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Menudo panorama


No me van a creer, pero, con las cifras en la mano, en España no se está tan mal. Dicen varios estudios de mucha solvencia que estamos entre las dieciocho democracias plenas del mundo, por delante de Francia o los EE.UU., por ejemplo; otro informe afirma que España es el quinto mejor país del mundo si uno nace mujer; igualmente, nuestra esperanza de vida es de las mejores. Etcétera. Sin embargo...

Sin embargo, sírvanse ustedes mismos, porque tienen material de sobras para echarme la caballería por encima. No hace falta que mencione la corrupción de los partidos en el poder, aquí o allá. Luego, lo que ha ocurrido con la presidencia de la Comunidad de Madrid o la promoción de la división y el enfrentamiento social en Cataluña; las sentencias judiciales de estos últimos días; la creciente desigualdad de las rentas; la estupidez de la que hacen gala constantemente quienes tendrían que dar ejemplo de sensatez... El goteo de estulticias y barbaridades es constante y desalienta a cualquiera, y los hechos antes expuestos, que son ciertos y objetivos, quedan en nada en medio de un ambiente de cabreo y asfixia general. 

Lo bueno que tenemos, que no es poco, queda, de hecho, amenazado. Corre peligro tanto porque algunos hechos que he señalado son una barrena contra ello, en sí mismos, como, también y muy especialmente, porque son la materia prima con que se elaboran propuestas que son, en esencia, un retroceso en lo político y en lo social. 

Y eso no lo podemos permitir.

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