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Los cañones de la Cruz Victoria


La primera Victoria Cross (1856). El diseño se mantiene inalterado.

Qué raros que son los ingleses, que es tanto como decir que tienen unas tradiciones muy curiosas. Especialmente, las militares.

La más alta condecoración que se le da a un súbdito del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte o, ya puestos, de la Commonwealth, por su valor frente al enemigo es la Victoria Cross (Cruz Victoria). Desde 1859, se ha otorgado 1.357 veces a 1.354 personas que han destacado por su coraje, valentía y demás, de las que hoy sólo quedan con vida ocho.

Sello de correos con la VC. Estas cosas chiflan a los ingleses.

Si el premiado vive para contarla (no le será fácil), será el rey en persona quien le cuelgue la medalla y podrá añadir las iniciales VC a su nombre y apellido. En los años sesenta del siglo XX, Canadá primero (1967) y luego Australia y Nueva Zelanda establecieron un sistema propio de condecoraciones, pero mantuvieron el nombre y el mérito especialísimo de la Victoria Cros (VC).

Lean, lean, para que vean lo que cuesta ganar una VC.

Son muy pocas y muy raras, las VC, y los coleccionistas pagan por una de ellas el gusto y las ganas. La última que se subastó llegó al medio millón de euros. La colección Ashcroft, cedida al Imperial War Museum, suma una décima parte de todas las que se han concedido nunca y se exhibe como una gran cosa.

Venga ahora la tradición inglesa. Cuentan que todas las VC se forjan con el bronce de dos cañones capturados a los rusos durante el sitio de Sebastopol, en la Guerra de Crimea. Poco a poco, han ido comiéndose el metal del botín de bronce, a base de guerras y héroes. Esos dos cañones (lo que queda de ellos, mejor dicho) se conservan en el Royal Artillery Museum de Londres y se calcula que han servido para forjar al menos 800 VC.

Los cañones de la Cruz Victoria en el Royal Artillery Museum de Londres.

Una reciente investigación ha puesto en duda que los cañones sean rusos y vengan de Sebastopol, qué contrariedad. Después de examinar el bronce de varias medallas y el bronce mismo de los cañones, se ha llegado a la conclusión de que los cañones no fueron rusos, sino ¡chinos!

¿Chinos? Una hipótesis sugiere que fueron capturados por los rusos en 1855 y empleados luego en Sebastopol. Esta hipótesis es factible, pero poco probable. Los expertos prefieren aventurar que fueron dos cañones capturados a los chinos en la Segunda Guerra Anglo-China de 1860, cruel y ferocísima contienda por ver quién se quedaba con el mercado internacional del opio.

Vengan de donde vengan, estos cañones han proporcionado el metal para que Hancock London Jewellers (http://www.hancocks-london.com/default.html) fabricara estas medallas. Lo lleva haciendo desde el primer día, desde que, en enero de 1856, la reina Victoria decidió crear la más alta condecoración al valor.

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