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Tiene narices, el tipo

Vive en Cataluña un caballero con un problema tremebundo. Cuentan que amanece con tantas narices como días quedan en el año. Su pesadilla es el 1 de enero, donde se levanta de la cama con 365 narices, o 366 si le da al año por ser bisiesto. Día a día, va perdiendo narices, amanece con 364, 363, 362... y así hasta hoy, que es 31 de diciembre, que despierta como usted o como yo, con una sola nariz bajo los ojos.

Le llaman (cómo no) l'Home dels Nassos, que es, en catalán, el Hombre de las Narices. ¡Pobre muchacho!

Será hoy el día que se vestirá de veintiún botones y saldrá a la calle, convenientemente desnarigado. Podrá aparentar normalidad, ver mundo, respirar aire fresco, gozar del único momento de paz antes del día de mañana, que le espera con 365 narices, que no son pocas. Quizá conozca a una mujer y goce con ella, que otro día lo tendrá difícil. El caballero vive el momento, pues otra cosa implicaría vivir muy malamente.

Se cruzará con usted y quizá le salude, o le pregunte por el tiempo. Podrá sorprenderlo viendo escaparates o tomándose un café en la terraza de un bar. Será ese personaje de caminar vigoroso o ese turista despistado que mira siempre hacia los balcones. En todo caso, no se alejará demasiado de la ciudad, porque se encerrará en casa tan pronto caiga la noche y vivirá con angustias las campanadas de las narices.

Locomotoras aceleradas



Parecen locomotoras aceleradas. Han tenido su ración de turrón y polvorones, se han puesto ciegos de chocolate y la combinación de carbohidratos y excitantes ha hecho subir los vapores. Por si fuera poco, reciben la visita de los tíos, los abuelos, los primos y especialmente, la de Santa Claus. Y cuando parece que ha pasado lo peor, entonces llega la larga espera de la Epifanía, que culmina con el desfile de los Reyes Magos y la noche del 5 al 6 de enero, que se espera movida. Lo dicho: locomotoras aceleradas. Pero ¡no hay nada como el ferrocarril!

Para preservar la imagen


Resulta que quieren preguntar en Madrid si les van a dejar hacer la Consulta. Estén a favor o en contra de dejarla hacer, coincidirán conmigo en que es un tema de mucha enjundia. 

Se pensó en enviar al señor Mas, presidente de la Generalidad de Cataluña, para que defendiera en el estrado el derecho que tiene a convocar la Consulta y solicitara a los señores diputados que le dejaran ejercer tal derecho. Es lo menos, tratándose del Proceso, la Transición Nacional, la Consulta, la Pregunta y todas esos eufemismos que van con mayúscula.

Pero... no. Sale ahora el señor Turull (un tanto aturullado), portavoz de CiU, y sostiene que (cito) hay que preservar la figura del presidente de la Generalidad (de Cataluña). Ay, señor, qué manera de decir que el señor Mas no se atreve a defender la Causa en las Cortes Generales. Le da miedo. Tira la piedra y retira la mano. Se escabulle de sus responsabilidades. Se arruga. Después de la murga que ha organizado, ¿no quiere dar la cara? 

¡Preservar la figura...! Yo me limito a preguntar si la mejor manera de preservar la figura y el prestigio de la institución del presidente de la Generalidad de Cataluña ha sido escoger al señor Mas para el cargo, pero mejor no remover el cieno, que salen gases.

"La ciudad está en campaña"


Portada de La Repubblica, del 27 de diciembre.

El 27 de diciembre, La Repubblica, el periódico que asociamos al periodismo italiano de calidad, publicó en las páginas 34 y 35, con un anuncio a todo lo ancho en la página 33 y un aviso en primera página, una entrevista con don Artur Mas y un artículo de Javier Cercas sobre el derecho a decidir que publicó en su día El País y provocó muchas urticarias. El lector italiano habrá podido comparar al Mesías con un hereje y sacar sus propias conclusiones. 

Javier Cercas, autor del artículo de opinión que acompaña a la entrevista.

El reportaje se titulaba (p. 33) Divorzio alla catalana (Divorcio a la catalana) y el subtítulo decía (traduzco): Habla Artur Mas, el presidente de la región autónoma: "Estamos cansados porque le hemos dado a España más de lo que nos ha devuelto".

El referente político de don Artur, el señor Guardiola.

En la entrevista, don Artur Mas dice cosas muy interesantes. Por ejemplo, sostiene que, aunque sea amigo de Guardiola, no apoyará al Bayern de Munich porque él es del Barça, qué le vamos a hacer. 

Militante convergente, a decir de don Artur.

También afirma que (cito y traduzco) Convergència tiene dentro de sí componentes liberales, socialdemócratas, democratacristianos e incluso comunistas. La cita es impresionante, no me digan que no. Socialdemócratas, ¡comunistas...! ¡Madre de Dios! ¿Qué fuma este hombre?

¡Aviso para navegantes!
Don Artur confiesa en la entrevista que es un centrocampista. No es broma.

Por lo demás, el resumen de La Reppublica es demoledor: El conflicto: El gobierno catalán pide ingresar directamente los impuestos. Concita de Gregorio firma el artículo y por las preguntas que hace, se muestra escéptica con el discurso de don Artur. ¿No es usted demasiado optimista?, le pregunta, antes de ponerse a hablar de lo verdaderamente importante (su relación con Guardiola, no nos engañemos).

El revuelo sobre lo dicho y no dicho oculta una de las mejores anécdotas relacionadas con el artículo. En italiano dicen Traduttori, traditori! (¡Traductores, traidores!) y a veces no les falta la razón. 

