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Cálculo del retorno de una inversión


Chachi, ya tenemos aeropuerto, pero ¿para qué?

El gobierno de la Generalidad de Cataluña invirtió en el aeropuerto de Lleida-Alguaire lo visto y no visto y se cubrió de gloria cometiendo varios disparates seguidos. Tiene mérito, porque es el primer aeropuerto de España construido con fondos que provienen exclusivamente de una Comunidad Autónoma. En teoría, también fue el primero en ser gestionado por una Comunidad Autónoma y no por AENA, pero esto no es del todo cierto, porque lo primero que se hizo fue (¡en efecto!) privatizar la gestión del aeropuerto. ¡Tantos disparates y tan seguidos y no podemos echarle las culpas a Madrid! Qué pena.

El primer disparate, el control presupuestario. En 2007, el presupuesto inicial del aeropuerto era de 42,5 millones de euros. Cuando se acabaron las obras, en 2009, ya pasaba de los 95 millones. ¡Eso es una desviación presupuestaria y lo demás, puñetas!

El segundo disparate: ¿para qué c... necesitamos el aeropuerto de Lleida? Se optó por el planteamiento de construir primero y preguntar después. ¿Alguien quiere utilizarlo, ahora que lo tenemos? Tendrá que ser mucha gente, porque se calcula que el aeropuerto necesita un tráfico de medio millón de pasajeros al año para ser rentable. ¡Medio millón! 

Hubo más gente en la inauguración que pasajeros un día cualquiera.

La Generalidad de Cataluña, en un arranque de optimismo sin base real alguna, sostiene que conseguirán un flujo de poco más de 300.000 pasajeros al año en 2019 y quizá se llegue al máximo esperado (sic) de 395.000. Seguimos lejos de ese medio millón de pasajeros. Más lejos todavía si contamos los pasajeros que de verdad pasan por el aeropuerto: casi 62.000 en 2010;  unos 33.000 en 2011; otros 33.000 en 2012; alrededor de 29.000 en 2013... Nos vamos acercando cada vez más al medio millón, ¿verdad? 

De hecho, va tan bien que en 2011 se queda sin vuelos, dejando a un lado algunos vuelos chárter hacia Ibiza y Menorca en verano, que transportan hooligans borrachos de aquí para allá. Luego se ha vuelto a recuperar un vuelo regular con Palma de Mallorca, el único vuelo regular que sale del aeropuerto de Lleiga-Alguaire, y algún vuelo chárter para traer hooligans ingleses y acercarlos a las pistas de esquí en invierno, para que se emborrachen en otro sitio que no sea la playa en las vacaciones de Navidad.

Como ven, la actividad es frenética y los aeroplanos hacen cola para cargar y descargar pasajeros y mercancías. 

Lejos de reconocer el fracaso y cerrar el aeropuerto (o venderlo al mejor postor), se creó (atención) la Mesa Estratégica del Aeropuerto de Lleida-Alguaire (MEALA). Las instituciones políticas y económicas de Lérida (sic) forman la MEALA, que busca pasajeros donde sea y sólo los encuentra en los pubs británicos. Además, disparate sobre disparate, a instancias de la MEALA, se inician los trabajos para la ampliación del aeropuerto (!?) ante las buenas perspectivas de futuro de la infraestructura (!!!??). En 2011 (33.000 pasajeros) ya se gastaron millón y medio de euros en ampliar algunas instalaciones y ahora quieren ampliarlo más todavía, sin que exista una demanda real de vuelos de pasajeros o mercancías, todo sea dicho.

El último disparate tiene que ver con una instalación solar fotovoltaica, y no es un disparate menor. La Generalidad de Cataluña emite un comunicado de prensa que copian casi todos los periódicos catalanes de pe a pa, sin cuestionar una coma, como es tradición y costumbre. Será éste. Fíjense que el comunicado de prensa no habla en ningún momento del dinero que se ha invertido en esa instalación solar. ¿Cuánto dinero nos ha costado? Ah, misterio. Je ne sais pas!

