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Las cuentas catalanas (grosso modo)


-I-

La siguiente información es de libre acceso al público en los sitios web tanto del Gobierno de la Generalidad de Cataluña como del Gobierno de España o la Unión Europea. Redondearé los números, porque no interesa tanto el detalle como el orden de magnitud.

-II-

En 2012, el presupuesto de la Generalidad de Cataluña es superior a los 29.700 millones de euros. Su deuda asciende a 42.000 millones de euros, dos veces y media la media de deuda autonómica por habitante en España.

El mismo año, el presupuesto de los ayuntamientos catalanes suma más de 9.800 millones de euros, el de los Consells Comarcals, más de 600 millones de euros y el de las cuatro diputaciones catalanas, más de 1.100 millones de euros.

Ahora viene la parte que engendra tantas discusiones y se ha convertido en un tópico. Según el Gobierno de la Generalidad de Cataluña (y el de España), las llamadas inversiones reales de la Administración del Estado en Cataluña suman 3.625 millones de euros.

¡Cuidado con el término inversiones reales! Sin ir más lejos, las inversiones reales de la Generalidad de Cataluña son apenas un poco mayores. Además, no se incluyen en esta partida asuntos como las pensiones de jubilación o los sueldos de funcionarios, entre muchas otras cosas.

Es decir, lo que gasta la Administración de Estado en Cataluña es más que 3.265 millones de euros; del orden de tres o cuatro veces más, según lo que se cuente. Digo según porque existen muchas maneras de calcular ese gasto en Cataluña (o en cualquier otra Comunidad Autónoma) y de ahí tantas versiones sobre el mal llamado déficit fiscal (que tendría que llamarse déficit autonómico o algo parecido).

La primera estimación de cálculo ya la hemos dicho: sólo cuenta las inversiones reales, que no incluyen muchos gastos propios del Estado en Cataluña (pensiones, subvenciones, salarios, etc.). No es fácil estimar qué parte de los gastos de Exteriores, Defensa, Cultura, etc., corresponden a Cataluña; existen muchas formas de repartir el gasto. No les cuento nada de los costes financieros del Estado, ni de las balanzas comerciales. No me extenderé, porque queda claro el percal. Es un asunto del que se habla normalmente sin rigor, confundiendo churras con merinas, y con demasiada frivolidad.

-III-

¿De dónde sale tanto dinero? De lo que pagamos y de lo que nos prestan.

Los tributos que pagan los catalanes suman más de 28.000 millones de euros en impuestos nacionales (IRPF, IVA, etc.), más las cotizaciones sociales, que son casi 29.000 millones de euros. Además, los catalanes pagamos más de 9.000 millones de euros en otros impuestos (municipales, básicamente), y el total de impuestos (de todos los impuestos) más cotizaciones suponen un 40% de la renta familiar disponible, o un 20% del PIB catalán (no llega).

Los tributos suelen ser proporcionales a la renta, y he aquí la primera sorpresa. Como la renta de los catalanes es un 21,8% superior a la media española, resulta que los catalanes pagamos un 10% menos de impuestos de lo que nos correspondería pagar por nuestro nivel de renta.

Eso sin contar con el fraude fiscal en Cataluña, el más alto de España, que se estima en más de 20.000 millones de euros. De estos 20.000 millones, entre 3.000 y 5.000 millones corresponden a la economía sumergida, a los trapicheos del lampista o a los trabajos bajo mano; el resto corresponde al fraude fiscal de las rentas superiores a los 200.000 euros al año, y ya sabemos quiénes son.

-IV-

La cuestión no es si pagamos más o menos, porque cada uno de nosotros paga según su nivel de renta o consumo. Ya saben: no paga Cataluña, sino los catalanes. Algunos de ellos, no todos, como ya hemos visto. Los más pobres son los que pagan más, en números absolutos y relativos; los más ricos, los que pagan menos. ¿No tendría que ser al revés? Piensen en ello.

En gasto público por habitante, Cataluña recibe aproximadamente la media española. En los últimos diez años, el gasto público por habitante en Cataluña se ha movido entre el 98 y el 105% de la media de gasto público por habitante en España. Pero nuestro gasto en servicios sociales, sanidad o educación públicas son apenas el 80% de la media española, y eso que dependen exclusivamente de la Generalidad de Cataluña, que parece tener otras prioridades de gasto. Éste es un dato a tener en cuenta a la hora de justificar que recibimos lo justo o demasiado poco.

Si se repartiera equitativamente el gasto público por habitante a todos los españoles, el gasto público en Cataluña sería el mismo que ahora. Más o menos, el 17% del total español, puesto que los catalanes sumamos el 17% de la población española.

