Para construir la iglesia de la Santa Cruz se trajo el suelo de Jerusalén, que no es poco suelo.
Otra iglesia notable en Roma por la cantidad de reliquias de la Pasión que guarda es la iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén (Chiesa della Santa Croce in Gerusalemme). Se hizo a propósito para exhibir toda clase de recuerdos, comenzando por el suelo, que se trajo tierra de Jerusalén para pavimentar y cimentar la iglesia y de ahí su nombre, porque se levantó sobre Jerusalén, aunque esté en Roma.
Como el nombre de la iglesia indica, aquí se venera una parte de la Vera Cruz, el instrumento del martirio del Cristo, y también la cruz en la que se martirizó a uno de los dos ladrones (¿cuál de los dos?). Con las cruces, más reliquias. Por ejemplo, la esponja que se empapó en vinagre para dar de beber al Cristo (pero ¿no estaba en San Juan de Letrán? ¿No guardan otra en Santa Maria del Trastévere, también en Roma?).
También se venera la Corona de Espinas, pero ésta también se había venerado en la Sainte Chapelle de París hasta que desapareció durante la Revolución Francesa. Es decir, que hubo dos a la vez (¿milagro?). Además, cuidado con las espinas: sólo en Roma, se veneran públicamente veinte espinas; en el Escorial hay once; en Barcelona, un puñado (¿seis?) y en Montserrat, dos más. Y las que me dejo por el camino. Espinas hay para dar y repartir.
También se venera en la iglesia de la Santa Cruz el letrero I.N.R.I. (excepto algún pedacito, que se exhibe y venera en otras iglesias de Roma) y una de las monedas con que pagaron a Judas, el Traidor. ¡Qué no se me olvide! También el dedo que el santo patrón de los escépticos, Santo Tomás, metió en la Llaga del Cristo para comprobar que realmente era Él y no el resultado de una intoxicación etílica.
Tan abundantes como las Espinas son los Clavos de Cristo. La polémica está servida. En la iglesia de la Santa Cruz se conservan dos, de los seis que se veneran en Roma, pero hay que añadir los de Monza, Milán y Siena, sin salir de Italia. Aparte de estos nueve clavos italianos, hay que sumar los tres con los que se forjó la Corona de Francia y alguno más. En España, por ejemplo, la campana de no sé qué monasterio se forjó echando uno de estos clavos en el metal fundido. Cristo murió clavado en la Cruz, se da por seguro.
He mencionado la Escalera Santa, al lado de San Juan de Letrán, en la piazza di San Giovanni Laterano. La escalera venerada está en la iglesia de San Lorenzo in Palatio ad Sancta Sanctorum, y ya es hora de hablar del Sancta Sanctorum.
El Sancta Sanctorum, que guardó durante siglos las reliquias más sagradas del catolicismo.
Es una pequeña capilla a la que se llega a través de la Escalera Santa y sólo el Santo Padre puede oficiar misa en esta capilla, nadie más. El lugar imita el lugar donde se guardaba el Arca de la Alianza en el Templo de Salomón y guarda(ba) las reliquias más santas entre las santas (de ahí Sancta Sanctorum). Fue, durante siglos, el rincón más sagrado de Roma, la más apabullante colección de reliquias de la Ciudad.
Se acumularon tantas reliquias en un espacio tan pequeño que al final se trasladaron (casi) todas al Vaticano. Sólo resta in situ un cuadro de Jesús Redentor llamado acheropita. Es una palabra griega que significa que el cuadro no ha sido pintado por mano humana, aunque los pintores insinúan que fue su patrón, San Lucas, quien pintó la imagen, con el auxilio de un ángel. Fuera quien fuera el pintor, se cree que es una imagen bizantina del siglo VIII.
Algunas de las reliquias del Sancta Sanctorum se han perdido, pero la lista es impresionante: el Santo Prepucio del Niño Jesús, las Sandalias del Cristo, la Santa Silla en la que Él se sentó durante la Última Cena (y les prometo que es verdad que en otra iglesia italiana se conserva la Santa Huella que dejó el culo de Jesús en un asiento, pero no en Roma), el Bastón con el que Le golpearon en la cabeza coronada de espinas, la Santa Caña que sujetó la Santa Esponja (¿la de San Juan de Letrán o la de la Santa Cruz en Jerusalén?), algunas lentejas que formaban parte del menú de la Última Cena (no es broma, pues la tradición habla de las Trece Lentejas, una para cada apóstol más la del Cristo), además de un macabro recuerdo de San Pedro y San Pablo: sus cabezas.
En lugares menos santos que éstos, finalmente, pueden contemplarse algunas de las reliquias más curiosas de Roma. Hablo de los museos, que custodian relicarios magníficos. Uno, por ejemplo, guarda dentro de sí un pelo de la cola del asno que llevó en sus lomos a Jesús cuando entró en Jerusalén la mañana del Jueves Santo y otro que conserva algunas lentejas y migas de pan de la Última Cena, las que no se llevaron al Sancta Santorum.