Nació Digital protagoniza la anécdota de la entrevista.

Nació Digital, un periódico internáutico, comenta la entrevista y señala los fragmentos que más le convienen (como hago yo, nada que objetar). Barre para casa, que dicen. Al principio de la entrevista, don Artur dice (sobre la independencia) Non la voglio io, la vogliono i cittadini. [...] In città e in campagna, in centro e in periferia, nelle case di chi vota a destra e di chi vota a sinistra. Leen la frase los de Nació Digital ¿y qué ocurre? 

Que Nació Digital traduce: La ciudad está en campaña, desde el centro a los barrios periféricos, en casa de los que votan derechas y de los que votan izquierdas

¡La ciudad está en campaña!
Aux armes, citoyens!
Vivre libre ou morir!
Unité et indivisibilité de la Republique!
Liberté, Egalité, Fraternité ou Mort!
Alons enfants de la patrie... etc.

¿La ciudad está en campaña? Aux armes citoyens!? No. ¡No! La traducción correcta sería: No la quiero yo [la independencia], la quieren los ciudadanos. [...] En la ciudad y en el campo, en el centro y el extrarradio, en las casas de quien vota a la derecha o de quien vota a la izquierda.

Porque in campagna quiere decir en la campiña, en el campo, en la zona rural, para entendernos. Lo de barrio periférico, ustedes mismos. Quien inventó el traductor automático tuvo un mal día.

El traductor empleado por Nació Digital también sabe inglés.

Dejad que hable



Primera cita:

Mi opinión como persona no coincide plenamente con mi función como persona [...] Como persona quiero que Cataluña tenga un Estado [...] Votaría sí [...] Y como persona también votaría sí a la segunda [pregunta] [...] Como persona tengo el mismo derecho a votar que cualquier otro ciudadano de este país [...] Como presidente, mi función no es entrar en este debate [...]

¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado? (pregunta)
Entrevista concertada en TV3
Mediados de diciembre de 2013.

Segunda cita:

En una ocasión expresé el deseo de que mi presidencia fuera una síntesis entre Enric Prat de la Riba y Francesc Macià, porque creo que la combinación de sus valores sería un gran activo para Cataluña. De Prat, la determinación y el rigor, la combinación de pensamiento y acción, la captación del mejor talento con independencia de las ideologías, el proyecto claro y el patriotismo consiguiente, el talante ordenador. De Macià, la fuerza del ideal y la capacidad de conectar con la gente. 

L'amor ardent a la llibertat (El amor ardiente a la libertad)
Artur Mas i Gabarró (o su negro)
El Punt / Avui, Navidad de 2013

Pilares de la política catalana


Periodistas catalanes. Doña Pilar es la de la izquierda.

Los periodistas en particular y los que trabajan en las cosas de la comunicación en general miran de reojo lo que sucede en internet. El otro día, un gran sabio dijo que la misión de los periodistas ya no es la de generar noticias, sino la de generar confianza. Porque nadie pude competir con las redes sociales a la hora de generar noticias, pero sí que puede señalar que los bulos y las noticias falsas corren por internet como Pedro por su casa, por docenas, imparables y dañosas. Eso que han dicho en Twitter ¿será verdad? Eso que dicen de Fulano ¿es cierto? 

En este mundo chismoso y mentiroso, un periodista es (tendría que ser) una referencia, alguien en quien confiar. Un periodista, si es un periodista de verdad, comprueba las fuentes, los hechos, investiga y verifica el relato, proporciona hechos que él ha verificado y que cualquiera podría verificar. También debería saber discriminar los hechos de las opiniones. Un periodista también tiene derecho a suponer y opinar, pero si es bueno, dejará muy claro qué es lo sucedido y qué piensa de ello, sin confundir una cosa con la otra. No hace falta que siga, porque sabemos que no siempre es así.

En el fondo, un periodista no es más que un correveidile, y lo digo sin ánimo de ofender. Si uno tiene, además, responsabilidades políticas o jurídicas, si se sienta en una cátedra o es una persona que tiene una gran influencia sobre la opinión pública, tiene que andar con pies de plomo en lo que dice y en cómo lo dice. No quisiera hablar de ética, porque me tomarían a risa, pero quizá convenga darle vueltas al daño que un personaje de éstos puede hacer propagando bulos. La verdad quizá no exista, pero la mentira es una peste que hay que evitar siempre y en todo lugar de la vida pública.

Doña Pilar, pilar y paradigma de la prensa catalana que nos ha tocado en suerte.

A modo de ejemplo, expondré el caso de doña Pilar Rahola, tertuliana a la que apodan la Verdulera por hortera y por sus gritos o Pilar Radiola por sus muchas, muchísimas, apariciones en programas de radio y televisión, en las que grita, grita y grita hasta desgañitarse. Aplica la máxima No dejes hablar a los demás y grita más que ellos para vencer en la discusión. Su mala educación es legendaria y desagradable. Se la compara con doña Belén Esteban, pero hay dudas sobre cuál de las dos es la persona más hortera o más grosera. En todo caso, Belén Esteban vende más libros. ¡Santo Dios! ¡En qué país vivimos!

Esta mujer, caricatura de sí misma, es la periodista más influyente de Cataluña, a decir de varios estudios sobre los medios de comunicación. Todo porque sus artículos y rebuznos aparecen en los periódicos y programas de radio y televisión de mayor difusión de buena mañana, a mediodía, por la tarde y de noche, constantemente. Empleada del grupo Godó, habitual en la radio y televisión de la CCMA, biógrafa de don Artur Mas, es una voz que destaca (desagradablemente) sobre todas las demás. 

