es y montar una escandalera, con denuncia incluida. Podemos comprender que uno opte por la primera opción; parece la más razonable en vista del dolor crónico o las molestias que tendrá que soportar uno durante los meses de espera, interminables; pero también es la que se inclina ante la corrupción en el seno de la sanidad pública, y la que certifica la distancia que separa a ricos y pobres en nuestro sistema sanitario. Porque, si uno no tiene dinero para pagarle al médico...

Lo correcto es preguntarle al médico quién se ha creído que es y cantarle las cuarenta. Así estuvimos en casa, esperando durante meses. Altos de moral, pero jodidos.

Ahora... En fin, estoy echando chispas.

En vez de combatir esta corrupción del sistema sanitario, don Baudilio (a. Bío Ruiz) y sus secuaces están promoviéndola. Sí, señores, promoviéndola. Pudriendo lo poco decente de este país.

Señor paciente, dice el médico, tiene usted dos opciones: una espera que se alargará durante meses, dolosa y lamentable, o pagarme tantos euros y ya le arreglaré yo el asunto en pocos días. Es exactamente esta extorsión la que don Baudilio quiere extender a todos los hospitales, no nos engañemos.

El quirófano y el equipo que utilizará el médico será el quirófano y el equipo... ¡de un hospital público! La mútua de usted no sólo hará negocio a costa del mal funcionamiento de la sanidad pública, sino que se ahorrará invertir en instalaciones e infraestructuras sanitarias, porque ahora tiene la oportunidad de alquilar los quirófanos que don Baudilio ha mandado cerrar. El alquiler será más económico que invertir en un hospital propio. Mejor que el hospital lo pague otro.

En El País denuncian que el hospital de La Seu d’Urgell, en Lérida, se ha visto obligado a cerrar quirófanos, suspender operaciones y alargar listas de espera, el horror de todos los días. Pero el quirófano no cierra, propiamente, sino que es alquilado a las mútuas sanitarias privadas. Tanto es así que algunos médicos del hospital de La Seu d’Urgell captan a sus pacientes en la consulta pública y los operan en las instalaciones públicas... a cambio de un estipendio.

Esto va más allá de un dilema moral de un enfermo o un médico, que se plantean si pagar o cobrar ante una enfermedad. Esto es ya escandaloso.

Usted es muy libre de pagar una mútua, si se goza con ello. Usted es muy libre de ofrecer servicios sanitarios de pago, si está dispuesto a invertir en el negocio, el personal y las instalaciones. Tiene todo el derecho del mundo de ser o hacerse rico. Ahora bien, usted roza lo deleznable si incrementa los beneficios de su negocio sanitario ahorrándose la formación del personal, la búsqueda de clientes, las pruebas diagnósticas, la amortización de las instalaciones, etcétera, porque de eso ya se ocupa el sistema sanitario público. Si ése fuera el caso, usted incrementa sus beneficios a costa del sufrimiento de los demás y de los impuestos que pagamos todos, incluso aquéllos que no pueden pagarle. Será usted un miserable, y quien se lo permite, también.

El resultado es una sanidad para ricos, subvencionada, y una sanidad para pobres, privada de los recursos que dedican a los ricos, que tienen prioridad. Y nadie dice nada, nadie se queja, a todo el mundo le parece bien...

¡Es una vergüenza! ¡Qué mierda de país éste que me ha tocado en suerte!

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