-V-

Con los presupuestos del Estado en la mano, se deduce que las administraciones públicas (todas) tendrían que gastar en Cataluña alrededor de 62.000 millones de euros al año, más lo que los ayuntamientos y el Gobierno de la Generalidad de Cataluña recaudasen por su cuenta, que se supone que gastan en Cataluña (no siempre es así).

En resumen, la Generalidad de Cataluña y los ayuntamientos catalanes administran unas tres cuartas partes de todo el dinero que pagan los catalanes mediante tasas, impuestos, contribuciones y demás. El resto, unos 20.000 millones, es lo que tendría que gastarse el Estado si gastara lo mismo en cada español.

Pero el Estado no obra así. Entendiendo que el sistema fiscal sirve como un mecanismo de redistribución de la riqueza, procura más oportunidades para los que menos tienen. Por eso los ricos tendrían que pagar más impuestos que los pobres y recibir menos a cambio; los servicios sociales, la sanidad o la educación públicas sirven más a los pobres que a los ricos (que ya se las apañan ellos solitos), y es así para que todos, ricos y pobres, tengan (es la idea) las mismas oportunidades en su vida. Tanto la Economía como la Ética señalan que más igualdad de oportunidades implica más riqueza y bienestar para todos los implicados, ricos o pobres.

Tiene que quedar muy claro este punto. Si no está de acuerdo con el principio de la redistribución de la riqueza, está usted de acuerdo con quien solicita la independencia fiscal de las Comunidades Autónomas. Sólo la extrema derecha económica defenderá que quien más tenga decida él mismo qué pagar a los que tienen menos.

-VI-

Hablábamos de 20.000 millones... Si contamos solamente las inversiones reales antes mencionadas, surge la cifra que da por buena el primo de Zumosol, a. Oriol Pujol Ferrusola, 45 millones de euros cada día que se van y no vuelven. El gran robo, claman voces indignadas a la par que ignorantes (o simplemente mentirosas).

Ahora bien, esos 45 millones al día son la cifra máxima de todos los cálculos posibles. La realidad es que es menos que eso. ¿Acaso no hay pensionistas catalanes?

El propio conseller Mas-Colell tuvo que reconocer en el Parlamento que según el método contable empleado durante los diez últimos años, el déficit fiscal no pasa de dos millones de euros al día en 2010 y 2011. En 2012, hasta sería posible hablar de superávit fiscal, puesto que el Gobierno de España ha proporcionado varias veces liquidez al Gobierno de la Generalidad de Cataluña para que pueda afrontar sus gastos, adelantando pagos, etc.

Esto se dijo en voz muy bajita y con la boca pequeña porque era contrario a la tésis del Gobierno de los Mejores. El Departamento de Economía y Conocimiento tuvo que rectificar su informe sobre el déficit fiscal e incluir este otro cálculo a instancias del Parlamento de Cataluña, que niega ese déficit autonómico de 45 millones al día. No se ha vuelto a saber del informe rectificado, que ha desaparecido en el cielo de los justos.

-Resumen-

En pocas palabras:

Cualquier cifra entre 2 y 45 millones de euros al día, déficit fiscal de Cataluña; i.e., lo que tendría que gastar el Estado en Cataluña y no gasta, si tuviera que gastar aquí todo lo que recauda aquí y no proceder a una redistribución de la riqueza.

Cualquier cifra entre 2 y 35 millones de euros al día, lo que gasta el Estado en Cataluña.

Las dos cifras anteriores se escogen según la afinidad política de cada uno y sin buscar la coherencia de los métodos contables. La cifra más próxima a la realidad deberá moverse alrededor de los 15 millones de euros al día que el Estado prefiere gastar en otra parte, más necesitada, y no en Cataluña.

La cuestión es, sin duda, si eso es justo o es demasiado. ¿El Gobierno de España tendría que gastar más en Cataluña? Quizás, sí, nadie dice que no. Pero, desde luego, no puede hablarse del robo que sugiere el primo de Zumosol en sus discursos, que son ejemplo de populismo y falta de rigor contable. El primo de Zumosol miente o dice mentiras. A las cifras me remito.

55 millones de euros al día, fraude fiscal en Cataluña. Más de 40 millones al día si se refiere al fraude fiscal de las rentas más altas de Cataluña.

17 millones de euros al día, lo que se ahorran de pagar los catalanes por pagar menos impuestos de los que corresponden a su nivel de renta.

81 millones de euros al día, lo que gasta la Generalidad de Cataluña.

23 millones de euros al día, lo que se ha endeudado la Generalidad de Cataluña los últimos cinco años.

27 millones de euros al día, lo que gastan los ayuntamientos catalanes.

Etc.

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