Doña Pilar sentando cátedra, a gritos, naturalmente.

La única persona capaz de ponerse a la altura de doña Pilar, la señora Esteban.
Vende más libros, por cierto.

Dicho de otra manera, un día cualquiera en Barcelona es imposible sin tropezar con los gritos de doña Radiola si uno sintoniza con una emisora catalana de radio o televisión o se lee los periódicos (subvencionados) más vendidos en la ciudad. Esta realidad mueve a la desesperación. Uno desearía el diluvio, un borrón y cuenta nueva en mi país, Cataluña. La grita de doña Radiola es un argumento más a favor del exilio, si no el de ella, el de los demás.

Dios los cría y ellos se juntan.
La biografía oficial del jefe, por su segura servidora.

No sólo es la periodista (ejem) más influyente, sino que, además, don Artur Mas la escogió personalmente para a) escribir su biografía (donde doña Pilar hacía un juego de palabras con Artur Mas y el rey Arturo, el de Camelot, que ya son ganas) y b) formar parte del CATN, que se pronuncia catén y que es el Consejo Asesor para la Transición Nacional. (Transición Nacional quiere decir Independencia, en neolingua convergente.) 

Primera reunión del CATN.
Doña Pilar es la que grita, la segunda por la izquierda, con un vestido de discreto verde-azul.

Esta elección personal dice mucho de quién es el presidente Mas (también lo dice él mismo de él mismo en este enlace) y de qué es el CATN o de quiénes lo forman. Lamento poner en evidencia lo que significa que no encontraran a nadie mejor para el puesto, y vale lo dicho tanto para Mas como para doña Radiola. Diagnóstico: ¡Estamos perdidos! 

Hace pocos días, doña Pilar comenzó a gritar por ahí que el Tribunal Internacional de la Haya, en una sentencia sobre Kosovo, decía (copio): 

Sentencia de 22.07.10 del Tribunal Internacional de Justicia de la Haya:

Declaramos que no existe en Derecho Internacional ninguna norma que prohíba las declaraciones unilaterales de independencia. Declaramos que cuando hay contradicción entre la legalidad constitucional de un Estado y la voluntad democrática, prevalece esta segunda, y declaramos que en una sociedad democrática, a diferencia de una dictadura, no es la Ley la que determina la voluntad de los ciudadanos, sino que es ésta la que crea y modifica cuando sea necesario, la legalidad vigente.

A sus gritos de ¿Lo ves? ¡Lo que yo decía! se sumaron los gritos de otros destacados personajes del transicionacionalismo catalán: Jaume Barberà, un periodista un tanto friqui, la señora Forcadell, agitadora social por encargo y el juez Vidal, el primero que empleó la cita para barrer hacia su propia puerta en público y notorio seminario del Colegio de Abogados. ¡Y tantos más que se sumaron! El texto se dió por bueno. Nadie verificó la fuente (publicada y de libre acceso en internet). 

El bulo que corría por la red, que doña Pilar dio por bueno.

Pero, ay, resulta que la cita era FALSA, y sigue siendo FALSA. El Tribunal Internacional de Justicia NUNCA dijo tal cosa. NO dice eso. Dice muchas cosas, pero no ésta. Si no me creen (les recomiendo que no me crean), pueden comprobarlo ustedes mismos leyendo la sentencia original, en: 

El tribunal no dijo lo que dijeron que dijo, pero no se cansaban de decir lo que no dijo. Pillados en falta, acudieron a la principal estrategia del transicionacionalismo catalán: ¡La culpa es, ha sido o será de Madrid! ¡No les miento! ¿Que corría una cita falsa del tribunal? ¡Fue Madrid quien hizo correr el bulo! ¡Si venía firmada por una asociación a favor de la transición nacional! ¡Fueron engañados! ¿No verificó la cita? Al final, se van señalando los unos a los otros: la cita me la pasó él (o ella). Tonto el último, que admite haber sido engañado (por Madrid), pero como actuaba de buena fe (sic), chis chas, curado, y aquí nos vamos todos de rositas, aquí no ha pasado nada y pelillos a la mar.

Ocurre que a estos personajes les duele más ser pillados en falta que faltar. El señor Barberà, en Twitter, se enrabió y denunció una conjura hispano-madrileña contra la patria, sin llegar a reconocer que no verificó la cita (y mira que era fácil verificarla). La señora Forcadell continúa en sus trece, todavía cree que el tribunal le da la razón, pero también cree en Arcadia, en el ratoncito Pérez y se le perdona. El juez Vidal calla (una sabia opción). La señora Radiola grita, grita y grita y véase su... ¿argumentación? ¿justificación? ¿disculpa? En todo caso, véanse sus reacciones (en catalán) en:

Mal perder.

Exposición argumentativa de doña Pilar, as usual.

Hay gente con mala fe que pretende liberar a doña Pilar de sus obligaciones políticas, puesto que una persona que miente con tanto descaro e insistencia (y no es la primera ni la segunda vez) no puede formar parte del catén. Cito (a modo de ejemplo): Si miente a sabiendas o por incompetencia, tiene que presentar la dimisión [del CATN]. 

Pero ¿por qué? No lo entiendo. Si usted quiere hacer daño al transicionacionalismo, ¡déjela hacer! Si quieren desprestigiar al CATN, denle alas a doña Radiola. Ella sola les proporcionará material de sobras para unas risas y además dificultará (con sus gritos y aspavientos) la labor de los restantes miembros del comité. ¿Cómo será una de sus reuniones de trabajo con doña Pilar metiendo baza? Digna de verse. 

