El yermo solar sigue donde lo dejé, sin vagabundo, pero más vivo que nunca. Entre los hierbajos y los hierros oxidados corren palomas sucísimas, picotean gorriones saltarines y asoman urracas curiosas. Allá se descubre un estornino desorientado, en alguna parte canta un avezado mirlo. Las crueles gaviotas sobrevuelan lentamente el descampado, siempre atentas a la carroña. Quién es quién, quién paloma, quién gorrión, quién urraca, no lo sé yo, aunque conozco algunas gaviotas por verlas pasar. Hubo quien nos dijo que miráramos a los pájaros del cielo, que de ellos se aprende mucho.
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Muertes estúpidas
Los lectores de El cuaderno de Luis se han enfrentado a una encuesta singular. No consta, pero se supone, que la encuesta tiene que ver con la festividad de Todos los Santos, para abrir boca. Se citaban cinco personajes famosos y reconocidos, y se preguntaba cuál de ellos había tenido la muerte más estúpida. La competición ha sido reñida, y no es para menos.
Tennessee Williams, nacido Thomas Lanier Williams, fue un famoso dramaturgo, autor de obras como La gata sobre el tejado de zinc, Un tranvía llamado deseo o La noche de la iguana. Nació el 26 de marzo de 1911 y murió el 25 de febrero de 1983 cuando se atragantó con el tapón de un tubo de pastillas que se llevó a la boca. Un 25% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Tycho Brahe nació el 14 de diciembre de 1546 y murió en Praga el 24 de octubre de 1601, a causa de una infección de orina que le hizo agonizar durante setenta y un días. Pilló tal infección por no levantarse a orinar durante una copiosa cena, considerando que una micción entonces sería una falta de educación y respeto. El pis se lo llevó por delante y nos privó de uno de los más grandes astrónomos de la historia. Un 12,5% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Jim Fixx, nacido James F. Fixx el 23 de abril de 1932, murió el 20 de julio de 1984. Su celebridad fue enorme cuando publicó, en 1977, The Complete Book of Running y puso de moda el jogging (a. footing) para promocionar la vida sana y saludable. Un infarto masivo y fulminante se lo llevó por delante, justo después de su trote matutino en la Ruta 15, en Hardwick, Vermont. Una cuarta parte de los votantes cree que su muerte fue estúpida.
Francis Bacon nació el 22 de enero de 1561 y murió el 9 de abril de 1626. Fue un gran filósofo y un precursor del pensamiento científico, y su pasión por la ciencia lo quitó de enmedio. Quiso demostrar que era posible congelar los alimentos y pilló una pulmonía mientras rellenaba un pollo de nieve en el jardín de su casa. No sabemos qué fue del pollo, ya cadáver, pero Bacon murió poco después. Un 12,5% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Isadora Duncan, nacida Dora Angela Duncan, nació en San Francisco el 27 de mayo de 1878 y murió en Niza el 14 de septiembre de 1927. Fue una gran bailarina, y revolucionó la danza clásica introduciendo la danza expresionista. Lucir una chalina bordada a mano que rodeaba su cuello y ondeaba al viento le costó la vida. Viajaba en un Amilcar descapotable (la leyenda dice que fue un Bugatti) cuando la prenda se enredó en la llanta de la rueda trasera. El tirón le partió el cuello y la arrancó del automóvil. Luego fue arrastrada un centenar de metros. Murió, naturalmente, y un 25% de los votantes cree que murió estúpidamente.
Sólo se conocen las últimas palabras de Tycho Brahe: Ne frustra vixisse videar! En cristiano, que no parezca que he vivido en vano.