¡Yo que creía conocer Roma...!
TODO LO QUE AQUI PUBLICAS ES SOLO TU "SANTA OPINION"...POR QUE MUY POCAS PERSONAS LO PODRAN COMPROBAR...YO A MIS 60 AÑOS ACABO DE VISITAR ROMA POR PRIMERA VEZ Y SOLO ESCUCHAR AL PAPA FRANCISCO... ME SIENTO MUY RECONFORTADA EN MI FE...QUE PENA POR TI QUE NO SABES SENTIR ESO...TE CUENTO ADEMÁS QUE EL PAPA EN SU ORACION DEL DOMINGO PIDIÓ UN DIA DE AYUNO COMO SACRIFICIO POR LOS CAIDOS EN SIRIA...OJALÁ QUE ASI COMO HACES UN RECORRIDO JOCOSO DE LAS RELIQUIAS IRIAS A SIRIA Y NOS CONTARIAS CON LUJO DE DETALLES DE DONDE PONEN EL CULO LOS QUE MUEREN...SOBRE TODO LOS NIÑOS...QUE SI SON PREOCUPACIÓN DEL PAPA ...YO POR LO MENOS HARÉ EL AYUNO ...POR SI SIRVE DE ALGO ...TOTAL ESO NO ME MATARÁ A TI SI TE MATARÁ TU ESCEPTICISMO...QUE PENA! NO VOLVERE MAS A TU PÁGINA Y SE LO RECOMENDARÉ A MIS CONOCIDOS QUE NO LO HAGAN...
ResponderEliminarSeñora anónima,
ResponderEliminarMe apena mucho, muchísimo, leer lo que ha escrito. En primer lugar, porque me desea mal. En segundo lugar, porque juzga desde la ignorancia. Cree usted que no me conmueve la suerte de los niños en una guerra, que no siento dolor ante la injusticia o que no respeto la fe de los demás. Ah, cuánto se equivoca. No me conoce.
Un dicho dice: "Si no quieres que se rían de tus ideas, no tengas ideas ridículas". Con todo, procuro no reírme de la fe de nadie. De las reliquias, en cambio, uno puede reírse a discreción.
De ahí que los Padres de la Iglesia alertaran varias veces sobre el culto basado en relicarios. Inútilmente. De ahí por qué Lutero y los grandes teólogos protestantes estuvieron sobrados de razones o ejemplos para atacar a Roma.
La fiebre de las reliquias fue típicamente medieval e interpretable en clave política (véanse las reliquias carolingias) o económica (su comercio y su auge durante la era de las catedrales). También, como he dicho, fue una de las causas que provocó la rebelión de los protestantes y quizá por ello tuvo un resurgimiento durante la Contrarreforma.
Todas y cada una de las reliquias mencionadas existe (o existió y se ha perdido). El recorrido por las reliquias de Roma está muy documentado. Las más de las veces, con documentos procedentes de organizaciones católicas o de la misma Iglesia. Muchas de las reliquias que cito las he podido ver con mis propios ojos y otras espero verlas cuando vuelva a Roma, pues pienso volver. Existen varias guías de las iglesias de Roma donde mencionan algunas de ellas.
Comprendo que no tenga sentido del humor y este hecho sumado a su vivencia religiosa puede haberla exasperado, pero no era ni es mi intención ofender a nadie. Todas y cada una de las reliquias mencionadas existe (o existió y se ha perdido).
Siento por el tema de las reliquias una gran curiosidad, tanto histórica como psicológica, pues nos muestra hasta qué punto la credulidad nos puede. La credulidad, señora, no la fe.
Una última observación. He estado a punto de borrar su comentario. Se considera grosero y de mala educación un comentario escrito todo él en letras mayúsculas. Es equivalente a un gritar, pudiendo hablar. "El cuaderno de Luis" acepta que sus lectores opinen diferente, hasta que discrepen abierta y totalmente de lo escrito, con fuerza, pero no tolera la mala educación. Con todo, he preferido conservar su queja, al considerarla sincera y muy ilustrativa.
Estimado Sr, entiendo que el comentario anterior le puede haber resultado agresivo, pero en parte entiendo a la Sra, usted esta haciendo comentarios sobre la fe y la fe no se discute, se acepta o se rechaza, pero no se discute. Es cierto que la autenticidad de muchas de las reliquias es objetable, pero a los que creemos lo que nos importa es lo que representan.
ResponderEliminarTengo la suerte ve venir a Roma seguido y cada vez que vengo recorro las iglesias y disfruto de las reliquias: la cuna de Cristo en Santa Maria Maggiore, la columna de la Flagelación en Santa Prasedde, las cadenas de San Pedro en San Pietro in Vincoli, las cadenas de San Pablo en San Pablo Extramuros, la cabeza de San Juan Bautista en San Silvestre, parte de la Vera Cruz, un clavo y 2 espinas en Santa Croce en Gerusaleme, por citar algunas.
Además, tal vez seria bueno que venga en persona a verlas y a corroborar lo que usted dice y no utilizar solamente las fuentes de internet.