Si fuera usted transicionacionalista, entonces sí que comprendo sus razones para pedir la dimisión (el cese fulminante, diría yo) de doña Pilar, pero créame, no me conformaría con eso. Visto lo visto, el CATN es un cachondeo y el Proceso (otro eufemismo) no se sostiene sobre los informes (eufemismo) de esta gente. Comprenderé su pena cuando exclame: ¿En manos de quién estamos, Señor? Aunque no comparta su ideología, comparto su desesperación.

Cómo discutir con un fundamentalista sin perder la razón. Introducción al pensamiento subersivo



Un cantante se quejó de los malos tiempos para la lírica. Podríamos añadir que también son malos tiempos para la crítica basada en la razón, para la mentalidad abierta e ilustrada. Son tiempos que dominan las ideologías, que no admiten crítica alguna. 

Los ilustrados lo tenemos difícil cuando, día tras día, nos enfrentamos a las ideologías. Entiéndase aquí por ideología un sistema tal que:

a) Está orientado hacia la historia. Es decir, que sostiene que existe un sentido histórico, un destino.
b) Es un sistema independiente de la realidad. Quiero decir que sus principios o axiomas no pueden ser puestos en duda por los acontecimientos.
c) Estos principios permiten interpretar la realidad de tal manera que no se vulneran ni a) ni b). Dicho de otra manera, se distorsiona la realidad histórica o el presente político ya sea suprimiendo hechos, ya sea distorsionándolos, si fuera preciso (suele serlo).

Según Arendt (capítulo 13 de Orígenes del totalitarismo), toda ideología cumple con estos tres preceptos y por eso mismo contiene dentro de sí el germen del totalitarismo (la dominación totalitaria, más exactamente). ¿Por qué? Porque no tolera la crítica. Menos, los fundamentalistas, que no ven más allá del sistema cerrado (valga la definición de Popper) de su visión del mundo.

Existen dos ideologías que comparten esta estructura lógica: las religiones y los nacionalismos. Ambas percepciones del mundo tienen tanto en común que la estrategia de la crítica de una ideología vale lo mismo para la otra (y los argumentos de la defensa son también idénticos). Hubert Schleichert lo sabe, lo explica y se pregunta cómo argumentar contra una ideología en su libro Cómo discutir con un fundamentalista sin perder la razón.

Publicado por Siglo XXI y traducido por Jesús Alborés, Wie man mit Fundamentalisten diskutiert, ohne den Verstand zu verlieren es una obra de divulgación del arte y la lógica de la argumentación en el peor supuesto: ¿qué ocurre cuando dos que discuten parten de premisas diferentes (e incompatibles, en el fondo)? Pues, que no se ponen de acuerdo, ni pueden ponerse, porque tarde o temprano se cuestionarán los principios axiomáticos de la ideología (la fe, nacional o religiosa) o se pondrá en duda la razón como instrumento.

Con todo, Schleichert nos muestra las principales estrategias de la argumentación de los dos bandos, mostrando tanto su fuerza como sus límites lógicos. Hasta aquí podemos llegar, dice, señalando la imposibilidad de una conclusión común. Si uno se amarra a la fe, no valen argumentos y será inútil discutir con él. 

¡No perdamos la esperanza! Schleichert nos dice que la lógica no vencerá a la fe, pero sí el ridículo, la risa, el aburrimiento, la trivialidad... Nos introduce en el pensamiento subersivo. Una carcajada vale más que mil argumentos. 

El pensamiento subersivo emplea las armas del enemigo contra el enemigo, muestra tal como es la ideología y la lleva a sus últimas consecuencias. Basta con mostrar qué significa destino histórico con un par de buenas anécdotas para contemplar la ridiculez en toda su grandeza, por ejemplo. En ningún momento cuestionaremos la fe, no nos podrán decir que la hemos criticado, pero habremos expuesto hacia dónde nos lleva. No convenceremos al fundamentalista, pero quizá evitemos que la gente le siga o le dé importancia, y ése será nuestro objetivo.

Cómo discutir... no es un libro para todos los públicos, porque trata de lo que trata y no todo el mundo siente interés por la filosofía, la oratoria, la argumentación, la lógica o la historia de las ideas. Pero hay que darle la enhorabuena a Schleichert, porque plantea muy bien la cuestión y expone sus puntos de vista con elegancia y sencillez. Cualquiera podría leer y comprender lo que dice. Además, gasta la fina ironía de un vienés, reconozcámoslo, y eso es un obsequio que agradecemos mucho.

Después de leerlo, me han entrado muchas ganas de leer a Voltaire, maestro del pensamiento subersivo. También cita a Nietzsche, otro de los grandes maestros del pensamiento subersivo, aunque no fuera exactamente un ilustrado, en el sentido que queremos darle al término.

Peligros de la buena fe


En todo partido hay alguno que por su exposición excesivamente crédula de los principios del partido mueve a los demás a desertar.

Nietzsche, en sus Fragmentos Póstumos.

Cuento de Navidad


Queridos lectores de El cuaderno de Luis,

Acostumbro a felicitar la Navidad a mis mejores amigos y este año les he escrito un cuento de Navidad. Mi agente literaria, Lola Gulias, me ha pedido permiso para publicarlo. Se lo he dado, por qué no.

