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Falcó



Lorenzo Falcó es un espía. Una especie de James Bond ibérico, cínico, desalmado, eficaz en su trabajo y carente de escrúpulos... Lo de siempre, vamos. Reclutado por el Almirante en tiempos de la Segunda República Española, metido en asuntos sucios sobre los que más vale no preguntar, ahora sirve al bando de los militares que se han sublevado contra el Gobierno, en los inicios de la Guerra Civil Española. A este personaje le cae encima una misión de las que hacen historia: organizar el rescate de... ¿Puedo decirlo?

En fin, Pérez-Reverte monta una de espías de primera especial en un libro, Falcó, que se lee casi sin querer, en un pispás. Sus principales personajes tienen el inconfundible sello perezrevertiano, y uno no espera menos. Se ciñen todos a los cánones del género: traidores, agentes dobles, héroes, villanos... Hay de todo. La obra está bien escrita, es eficaz en su propósito (entretener), despierta las ganas de seguir leyendo. ¿Qué más quieren? Con lo que corre por ahí, ¡bravo! 

Porque la obra será comercial, claro que lo es, pero don Arturo hace muy bien su trabajo. No sólo porque funciona como un reloj, sino porque las piezas están bien trabajadas y pulidas. Ya les digo yo que esta artesanía no se ve a menudo. Hacía mucho que no leía un Pérez-Reverte y el reencuentro me ha satisfecho.

Falcó ha provocado cierta polémica porque el personaje trabaja para el bando nacional y los malos de la función serían los republicanos. Hay quien considera que esto no es correcto. A ver... Creo que al personaje le va más estar donde está que en el otro lado. Da más juego y es más coherente que sea así, siendo quien es y cómo es. Y puestos a juzgar, no sé yo si el malo de la función no será el mismísimo Lorenzo Falcó. Menudo personaje.

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