¿Qué puede hacerse contra la corrupción política? Muchas cosas, y una de ellas es poner las cosas difíciles a corruptos y corruptores. Cuanto más transparente sea cualquier proceso político, más difícil sera robar.
La organización Transparencia Internacional (España) estudia la información sobre la Administración Pública accesible al ciudadano. Esta organización ha elaborado índices de transparencia que van de 0 a 100. Una buena nota en transparencia no implica ni una buena gestión ni buenos resultados; sólo nos dice que el público (si quiere) está informado de todo lo que sucede.
Prueba de lo que he dicho es que, en 2010, el Ayuntamiento de Sabadell se llevó la máxima puntuación de transparencia (¡100!); en 2012, el caso Mercurio ha puesto de manifiesto cuánta corrupción, cuánta, había en la ciudad, y que si uno quiere robar, roba.
Por Comunidades Autónomas, Galicia es la séptima más transparente; Baleares, la novena; Cataluña la décima y Valencia, la décimoquinta. Recuerden el número de políticos imputados en casos de corrupción por comunidad; el orden era Baleares, Valencia, Cataluña y Galicia.
Tanto escándalo en estas comunidades ha obligado a tomar medidas. Baleares mejora su índice de transparencia entre 2010 y 2012 en un 27,5%; Valencia, en un 7,5%; Galicia, en un 2,5%. En éstas, ¡Cataluña empeora su transparencia un 3,7%! En 2010, Cataluña era la cuarta Comunidad Autónoma más transparente; en 2012, la décima (la undécima en relación con la transparencia de contratos y concursos públicos). Está en la zona media, ni muy bien ni muy mal, tirando a más mal que bien y empeora a ojos vista.
En dos años del Gobierno de los Mejores, ha empeorado su índice de transparencia casi un 4% mientras la media española ha mejorado un 8,4% y ya supera la nota de Cataluña. En tan breve plazo hemos pasado de ser ejemplo para el resto de España a ser nosotros los que tendríamos que tomar ejemplo de los demás.
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