Si quieren leerlo, visiten el sitio web de Lola Gulias et Co., Agencia Literaria, en:
http://www.lolagulias.com/25/12/2013/cuento-de-navidad/

A todos, lean o no lean el cuento, les guste o no les guste, unas felices fiestas. Y muchas gracias por leerme, qué santa paciencia la de todos ustedes.

Un abrazo,

Luis.

:)

Mijail Timoféyevich Kaláshnikov (1919-2013)


Réplica de un AK-47.

Es el símbolo del producto industrial, fabricado por millones alrededor de todo el mundo. Desde el punto de vista de un ingeniero, es una máquina espléndida. Es el símbolo de la Revolución (con mayúsculas). Aparece en cualquier relato de guerrillas, en la crónica de sucesos, lo esgrimen los terroristas cuando amenazan con liarla. Es un símbolo pop, aparece en la bandera o el escudo de varias naciones. Se conoce por el nombre de su diseñador.

Hay quien lo llama kalashnikov (acentuando kov); hay quien dice jalasnikof, con jota; hay quien se aproxima a la pronunciación correcta con algo parecido a kaláshnikov, con ese hache. Enseguida les viene a la cabeza el fusil AK-47 y sus sucesores, el arma que diseñó Mijail Timoféyevich (Mijtim) Kaláshnikov en los años cuarenta. 

Kaláshnikov en 1997. Su fusil había cumplido 50 años.

Mitjim diseñaba armas de fuego, pero hubiera pasado desapercibido si no lo hubieran herido en el frente de Leningrado, en 1942, luchando contra los invasores nazis. En el hospital, ideó un subfusil y llevó ese diseño a un concurso para sustituir al ppSh 41, el subfusil soviético de reglamento, que era un tanto pesado y anticuado. No ganó el concurso, pero llamó la atención de los responsables de la industria de armamento. Éstos lo alejaron del frente y lo pusieron a diseñar fusiles. 

Tropas soviéticas armadas con el subfusil ppSh 41, tomando al asalto el metro de Berlín. Todo un símbolo de la Gran Guerra Patria (así llaman los soviéticos a la Segunda Guerra Mundial). 

Por aquel entonces, los alemanes probaron en el frente lo que sería más tarde conocido como fusil de asalto (Sturmgewehr). Lo más destacado de esa arma era su munición, un cartucho de fusil con la vaina recortada. La idea era brillante y los rusos pronto la copiaron. Diseñaron un cartucho de fusil corto en 1944 y solicitaron a las empresas de armamento un fusil automático a juego. Mitjin se puso a ello.

Soldado alemán con el Stg. 44, a principios de 1945. Aunque se parece al kaláshnikov, el Sturgewehr 44 tiene poco en común con el diseño soviético. Si acaso, la munición es parecida.

Qué mala es la envidia. Los críticos dicen que no inventó nada nuevo y que además copió a los alemanes. Una verdad a medias. Empleó un cartucho inspirado en el kurtz alemán, cierto, y un cierre de aquí, una corredera de allá, un émbolo de tal y un gatillo de cual, conocía la obra de Browning, los fusiles avtomat (automáticos) que le precedieron, etcétera, y lo reunió todo en un prototipo desmañado y feo que bautizó AK, avtomat kaláshnikov. Esa reunión sólo pudo hacerla un genio un día con suerte, una vez entre millones, cualquier ingeniero se lo confirmará.


Arriba, el primer prototipo del AK-47. 
Abajo, el primer AK-47 fabricado en serie.

En 1947, se presentó ante el Ejército Rojo el AK-47, el diseño definitivo del primer kaláshnikov. Tuvo un éxito inmediato y se convirtió en el arma de reglamento de la Unión Soviética primero y de todos los países del Pacto de Varsovia después. Pronto se fabricó en China, en Polonia, en Checoslovaquia, Alemania Oriental, Rumanía... Cada fabricante introducía variantes locales a un diseño excepcionalmente eficaz. 

La heroica infantería de marina soviética, posando para la propaganda. Los soldados llevan AK-74, una versión con munición de menor calibre del AK-47.

Se fabricó y vendió sin patente hasta 1999, cuando los rusos patentaron las armas basadas en este diseño (la familia AK-100). Sigue fabricándose y vendiéndose haciendo caso omiso a las protestas de los rusos, propietarios de Izhevsk Corporation, la que fabrica los fusiles que descienden del primer AK-47 para la Federación Rusa. Ahora, agárrense. Se calcula, porque no se sabe con certeza, que se habrán fabricado unos cien millones (100.000.000) de estos fusiles de asalto entre 1947 y hoy mismo, a los que sumar algunas otras armas (ametralladoras ligeras, escopetas de repetición o subfusiles) que nacen a partir del diseño del AK-47 original. ¡Pocos productos industriales pueden presumir de unas cifras como ésta!

Señoritas de Corea del Norte desfilando ante el Gran Líder con la versión local del AK-47 en brazos.

Cien millones de fusiles de asalto son muchos fusiles y se asegura que no ha habido arma más mortífera que este fusil en toda la historia. Ha matado a millones de personas en todo el mundo. Ni se sabe a cuántos, a ciencia cierta, pero ha provocado más muertes que las bombas atómicas o la aviación, pueden estar seguros. Es barato y con él se mata fácil. Peor me lo ponen si resulta que uno puede conseguir un kaláshnikov por 100 dólares en el mercado negro de una zona en conflicto (eufemismo). Será un fusil viejo y escacharrado, que ya no tirará recto y tendrá muchos años a sus espaldas, pero funcionará todavía, porque es un kaláshnikov, y matar, matará.

