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Las espadas de Caravaggio


Dejo aquí un apunte, señalando que seguramente será incompleto y es posible que, en algún momento, erróneo. Pero ha podido más la osadía que la prudencia. Va de espadas.

Michelangelo Merisi, más conocido como Caravaggio, tiene fama de follonero y peligroso y suele ser representado como un tipo violento, presto a desenfundar los aceros. Consta en los archivos policiales de Roma que se paseaba con una espada al cinto, y que fue detenido por ello. Caravaggio argumentó que era un caballero y que, por lo tanto, podía portar espada. El asunto era peliagudo, porque las ínfulas de Caravaggio se enfrentaban a la ley vigente en la Ciudad y tuvo que ser el cardenal del Monte, su mecenas, quizá con la ayuda del banquero Giustiniani, otro de sus mecenas, quien le libró de una buena. Porque caballero, lo que se dice caballero, no lo era entonces.

Ya sabrán, por lo demás, que Caravaggio se vio metido en diversos lances de armas. En uno de ellos, intentó emascular a Ranuccio Tomassoni y acabó seccionándole la femoral. Tomassoni murió desangrado horas después; Caravaggio, descalabrado en la misma pelea por otra espada (o por un garrote), de poco pierde la vida y tuvo que huir de Roma, acusado de asesinato. Nunca más regresaría.

Cabe preguntarse cuál sería, o cómo sería, la espada de Caravaggio. Lo más propio, dada su biografía y la época en la que se movió, es que fuera una espada ropera a la española, quizá una fabricada en Milán. La esgrima de finales del siglo XVI estaba dominada por la escuela española, que favorecía el uso de espadas roperas de hoja recta cada vez más delgada y alargada. Sin embargo, estaba surgiendo la escuela italiana con fuerza, que llevaría a luchar en otra postura, menos erguida, con las piernas más flexionadas, y que con el tiempo daría pie a la escuela francesa, donde la espada ropera disminuiría su longitud y poco a poco iría convertiéndose en un espadín. Pero hacia 1600 faltaba todavía mucho para eso.

En la época de Caravaggio, predominaba la espada renacentista. La mayoría de las espadas en uso tenían diseños anteriores a 1550, aunque en la segunda mitad del siglo XVI se estaban produciendo cambios de importancia en las hojas y las guarniciones. La espada más propiamente barroca, de cazoleta o lazo, comenzaba a apuntarse, sólo apenas.

Las espadas anteriores al siglo XVI tenían un pomo normalmente esférico y sin botón, de gran tamaño, y una cruz de arriaz simple y recta. Su hoja era relativamente ancha y era frecuente emplearla a dos manos. Pero entonces nacen las patillas o ganchos, que protegen los dedos que pasan por encima de la cruz, y poco después surgirán los pitones en las espadas españolas, en la parte inferior de la patilla. Igualmente, a principios del siglo XVI comienzan a verse los anillos superiores sobre el arriaz, con la misma misión de proteger la mano que empuña la espada. Son, todavía, espadas pesadas, profesionales, más propias de la milicia que de un particular.

Caravaggio pinta espadas como las descritas en más de una ocasión, con conocimiento de causa, pues las esgrimen personas que tienen necesidad de ellas (para decapitar, por ejemplo) o son soldados.


En el Martirio de San Mateo, en la capilla Contarelli, el verdugo del apóstol empuña una espada con anillos superiores sobre el arriaz y pomo redondo. Uno de los testigos también lleva al cinto una espada (ropera) con anillos, y el arriaz tiene una forma ligeramente sigmoidea.


La espada que empuña el asesino de San Mateo aparece de nuevo en la Conversión de San Pablo, en la capilla Cerasi. Se puede apreciar ahora que tenía el pomo abotonado. Cabe, pues, preguntarse, si Caravaggio no tendría una espada como ésta de su propiedad, o si sería la espada de alguno de sus amigos (pienso especialmente en Onorio Longhi, el más peligroso de todos ellos).


En el David con la cabeza de Goliat, expuesto en Viena, Caravaggio pinta una espada más simple, sin anillos, pero con un botón en el pomo, que no es redondo, sino facetado. Parece un arma pesada, de reminiscencias medievales, aunque sus adornos son renacentistas. Podría tomarse como el instrumento de un verdugo, también, por su gran tamaño.