La fotografía que acompaña al comunicado de prensa.
¿Alguno de los fotografiados cuestionó la rentabilidad de la inversión?

Uno tiene que bucear en las hemerotecas para dar con la inversión inicial prevista (un millón de euros). Lo que ha costado en verdad... Ninguna de las instituciones implicadas ha querido decirlo. CIMALSA (propietaria de la instalación) no lo ha dicho; el Institut Català d'Energia, tampoco; las autoridades del aeropuerto, menos; etc. 

Puede calcularse. 1.634 paneles, 2.715 metros cuadrados, una potencia de 300 kW y una producción estimada de 0,5 MWh/año (se escribe 500.000 kWh/año para que parezcan más). A ojo, comparando ésta y otras instalaciones semejantes, sale ese millón de euros que decía y que nadie quiere decir ahora. 

Sin embargo, en una entrevista en la cadena SER se le escapó al consejero de Territorio y Sostenibilidad que las instalaciones se amortizarían en ochenta años (sic). A la luz de esta confesión, cabe preguntar si se equivocó o si la instalación ha costado finalmente cerca de dos millones de euros. Si el control presupuestario es el mismo que se empleó para construir el aeropuerto, salen los números. Si se equivocó, seguimos con el millón de euros, pero ¿qué más da?

Porque el comunicado de prensa presume de un ahorro en electricidad de 25.000 euros al año. En el mejor de los casos, naturalmente. Si la instalación ha costado un millón de euros, la amortizamos en cuarenta años; si ha costado dos millones, en ochenta, como dijo el consejero. Ahora voy yo y recuerdo que la vida útil de una instalación solar fotovoltaica rara vez supera los veinte años. ¿Qué les parece? Fabuloso.

Es cierto que, como dice el comunicado de prensa y como dijo el consejero en la SER, el Gobierno de España se ha cargado las primas que se pagaban a las energías renovables. Con esas primas, la instalación se amortizaba en veinte años. Sin primas, en ochenta. Una locura.

En el mejor de los mundos posibles, con las primas vigentes, habríamos invertido uno o dos millones de euros (según) y en 2034 habríamos recuperado uno... siempre que en veinte años no hubiera inflación y la instalación no hubiera tenido coste alguno de mantenimiento. Resumen: beneficio ambiental mínimo y pérdida económica. Cambiar las bombillas del aeropuerto por otras mejores nos hubiera permitido ahorrar la misma cantidad de electricidad, reducir el total de emisiones contaminantes (fabricar una bombilla contamina menos que fabricar el panel fotovoltaico que permite que funcione) y habríamos invertido diez o veinte veces menos dinero, ahí queda eso.

El aeropuerto iluminado como si fuera el de Las Vegas.

Sin las primas, la instalación deja de funcionar en 2034 y deja un agujero contable de medio millón a un millón y medio de euros, sin considerar gastos de mantenimiento e inflación. ¡Qué negocio!

Pero cualquier hijo de vecino que se haya movido por el sector eléctrico y de las energías renovables sabía que las primas a la energía solar fotovoltaica tenían los días contados. No discuto si eso es bueno o malo, pero señalo que la amenaza estaba en boca de todo el mundo y sólo era cuestión de tiempo que pasara lo que ha pasado. Pero la excusa es buena para que el comunicado de prensa eche las culpas de este disparate financiero a Madrid y luego (atención) diga que esta instalación (traduzco) es pionera en todo el Estado [en España], porque operará en el sistema eléctrico sin ninguna prima ni subvención como infraestructura de producción de energía renovable. ¡Eso es ponerse medallas! ¡Olé! ¿No tendrían que agradecerselo a Madrid, en vez de echarle las culpas?

Lástima que sea mentira. Porque no es pionera en España en funcionar sin ayudas públicas. Además, la inversión y el mantenimiento de la instalación corren a cargo de una empresa pública, no de un inversor privado. Queman la pólvora del rey, no se juegan el tipo. Sólo nos arruinan a todos un poco más.

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