El AK-47 sigue matando. En Siria, por ejemplo.

Consta en el arsenal de más de 90 ejércitos de todo el mundo; en 55 de ellos es el arma de reglamento. Está en manos de buenos y malos, de policías y delincuentes, de movimientos de liberación, guerrillas, grupos terroristas o locos homicidas, de ésos que entran un día en la oficina, dan los buenos días y comienzan a disparar sobre todo lo que se mueve. Ha disparado y sigue disparando en guerras y revoluciones en los cinco continentes, ha matado y sigue matando en todas partes. 

Bin Laden murió con una lata de Coca-Cola en la mano y un AK-47 a tocar de los dedos.

No sabemos si Mitjin tuvo problemas de conciencia. Declaró una vez (más de una) que se sentía orgulloso del éxito de su diseño. Ha permitido que muchos pueblos vivan ahora en libertad, decía. Por eso se convirtió en uno de los personajes más condecorados de la Unión Soviética, y de la Federación Rusa. La lista de condecoraciones, premios y honores que se ha llevado a la tumba es un no acabar de distinciones. Dijo lo que dijo... ¿convencido? Posiblemente. No lo sé. 

Fue tal la fama del nombre, que hasta hicieron vodka con él.

Dicho esto, recuerdo un poema del entonces sacerdote Karol Józef Wojtyła, un polaco que para evitar ser deportado tuvo que trabajar en una planta química alemana (Solvay) que fabricaba (entre otras cosas) los componentes del Zyklon-B. Tantos jóvenes mueren a mi alrededor, decía. ¿Por qué no yo? 

La confusa identidad de papá Noel


Los Magos fueron tres... o más. En todo caso, parece que traían consigo un séquito numeroso de pajes y palafreneros. San Nicolás no aparece por ninguna parte, porque todavía no había llegado.

Los Reyes Magos eran tres, Melchor, Gaspar y Baltasar, aunque en la catedral de Colonia veneran la tumba de ¡doce! Porque el Evangelio no cita ni su nombre ni su número, se conforma con hablar de unos magos que vieron señales en el cielo y se plantaron ante Herodes preguntando por el Mesías y provocando, sin querer, la matanza de los Inocentes. Pero, en fin, se da por bueno que fueron Melchor, Gaspar, Baltasar y si acaso, nueve más.

En cambio, ¿quién es ese tal Santa Claus? ¿Pasó por Belén, por Nazaret, por Egipto? Parece ser que no. Nació, si es quien se cree que es, mucho después del paso de Cristo por la vida.

Estampita de San Nicolás de Bari, resucitando a tres niños.
Según se dice, sería Santa Claus en uniforme de ceremonia.

Peor me lo ponen cuando unos dicen que no es Claus, sino Noel, que viene de Noël, Navidad en francés. Un ser imaginario, pues, una personificación de la Navidad. Otros emplean palabras como el Abuelo, el Viejo o algo parecido en vez de Claus. Volvemos a mentar Claus, que viene de Niklaus, que es Nicolás, San Nicolás, uno que fue obispo en Anatolia, allá por Turquía, pero que se conoce como Nicolás de Bari, que está en Italia. La historia de Nicolás de Bari, que no es de Bari, merecería muchas más letras que éstas, pero ¿es Nicolás papá Noel? 

La fiesta del solsticio de invierno tiene orígenes paganos y la Iglesia primigenia señaló el nacimiento del Cristo en esa fecha, como símbolo de renacimiento y esperanza. Ya saben: a partir del solsticio de invierno, los días se alargan y retorna la luz, que vence a la oscuridad. 

La fiesta cristiana, pues, se apropia de muchos símbolos paganos. El más famoso, el árbol de navidad, que puede ser un abeto en medio de un bosque, como en Alemania, o un tronco al que dar de golpes para descargar en él todo mal, como el Tió de Cataluña y Aragón, que proviene de los pueblos pirenaicos. El papá Invierno en Rusia, la bruja buena (la Befana) italiana, los duendes celtas y un largo etcétera de criaturas mágicas comparten con los Magos el mercado del reparto de dulces y juguetes entre los niños cristianos. Convertidos a la nueva fe, se permiten seguir a lo suyo.

Santa Claus, tal como era a principios del siglo XX.

Papá Noel surge de entre las sombras del paganismo, quizá, pero es mucho más moderno que todo eso. Por razones que desconozco, Nicolás de Bari, que era anatolio, se convirtió en un santo varón venerado por los neerlandeses. Resulta llamativo que una vez éstos enviaron al cuerno a la iglesia católica y romana y se pasaran a la tropa protestante, siguieran celebrando la fiesta de San Nicolás, como si tal cosa.

Se llevaron la fiesta a las Américas, donde unos neerlandeses se instalaron en lo que ahora es Nueva York y entonces, Nueva Amsterdam. Durante la primera mitad del siglo XVII, los neerlandeses comenzaron a celebrar ahí mismo la Sinterklaas (de ahí Santa Claus) el 5 y 6 de diciembre, tal como la celebraban en Europa. Esa fiesta y el personaje de Nicolás estaban todavía muy alejados de nuestro Santa Claus.

Fueron los escritores y los poetas americanos de la primera mitad del siglo XIX los que dieron forma al personaje. Washington Irving lo bautizó Santa Claus, que es una forma de decir Sinterklaas; Moore lo convirtió en duende. Como duende, Santa Claus era enano, delgado, canijo, travieso y tenía las orejas puntiagudas. Ah, y vestía de verde. Se le proporcionó un trineo tirado por nueve renos (antes iba a pie).

