Este año sí, decían en Ferrari. Hace demasiado tiempo que los Ferrari no ganan en Monza y este año todo parecía señalar que podrían ganar. En primer lugar, ya son muchos los que dicen que por fin el Ferrari está un poco (un poquito) por delante del Mercedes-Benz; en segundo lugar, los dos Ferrari se clasificaron los primeros en la parrilla de salida.
Aquí quiero hacer un inciso. En esa clasificación, el Ferrari de Räikkönen dio la vuelta más rápida de toda la historia de la Fórmula 1 (véanla aquí). Se hizo el circuito de Monza en 1 minuto, 19 segundos, 119 milésimas, que es 01:19:119, un número bonito.
En la misma tanda de entrenamientos, un Sauber con Ericsson al volante tuvo un fallo en el DRS (no se cerró) y su coche salió disparado en línea recta en una curva, a unos 340 km/h. Aparte del susto (morrocotudo) nadie se hizo daño, lo que demuestra lo mucho que ha avanzado la seguridad en estas pruebas.
La carrera fue... un desastre. Desde el punto de vista de Ferrari, claro. Vettel tropezó con Hamilton en las primeras curvas y dio un trompo que lo dejó detrás de todo y con la suspensión desequilibrada. Con todo, ha remontado y ha conseguido acabar cuarto. Pero pudiendo quedar entre los dos primeros... Räikkönen ha mantenido la primera posición frente al Mercedes-Benz de Hamilton hasta la vuelta 45. Ha sido una persecución implacable. Pero el segundo juego de neumáticos del Ferrari ha salido defectuoso y se ha gastado más de la cuenta, hasta asomar un blister. Hamilton ha aprovechado la ocasión y el Ferrari ha acabado segundo (y eso porque no ha pinchado una rueda, suerte hemos tenido).
¿Otro año que parecía ir bien que acabará mal? En cualquier caso, ha sido una carrera muy emocionante.
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