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Gran Premio de Canadá 2014


Hizo lo que pudo, que no es mucho, y acabó sexto. El otro, décimo.

Allá vamos, al Canadá. En el circuito de Montreal, donde está eso tan cursi del muro de los campeones y donde algunas rectas dejan espacio para adelantar y para quemar motores. Es un circuito que gasta muchos frenos y agota los depósitos de combustible. Eso me dicen, que yo no he estado ahí.

Ayer fue la carrera, que comenzó como siempre este año, con los dos Mercedes-Benz delante, bien delante, el resto detrás, muy atrás, y Ferrari, mal, muy mal, qué le vamos a hacer. Pero ¡hubo novedades! 

Porque los Mercedes-Benz se averiaron. Algo les pasó con la transmisión, los frenos o qué sé yo, pero el de Hamilton tuvo que abandonar. Se quedó clavado. El otro, el de Rosberg (hijo), comenzó a ir despacito. Acabó segundo, lo que no está nada mal, pero que nada mal, visto los problemas que le habían caído encima.

Me hubiera gustado que la carrera hubiera durado más, porque las últimas vueltas fueron las mejores. En las seis primeras plazas, todos querían parte del pastel. Al final, justo en la última vuelta, Pérez hizo un extraño y Massa, que llevaba un Williams que tiraba como un cohete, se le echó encima y ahí acabó todo, con el coche de seguridad en pista los últimos kilómetros de la carrera. Menos mal que nadie se hizo (demasiado) daño.

El Williams de Massa, despachurrándose.

A mí se me queda esta cara, sabiendo que, ¡otro año más!, Ferrari queda para vestir santos. ¡En fin! Ya forma parte de la tradición.

¡¡¡Me c... en el turbo!!! @$%#&*!!!


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