Santa Claus con uniforme yanqui.
Durante la Guerra de Secesión, Santa Claus se declaró unionista y sólo trajo regalos a los niños antiesclavistas y partidarios de la Unión. A los secesionistas no les daba ni las gracias. Vistió uniforme azul o decorado con las barras y estrellas. Más yanqui, difícil.

En la segunda mitad del siglo XIX, la revista Harper's Weekly inició una serie de cuentos navideños en los que asomó Santa Claus. El duende pequeñajo se convirtió en un viejo gordinflón. Le montaron un piso en el Polo Norte, ahí es nada. Poco a poco, fue tomando forma el papá Noel que conocemos ahora. 

Además, regresó a Europa. En Francia tenían un papá Noël (Navidad) que pronto tomó prestados los rasgos del Santa Claus yanqui. En los países sajones y anglosajones, Santa Claus tuvo mucho éxito. El Imperio Británico fue quien finalmente difundió la imagen de Santa Claus por todo el mundo. En el sur de Europa, es decir, en su porción civilizada, persistió la fiesta de la Epifanía y Melchor, Gaspar y Baltasar en España y la Befana en Italia contemplaron al recién llegado con estupor. 

Santa Claus ficha por la Coca-Cola y ésta lo viste de color rojo.

En 1931 intervino la Coca-Cola en la leyenda de Santa Claus. Hasta entonces, el gordo, bonachón y barbudo Nicolás vestía como le venía en gana. Como obispo, algunas veces. De blanco, con bordados en oro aquí o allá. De verde y con capirote, como los duendes. El verde era su color favorito. 

La pausa que refresca... a Santa Claus. 

Coca-Cola quiso hacer una campaña publicitaria aprovechando la fama del personaje y lo vistió con el color de la marca, el rojo, y entonces se perfiló de una vez por todas el Santa Claus estándar, el que conocemos todos, que viste de rojo, un vejete simpático, gordinflón, risueño y barbado.

Los niños, Santa Claus y la Coca-Cola. En Pepsi Co. se muerden las uñas de envidia.

La Pepsi-Cola ha insistido mucho desde entonces en decir que no fue la Coca-Cola la primera en vestir a San Nicolás de rojo. Qué mala es la envidia... Los pepsicoleros señalan que el rojo y el blanco son habituales en las imágenes de obispos de hace siglos y que otros pintores e ilustradores habían pintado a Santa Claus con ropas de color rojo.

Tantas confianzas con los niños a veces dan grima.

Es cierto, pero eso no impide sostener con sobradas evidencias que Santa Claus viste como viste porque la Coca-Cola lo vistió así y así se quedó de una vez y para siempre. Que los niños de los empleados de la Pepsi-Cola reciban en sus casas a un abuelo con el uniforme de la Coca-Cola es un fastidio, pero la guerra es la guerra, chicos, qué le vamos a hacer.

Feliz Navidad a todos.

Esas disputas sobre el uniforme de papá Noel caen muy lejos de la Epifanía. Que se sepa, Melchor, Gaspar y Baltasar no visten de marca. Según me cuentan, un sastre de Oriente les hace la ropa a medida.

De la comedia a la tragedia


Un personaje cómico, un personaje trágico.

Comenté hace muy poco la cómica presencia de un traductor del inglés al lenguaje de los signos en los funerales de Nelson Mandela. Recordarán el hecho. Un tipo sube al escenario y traduce a signos todo lo dicho por los dirigentes del mundo mundial. Pero, ay, resulta que el tipo se inventaba los signos y éstos nada tenían que ver con lo dicho. Los sordos que presenciaron en acto se alarmaron, inmediatamente. Saltó el escándalo y el suceso dio para muchas risas, aunque indignó a las personas afectadas por lo que parecía una burla.

Daba para muchas risas, y confieso que muchas de esas carcajadas fueron mías, pero esa hilaridad la provocaba, en realidad, una tragedia tremenda. Las autoridades sudafricanas han comunicado a la prensa que el tipo gesticulante padecía una suerte de esquizofrenia y que ahora está recluido en un manicomio. Si realmente estaba loco, si lo han convertido en tal, eso ya no lo sé. Pero hemos pasado de la risa al estupor, de la comedia a la tragedia, en una frase apenas. Se atraganta el reír y nos aplasta el horror de la locura. 

Sea como sea, es un caso singular, único, y un ejemplo vivo de la finísima línea que separa lo cómico de lo trágico. En un pispás, la hemos atravesado.

La capilla ardiendo


Muerto don Ricard Maria Carles, que fuera arzobispo de Barcelona, se le honra con el aparato debido. Eso sí, sin diccionario de inglés. Pasen y vean los estragos que cometen los traductores automáticos. 

Emitido por TV3 y accesible en Twitter.

La gente habla raro



Una oferta de trabajo solicitaba un generador de contenidos digitales. Pedía, en verdad, alguien que supiera escribir artículos para un sitio web. Un amigo mío me recomendó poner en valor mis potenciales de crecimiento y me dejó consternado. Es el pan de cada día. La gente habla muy raro. 

En una parada del autobús, una mujer de mediana edad quería quedar para merendar con sus amigas. Yo te expongo la situación, decía, y luego concretamos un acuerdo. ¡Caramba! 

En una empresa, doy fe, ya no se ponía a la gente de patitas en la calle, ni siquiera eran despedidos, ni tan sólo se procedía a una reestructuración de los puestos de trabajo, sino que (¡atención!) se liberaban parte de los recursos humanos de sus obligaciones contractuales con la empresa y (¡encima!) se les daba la oportunidad de empoderar sus capacidades para rediseñar un futuro profesional más acorde con sus preferencias, ahí es nada y maldita la gracia. Supongo que añadiría ¡Felices fiestas! para completar el relato.

