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La edad del universo


El Planck, el satélite de la ESA.

Si uno escucha lo que nos tiene que decir el universo, oirá muchas cosas. Una de ellas, un murmullo molesto que se llama radiación de fondo de microondas.

Ese zumbido, que puede detectarse con un aparato de radio dispuesto para ello, es el recuerdo de la explosión (llamémosla así) que originó el universo que hoy conocemos. Si uno estudia la temperatura de esta radiación de fondo (la energía que contiene), descubrirá que esta radiación no es uniforme, pues provoca variaciones mínimas de una temperatura muy próxima al cero absoluto.

Un satélite, el COBE, al servicio de la NASA los años noventa, descubrió estas deformidades de la radiación de fondo. Otro satélite de la NASA, el WMAP, estudió el fenómeno con muchísima atención, ya puestos, por qué no, y dibujó un mapa de radiación de fondo.

La prensa publica estos días que el radiotelescopio orbital de la ESA, el Planck, ha realizado un mapa de la radiación de fondo muchísimo más preciso que los mapas de la NASA. Se han obtenido resultados espectaculares, dicen los científicos.

Se preguntarán qué gracia tiene estudiar la radiación de fondo con tanto detalle. Les diré que nos proporciona datos muy interesantes. A primera vista, lo que ha detectado el Planck coincide con lo previsto por la física contemporánea; en detalle, ciertas anomalías detectadas ponen en cuestión algunos modelos teóricos del universo y van a dar mucho trabajo a los físicos y matemáticos.

Pero, dejando a un lado estos entretenimientos, el resultado del mapa celestial de la radiación de fondo nos permite, por ejemplo, estimar la composición del universo, saber de qué está hecho y qué hay por ahí, y también nos ayuda a reconstruir su historia, que no es poco.

Ahí salen los periódicos, anunciando que el universo es más viejo de lo que creíamos. Resulta que tiene, agárrense, 13.810 millones de años, año más o menos. En pocas palabras, es cien millones de años más viejo de lo que se creía.

¡Cien millones de años más viejo! Caramba. Resultará que soy un chaval.

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