¡Venga otro artículo de opinión para Metrópoli Abierta! Este, además, con un poco de guasa. Va sobre horas y horarios y se postula una postura que afirma que ya está bien de tocarnos las narices con cambiar la hora de comer, por decir algo. Se titula El vals de las horas. Que estén de acuerdo o no, poco importa, mientras les haya gustado.
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