Los políticos son un pozo de sorpresas (desagradables): destrozan el lenguaje constantemente. Mal asunto, porque la lengua os hará libres y hablar mal, esclavos. La neolingua de 1984 asoma sus narices un día sí y otro también. No pondré ejemplos. Son espeluznantes y asoman en la prensa, la radio y la televisión con el desparpajo y la mala fe de quien se niega a hablar claro donde es imprescindible llamar a las cosas por su nombre. A la mala leche que provocan los significados se suma el horror de los significantes, y hasta aquí hemos llegado.

¿Una batalla perdida? Ojalá que no.

Etcétera. Vivo rodeado de palabras enemigas, cargadas de malas intenciones bajo las sílabas, de significado incierto y dichas con aviesa intención. Aviso para navegantes: Lo peor no es el uso de estos palabros, sino que éstos son la tapadera de lo que se hace en su nombre.

Reloj micrófono y grabadora espía suizos


Harry Lime opina sobre los suizos.

En El tercer hombre, Holly Martins (Joseph Cotten) se cita con Harry Lime (Orson Welles) en la gran noria del Prater de Viena. En una de las escenas más memorables de la película, Harry reivindica el crimen y desprecia a los suizos. Dice: You know what the fellow said ---in Italy, for thirty years under the Borgias, they had warfare, terror, murder and bloodshed, but they produced Michelangelo, Leonardo da Vinci and the Renaissance. In Switzerland, they had brotherly love, they had five hundred years of democracy and peace ---and what did that produce? The cuckoo clock

Señor Lime, no descarte el progreso en Suiza gracias al crimen y la maldad. La Confederación Helvética es famosa por guardar el dinero de toda la canalla de la humanidad: tiranos, ladrones, sinvergüenzas, traficantes (de armas, drogas o mujeres), multinacionales tramposas y fauna semejante. ¡No está mal! Nada mal. Su neutralidad, además, le ha permitido hacer negocio con tirios y troyanos, sin escrúpulos morales. Así, por ejemplo, vendió millones de relojes a los dos bandos beligerantes durante las dos guerras mundiales. Ése fue un negocio redondo.


Suiza no se quedó atrás durante la Guerra Fría. El reloj de la fotografía (suizo, pero sin marca) fue empleado por los espías de la Stassi, la policía política de la República Democrática de Alemania, la Alemania socialista, los malos

La RDA fue, en efecto, una tiranía despreciable. No sabría definirla de ninguna otra manera. La principal ocupación de su policía política era espiar a los alemanes del Este para pillarlos en falta, al estilo de 1984 de George Orwell. A Suiza, sin embargo, le daba igual. 

El cronógrafo micrófono y la grabadora espía Nagra NS.
Fíjense qué pequeñita, y eso en 1960.

El reloj de la fotografía servía para grabar conversaciones. Es un cronógrafo de bella factura, fabricado en 1960, que oculta un micrófono. A través de un cable, que corría por debajo de la manga de la camisa hasta algún bolsillo de la chaqueta, la señal del micrófono llegaba hasta una grabadora magnetofónica Nagra. Tanto el reloj como la grabadora eran el no da más de la más moderna tecnología suiza. Eso sí, no podía emplearse el aparato con manga corta o ropa ceñida.

El señor Kudelski y una grabadora Nagra de alta fidelidad.

Todavía no se había inventado el cassette y las cintas venían en una bobina. Stefan Kuldesky, un estudiante de ingeniería, patentó una grabadora magnetofónica en los años cincuenta y comenzó a fabricarla, la Nagra I. Era un registrador profesional portátil, tan portátil que muy pronto comenzó a ser utilizado por periodistas y reporteros, incluso por alpinistas (grabó una ascensión al Everest) y astronautas. Los siguientes modelos fueron cada vez más y más pequeños.

Una Nagra  para espías sin la tapa, para que puedan verse las cintas y el mecanismo.

La Nagra de la Stassi empleaba una cinta de un octavo de pulgada, la misma que emplean los cassettes compactos y no tenía motor de rebobinar. Las grabaciones de las Nagra espías eran sorprendentemente buenas. Con todo, los periodistas de radio y televisión prefirieron aparatos más grandes porque la Nagra, al ser tan pequeñita (como una tablet de hoy en día), podía caerse, abollarse y averiarse con facilidad. Pero grabar, grababa muy bien.

Nagra patentó una grabadora a manivela, portátil, que permitía prescindir de baterías.

Quizá no fuera idónea para la agitada vida de un reportero, pero era ideal para las labores de espionaje. Pronto apareció en las películas de James Bond y otras, y los suizos se forraron vendiéndola a la CIA, el FBI, la KGB, la Stassi o quien fuera. Sin manías de ninguna clase. He ahí por qué el Museo de la Stassi en Berlín exhibe ese reloj-espía suizo, un cronógrafo-micrófono conectado a una Nagra NS. Los espías alemanes empleaban las mismas máquinas que la CIA o el MI6, pagadas a tocateja, naturalmente.

Kudelski triunfó en Hollywood gracias a sus grabadoras, quizá las mejores de su época.

Nagra también vendió mucho en Hollywood. De hecho, Kudelski ganó varios premios Oscar por sus avances en la grabación de sonido. Fue, sin duda, uno de los mejores ingenieros de sonido del siglo XX.