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¿Qué se ha hecho del vermú?


Alemanes tomando el vermú, en Berlín. ¡Qué tiempos aquéllos!

Dicho en una televisión alemana: Cuando llega el domingo, los españoles, en vez de reunirse en una terraza para tomar un vermú, acuden a una manifestación.

Ute Brucker, audaz reportera que se quedó sin vermú.

Bah, se dice eso y se dicen más cosas. Una periodista alemana, que había trabajado como corresponsal en España hacía cinco años, regresó a a Madrid, dice ella, para verse con sus amigos del sur. En verdad, vino a grabar un pequeño reportaje sobre lo mucho que ha cambiado España, ya que tanto se habla de ella. La señora o señorita (no sé) doña Ute Brucker, la antigua corresponsal, trabaja en el Weltspiegel, un programa de la primera cadena de la televisión pública alemana, Das Erste.

¿Ha cambiado España?, se pregunta. Pues, ¡vaya si ha cambiado!

Parece que todo siga igual, comienza diciendo. Hasta que se reúne con sus amigos españoles y entonces comienza el relato del drama. Ute Brucker se muestra consternada. Qué cosas de oír. Qué cosas le dicen y le cuentan. Oh, pobrecitos, qué mal que lo pasan.

Imagínense: una funcionaria que no llega a final de mes, una recién mamá a la que han puesto de patitas en la calle y se ha quedado sin trabajo, un artista afectado por la subida del IVA, una joven que se está cansando de enviar tantos currícula sin éxito de ninguna clase, una mujer enferma con grave dependencia, que ve peligrar las (muy pocas) ayudas que recibe...

Alemanes manifestándose por no poder tomar un vermú los domingos.

En Alemania no atan los perros con longanizas, ni mucho menos. Además, han ido y van a peor. Pero los funcionarios tienen mucho mejor sueldo y mejor consideración, está muy mal visto despedir a una recién mamá, el IVA alemán es menor que el español, no hay, ni de lejos, tanto paro como en España y las ayudas sociales son decididamente mejores que las españolas. Al menos, ésa es la versión oficial, la de color de rosa.

La falta de vermú los domingos empujó a los alemanes a acudir a las cervecerías.

Las especulaciones de los bancos alemanes en el mercado inmobiliario español ayudaron a enriquecernos y han sido también causa de nuestra ruina. La política de restricción presupuestaria que promueve Alemania en Europa se ha demostrado que no funciona. No sólo eso: hace daño a los que menos tienen.

Dejando a un lado que usted sea de izquierdas o de derechas, partidario de una política económica o de otra, la realidad es la que es y sea lo que sea que estén haciendo en Bruselas con el beneplácito tudesco, no funciona. Éstos son los hechos: no funciona. El Tesoro de los EE.UU. hace lo contrario que la Unión Europea y les va mucho mejor, me dicen los que entienden de números. Pues ¿a qué estamos esperando?

La señora o señorita Brucker no tiene la culpa de nada, creo yo, pero ¿no les parece un ejercicio de cinismo sorprenderse en televisión por un caos que Alemania misma ha provocado y alimentado? Con la inestimable ayuda de la clase política, las inmobiliarias y los bancos españoles, naturalmente.

Oh, exclama la periodista, cuando sale a la calle y tropieza con tantas manifestaciones. Entonces dice que la gente se queja y acude a manifestarse en vez de tomar un vermú los domingos. Tal que así lo cuenta, palabra de honor. El mito del bon vivant mediterráneo (aunque en Madrid no sean mediterráneos) truncado por la crisis. No hacen el vermú, pero ¿podrán seguir haciendo la siesta? No se dice.

Pues, ya me gustaría ver qué harían los funcionarios alemanes si hubieran perdido un 30% de su poder adquisitivo en cinco años. Seguro que tomaban el vermú, esos bárbaros del norte. Vamos, que lo estoy viendo con estos ojitos.

Esto es lo que pasa cuando se acaba el vermú y se bebe demasiada cerveza.
Cerveceros alemanes agrediendo a los acaparadores de vermú.

Para rematar el reportaje, asoman los sobres del señor Bárcenas y la indignación que provoca la corrupción política entre los españoles. La señora o señorita Brucker se escandaliza muchísimo, se lleva las manos a la cabeza. En Alemania cesan a un ministro por copiar en un examen y aquí no dimite ni la abuela por enriquecerse a costa del erario público. En eso le damos la razón.

No todo son malas noticias.
En Madrid también preparan una Olimpiada, como en Berlín.

Fin de la emisión.

Se emitió el reportaje esta misma semana. Los periódicos de aquí le dan mucha importancia, como si el trabajo de la señora o señorita Ute Brucker hubiera causado una grandísima conmoción en Alemania y sirviera para algo. Bah. Nada de eso. Qué conmoción ni qué niño muerto. Si te he visto, no me acuerdo, dicen los alemanes.

Qué lástima, añado. Porque no nos iría nada mal que los alemanes fueran conscientes del daño que hace la política implacable y fanática del neoliberalismo merkeliano. El daño que hace en España, pero también en Alemania, ya puestos. En general, no puede considerarse beneficiosa esa forma de redistribución de la riqueza que sostiene o incrementa el beneficio de los más ricos a costa de las penurias de los más pobres. No es un buen negocio.

Si quieren ver el reportaje que digo, en alemán, véanlo en:

4 comentarios:

  1. Por cierto, y sin ánimo de rebajar la importancia de cuanto se dice en este artículo, quisiera compartir una anécdota. Cuando trabajaba en Bruselas vi un reportaje estadístico europeo en el que se aseguraba que los europeos que más y más rato hacen la siesta son... ¡los alemanes!

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  2. Añado otro dato estadístico. Los trabajadores del grupo Volkswagen que más producen por hora de trabajo son... ¡los españoles!

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  3. De veritat? De tota manera, no voldria entrar en competicions entre països. Els alemanys han sabut, tinguem-ho en compte, reinventar-se, aixecar el cap després de ser la vergonya d'Europa, i ara, com a país -sense tenir en compte les polítiques de la Merkel cap a la resta d'Europa- han sabut crear un model productiu guanyador i atent amb molts valors socials i mediambientals. A Espanya hem creat el país de la totxana i el turisme barat i ara no podem amagar el cap sota l'ala. Alguna cosa ha fallat... ens crèiem els reis del mambo.

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