Yo no le deseo el mal, simplemente deseo que algún día Dios le abra el corazón y le permita entender que lo que para muchos es mentira para otros es cuestión de fe.
Los milagros existen y son cuestión de Dios no la web.
Me llamo José Luis Marginet Campos, no soy anónimo.
Estimado Luis, mañana iré a San Marcelo para ver si la columna existe.
ResponderEliminarSr. Marginet,
ResponderEliminarLas he visto, las que usted cita y alguna más (la cabeza del Bautista, no, lástima). También he visto un brazo de la Virgen María, una oreja de Isaac y el himen de Santa Úrsula, en Italia, y he tocado el tocón del árbol que se cortó para hacer la cruz que martirizó al Cristo, en un convento ortodoxo de Jerusalén. He visto dos (dos) sudarios de Cristo, que no son los de Turín, y tres (tres) verónicas. Etcétera.
No me limito a las reliquias cristianas. He podido ver la huella de la mano de Mahoma en tres o cuatro lugares y la que dejó su pie cuando ascendió al Cielo en cuerpo y alma, por ejemplo.
Ya que está en Roma, le recomiendo visitar la cárcel de Pedro, justo encima del Foro. Es un lugar desconocido, al aire libre, en medio de un bello parque, donde se conservan los muros de la que (es posible que) fuera la cárcel donde estuvo preso San Pedro. Mucha gente no sabe ni que existe el lugar, pero es un oasis de paz y regocijo.
No confunda: no discuto ninguna fe ni me burlo de ella, aunque algunas personas no tengan sentido del humor. La fe no tiene nada que ver con las reliquias ni puede fundarse en ellas. Las reliquias, dice la Iglesia, son un instrumento. También fueron un negocio, y son un fenómeno en sí mismas, que me fascina. Pero, puestos a emocionarse, encuentro más razones para sentirse apabullado en la "Crucifixión de Pedro" de Caravaggio (Santa Maria del Popolo) que no ante un presunto dedo índice de San Bautista (llevo tres en mi lista, vistos en persona).
Estimado Luis, coincido contigo en tu posición: el cuadro de la Crucifixión de San Pedro en Sana María del Popolo emociona, asi como el ángel que esta en la tumba de Gregorio XV en San Ignazio, pero hay algo que produce una sensación diferente, y el estar en contacto visual con algo que fue de la época, y esto no tiene precio. La diferencia es que la pintura de Carabaggio se siente con el cuerpo y el ver un pedazo de la Vera Cruz se siente con el alma.
ResponderEliminarPuede ser que no sean todas autenticas, pero lo que si es autentico es lo que representan, es el recuerdo vivo de que en períodos difíciles hubo gente que no tuvo miedo en mostrar lo que creía. Eso es lo importante, el ejemplo.
No se si el himen de Santa Úrsula, el suspiro de San Jose, la santa huella, y tantas otras sean verdaderas, lo importante es que nos permiten seguir creyendo en Dios.
Podría responderle ¡Todo se siente con el cuerpo!, pero no lo haré. Sólo diré que la emoción que procede del cuadro de Caravaggio no es diferente de la que pueda sentir contemplando la Vera Cruz. Si usted es creyente, sabrá apreciar la búsqueda de la verdad en el pintor; si no lo es, contemplará, además, una más que admirable obra de arte.
EliminarA propósito Luis, hoy fui a San Marecllo al Corso y no vi la columna donde cantó el gallo.
ResponderEliminarFui a Santa Maria in Aracoeli y vi la supuesta columna del templo que Augusto hizo edificar en honor a la visión del niño en brazos de una virgen
Una bellísima iglesia, edificada sobre un templo pagano. Seguramente, habrá visto las imágenes de las Sibilas, augures que predijeron a Cristo entre los romanos. Miguel Ángel las pintó en la Capilla Sixtina. Son una leyenda tardomedieval y renacentista, pues no se concebía que el modelo clásico no se hubiera visto influenciado por el Cristo de ninguna manera.
ResponderEliminarLo que es verdaderamente lamentable es que La Iglesia se haya olvidado de "no mentirás" y ande exhibiendo "el suspiro de San José" o "el estornudo del Espíritu Santo". ¿Estornudan las palomas? Jamás se ha descrito al Espíritu Santo en forma humana, para estornudar. El evangelio de San Juan menciona que Jesús tenía llagas en las manos, por los clavos. Tenía dos manos, y hoy hay treinta clavos "originales". Por cierto, a mí no me importa que me lancen una maldición gitana.
ResponderEliminarQue bloc mas erroneo y sarcastico! Concuerdo con los que creemes en la Fe Catolica! ♥ porque los que mas buscab errores son los que mas estan equivocados ;)
ResponderEliminarNo busco errores, busco poesía.
EliminarBuena reseña. No entiendo las críticas de los lectores. El tema de las reliquias no se lo cree ni la propia iglesia católica.
ResponderEliminarGracias. Es un tema fascinante.
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