Más sencilla es la espada que aparece en Salomé con la cabeza de Juan el Bautista expuesto en la National Gallery. Es un instrumento de diseño renacentista italiano, podría pasar perfectamente por un diseño de finales del siglo XV. Pomo redondo, sin botones, arriaz recto, sin anillos ni patillas, hoja más delgada que la de una bastarda medieval, etc.


A los pies del David con la cabeza de Goliat que se expone en el Museo del Prado, podemos ver el arriaz exageradamente curvado (¿presto a ser patilla?) de una espada cuyo diseño comenzó a verse a finales del siglo XV.


Puestos a hablar de decapitaciones, mencionaremos que la de Juan Bautista en Malta se ejecuta con un puñal (ni siquiera una daga), después del degüello, y que la otra excepción la constituye el bracamarte (falcione, en italiano) que empuña Judith decapitando a Holofernes. El bracamarte es una suerte de sable (pues sólo tiene un filo, generalmente curvo), más corto que una espada, muy popular durante el Renacimiento, aunque ya no tan frecuente a finales del siglo XVI. Me da por suponer que el bracamarte que empuña Filis Melandroni (la modelo que empleó Caravaggio para hacer de Judith) pertenecería a la colección de alguno de sus mecenas, porque parece más un un instrumento de bonito que de uno funcional. 

Pero, como decíamos, en la segunda mitad del siglo XVI se producen cambios en las guarniciones y se estilizan las espadas. Comienzan a diferenciarse los modelos civiles de los militares. Comienza a generalizarse el guardamanos. Combinado con los anillos y las patillas, forma una guarnición cada vez más compleja.


La que lleva al cinto el Caballero de la Orden de Malta presenta un arriaz que se inclina hacia abajo en el gavilán de parada y hacia arriba en el gavilán de guardia (no llega a ser guardamanos) y que cuenta con patillas y anillos superiores; el pomo está abotonado. Es una espada militar. La del propio caballero, casi seguro.


El David que puede verse en la Galleria Borghese, en Roma, empuña una espada parecida, aunque tiene el arriaz recto, anillos con pitones y patillas, pero no guardamanos. Que la guarnición sea de un metal dorado (¿bronce o latón?) me inclina a pensar que no es un instrumento militar.


La espada más propia y popular de su época la vemos en uno de los presentes en La conversión de San Mateo, en la capilla Contarelli, que lleva una espada típica de finales del siglo XVI. Pomo esférico (más grande de lo habitual y parece que sin botón), guardamanos, arriaz recto, anillos, patillas y pitones.


Un modelo muy semejante lleva el caballero que aparece en La buenaventura expuesto en el Museo del Louvre, en París. Su espada es típica de uso civil, y su guarnición está ya muy elaborada, con patillas enlazadas con los anillos superiores e inferiores y pomo con botón. El tamaño del anillo superior y el del pomo parecen demasiado grandes, aunque es posible que la función del anillo fuera la de una suerte de guardamanos.


La espada más elaborada (y moderna) de las que pinta Caravaggio es la del caballero de La buenaventura que puede verse en los Museos Capitolinos de Roma. Lleva guardamanos enlazado con los anillos superiores mediante una barra puente. Es un bello ejemplo de espada de la escuela española. Curiosamente, en una Buenaventura el caballero lleva una espada y en otra Buenaventura, otra. ¿Se compró una espada nueva nuestro querido pintor?


Tengo para mí que esa espada es la misma que acaricia sensualmente la Santa Catalina de Alejandría expuesta en el Museo Thyssen, en Madrid. Es, entre todas, la espada más bella pintada por Caravaggio y casi, casi, la protagonista del cuadro. Me inclino a pensar que es la propia del pintor (o, al menos, una de ellas, pues podría haber tenido más de una, como he insinuado un poco antes). Responde a una espada ropera de finales del siglo XVI, con arriaz, guardamanos, anillos, etcétera, seguramente forjada en Milán al estilo español. La hoja, esbelta y larga, muestra la elegancia de un arma casi perfecta, forjada en una época en que la escuela de esgrima española era la más alta escuela. 

Añado, finalmente, que esta entrada ha sido modificada para incluir la espada que aparece en la Conversión de San Pablo y esta nota final, dejando a un lado alguna corrección en el resto del texto. Quede dicho que aparecen más espadas en los cuadros de Caravaggio, y otras armas, corazas o escudos, pero que un examen de todo este arsenal merecería un estudio mucho más serio y detallado que éste, que ha sido apenas un apunte. Quizá me anime a seguir otro día, no lo sé.

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