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A las puertas del tribunal



Dando un paseo dí con un montón de automóviles y furgonetas de TV3 delante del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Los cámaras y un reportero estaban preparando una retransmisión para hablar de... ¡de tantas cosas! 

Esta el caso del hotel del Palau, donde medio gobierno municipal metió mano y el señor Millet procuraba para sí ganar muchos dineros. Hemos visto al señor Millet en silla de ruedas diciéndole al señor juez que no es él, que anda de pastillas hasta la oreja y no sabe lo que se dice. Cómico y ridículo. Me extraña que el cachondeo no sea público, pero quizá los jefes de TV3 y los medios afines al régimen tengan miedo a recordarnos los negocios del señor Millet. 

Cómico Millet, tanto como patético el papel del alcalde de Barcelona y de su predecesor. Su responsabilidad política consiste en ser tan absolutamente ajenos a lo que sucede en el Ayuntamiento que resulte imposible ser responsables de nada que pueda ocurrir en él. Eso sí, como algo salga bien ¿quién se cuelga las medallas?

También está la imputación por cohecho contra Oriol Pujol. A decir del juez, hay pruebas razonables más que suficientes para acusarlo de aceptar 30.000 euros a cambio de un determinado voto en el Parlamento de Cataluña. Ya imputado por tráfico de influencias, ahora lo está por cohecho. Él, su señora, sus amigos... ¿Creen que ha dimitido de alguna cosa? No, qué va. Entonces, lo habrán cesado, ¿no? ¡Tampoco! Pero ha redactado el código ético de los diputados de su partido (sí, sí, va en serio, es verdad). ¡Así nos va!

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