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Licenciaturas, doctorados y mentiras (I)


Karl-Theodor zu Guttenberg (en verdad, Karl-Theodor Maria Nikolaus Johann Jacob Philipp Franz Joseph Sylvester, Freiherr von und zu Guttenberg, y seguro que me he dejado algo por el camino) lo tenía todo. En primer lugar, era un aristócrata de rancio abolengo: Freiherr es algo así como barón; su padre, director de orquesta y su abuelo, Secretario de Estado; su madre es de los Ribbentrop, y su mujer, de los Bismarck. Media historia de Alemania se resume en una reunión de familia, para que vean ustedes. Karl-Theodor no iba a ser menos que papá o mamá. Se licenció en Derecho y en Ciencias Políticas (en las dos cosas, con nota) e hizo carrera en la política, donde triunfó. La primera ministra, la señora Merkel, le nombró ministro de Economía y Tecnología. Luego, ministro de Defensa. Con apenas treinta y nueve años, era el ministro mejor valorado por los alemanes, que elogiaban su integridad y honestidad, para que vean ustedes.

Mientras tanto, se doctoró en la Universidad de Bayreuth en 2007, gracias a su tesis Verfassung und Verfassungsvertrag. Konstitutionelle Entwicklungsstufen in den USA und der EU, que, para entendernos, reflexionaba sobre el desarrollo constitucional en los EE.UU. y en Europa. Hasta aquí, muy bien.

Sin embargo, a finales del febrero pasado, Annette Schavan, ministra de Educación, dijo en voz alta que sentía vergüenza por lo que había hecho el ministro de Defensa. La primera ministra, Angela Merkel, se vio obligada a despachar con él en privado y Karl-Theodor zu Guttenberg presentó su dimisión en medio de un gran escándalo, un escándalo de padre y señor mío, de los que hay pocos. Fíjense ustedes que Norbert Lammert, presidente del Parlamento, dijo que lo que había hecho don Karl-Theodor había sido (cito) un clavo en el ataúd de la confianza en la democracia. Los periódicos decían cosas peores.

Pues ¿qué había hecho? Había copiado algunas partes de su tesis doctoral, sin citar las fuentes. El pasado 23 de febrero, la Universidad de Bayreuth le retiró el título de doctor, dando por demostrado un plagio de parte de su tesis. El 1 de marzo, Guttenberg ya había dimitido mientras el Gobierno Alemán no sabía cómo disculparse en público por haber tenido un tramposo de ministro.

Esas cosas no pasan en Cataluña. Luego les explico el caso de la señora Ortega y verán como es verdad que no pasan.

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