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El gramófono de bolsillo


La casualidad me obsequia con hallazgos maravillosos e imprevistos. Uno de ellos, el gramófono de bolsillo.

Hoy en día, la electrónica permite grabar música en formato digital y llevar unos cuantos millones de canciones (que no podremos escuchar enteras ni en toda nuestra vida) en un chip pequeñito, que cabe en cualquier parte: en el teléfono, en la pluma, en un reloj. Pero ¿qué hay de los tiempos en los que eso no era posible? ¿Cómo llevar la música consigo sin ocupar demasiado?

Ni que decir tiene que las gramolas portátiles y los gramófonos de viaje se pusieron de moda juntamente con las excursiones en automóvil. Así, en los años veinte comenzaron a verse aparatos pequeños y muy ingeniosos, que eran como los gramófonos de mesa, pero comprimidos en un pequeño estuche. Todos funcionaban con discos de 78 rpm.

Podríamos mencionar muchos de estos aparatos: el Pet o Phone, un veterano de 1910 de tamaño muy reducido; el Phonophonette, de 1925, que venía en una maletita del tamaño de un necessaire, muy cuco y muy francés; el Polly Portable, más yanqui que la música de jazz; el Peter Pan, inglés; los alemanes patentaron el Gramola, de donde viene la palabra, que era grande y cuadrado, pero sólido; y a partir de aquí vamos hacia modelos de viaje más grandes, del tamaño de un maletín, como el Telefunken Lido, o tantos modelos de Paillard, Edison-Bell, Decca, Beltona...

Sin embargo, se lleva la palma el Mikiphone, un auténtico gramófono de bolsillo. El Mikiphone fue patentado por los hermanos Vadász en 1924 y en España, qué castizos que somos, se conoció como la Quesera, por su forma de queso.

El Mikiphone fue el gramófono de bolsillo más pequeño del mundo; era, realmente, de bolsillo. Plegado, ocupaba lo que un reloj o un despertador pequeñito. Media 11,5 cm de diámetro y 4,7 cm de grueso, en su estuche. Pero admitía discos de hasta 25 cm de diámetro, lo que no estaba nada mal. Nicolas y Etienne Vadász, húngaros, llegaron a un acuerdo con Paillard & Cie (de Sainte-Croix, Suiza) para que fabricara el aparatito. Paillard fabricó más de 100.000 Mikiphones, quizá llegaran a fabricarse 180.000, todos en Suiza, hasta 1927.

La mecánica del Mikiphone era admirablemente buena, y funcionaba muy bien, considerando que no tenía pilas, que iba a cuerda. El amplificador es un cilindro de baquelita, directamente fijado al reproductor. Aunque es un aparato en esencia sencillo, montarlo requiere práctica.

Cuentan que el Mikiphone debe su nombre al ratoncito Mickey, el famoso dibujo animado de Walt Disney, que nació también por aquel entonces. La leyenda afirma que el Mikiphone abierto se parece al célebre ratón, con el amplificador haciendo las veces de oreja. Pero la verdad es más prosaica, es casualidad, el minigramófono no tiene nada que ver con el ratoncito.

Ahora bien, cuidado. No hay que confundir el Mikiphone con el Mikki Phone (alguno escribe Mikky Phone), que comenzó a fabricarse en Osaka, Japón, en 1930 y que copió el nombre de los húngaros sin hacer ascos. El Mikki Phone fue un aparato realmente admirable y de mejor calidad, pero más grande. Sin embargo, ésta es otra historia.

 

2 comentarios:

  1. Luis soy de la ciudad de mar del plata, buenos aires, argentina, gracias a tus comentarios busque y compre un gramafono peter pan y estoy a punto de comprar gramafono nirona, te agradezco mucho tus datos.saludos desde argentina.
    Atte.schmidt cristian.

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    1. Gracias por leer mis artículos. Disfruta de tus gramófonos.

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