Tennessee Williams, nacido Thomas Lanier Williams, fue un famoso dramaturgo, autor de obras como La gata sobre el tejado de zinc, Un tranvía llamado deseo o La noche de la iguana. Nació el 26 de marzo de 1911 y murió el 25 de febrero de 1983 cuando se atragantó con el tapón de un tubo de pastillas que se llevó a la boca. Un 25% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Tycho Brahe nació el 14 de diciembre de 1546 y murió en Praga el 24 de octubre de 1601, a causa de una infección de orina que le hizo agonizar durante setenta y un días. Pilló tal infección por no levantarse a orinar durante una copiosa cena, considerando que una micción entonces sería una falta de educación y respeto. El pis se lo llevó por delante y nos privó de uno de los más grandes astrónomos de la historia. Un 12,5% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Jim Fixx, nacido James F. Fixx el 23 de abril de 1932, murió el 20 de julio de 1984. Su celebridad fue enorme cuando publicó, en 1977, The Complete Book of Running y puso de moda el jogging (a. footing) para promocionar la vida sana y saludable. Un infarto masivo y fulminante se lo llevó por delante, justo después de su trote matutino en la Ruta 15, en Hardwick, Vermont. Una cuarta parte de los votantes cree que su muerte fue estúpida.
Francis Bacon nació el 22 de enero de 1561 y murió el 9 de abril de 1626. Fue un gran filósofo y un precursor del pensamiento científico, y su pasión por la ciencia lo quitó de enmedio. Quiso demostrar que era posible congelar los alimentos y pilló una pulmonía mientras rellenaba un pollo de nieve en el jardín de su casa. No sabemos qué fue del pollo, ya cadáver, pero Bacon murió poco después. Un 12,5% de los votantes considera que su muerte fue estúpida.
Isadora Duncan, nacida Dora Angela Duncan, nació en San Francisco el 27 de mayo de 1878 y murió en Niza el 14 de septiembre de 1927. Fue una gran bailarina, y revolucionó la danza clásica introduciendo la danza expresionista. Lucir una chalina bordada a mano que rodeaba su cuello y ondeaba al viento le costó la vida. Viajaba en un Amilcar descapotable (la leyenda dice que fue un Bugatti) cuando la prenda se enredó en la llanta de la rueda trasera. El tirón le partió el cuello y la arrancó del automóvil. Luego fue arrastrada un centenar de metros. Murió, naturalmente, y un 25% de los votantes cree que murió estúpidamente.
Sólo se conocen las últimas palabras de Tycho Brahe: Ne frustra vixisse videar! En cristiano, que no parezca que he vivido en vano.
Agárrense fuerte
Para todos ustedes, el duetto de Los pescadores de perlas, con las voces de Kraus y McDaniels.
Desafección, desinfección
Con la que está cayendo, más que hablar de desafección tendría que hablarse de desinfección.
Fuegos fátuos
Los fuegos fatuos se dan por la combustión espontánea de la fosfina y del metano, productos de la descomposición y putrefacción de la materia orgánica. Lo digo porque las luces de las que tanto presumíamos han resultado ser el producto de mucha mierda y el oásis, un albañal.
Así nos va
«No hay duda, la realidad es ésta: si alguien riñe con toda clase de vicios y se lanza por el camino de una vida recta, lo primero que se encuentra es la reacción del odio ante su moralidad ejemplar: ¿quién puede dar por buenos unos principios opuestos a los suyos? Además, los que tan sólo se ocupan de amontonar riquezas no quieren que a los ojos de los hombres haya nada superior a lo que ellos detentan. Eso los lleva a atacar por todos los medios posibles a los cultivadores de las letras, pretendiendo demostrar que también los literatos están a merced de su dinero.»
Tal dejó escrito Petronio en el Satiricón (traducido por Lisardo Rubio Fernández para la Biblioteca Clásica Gredos). No hace falta decir más.
Tal dejó escrito Petronio en el Satiricón (traducido por Lisardo Rubio Fernández para la Biblioteca Clásica Gredos). No hace falta decir más.
Sigue la fijación
Alertas, expectantes, se han vuelto todas hacia el mar. De pronto callan, dejan todo lo que llevan entre manos, alargan el cuello, se alzan de puntillas y sus miradas apuntan todas en la misma dirección. Qué vislumbran los vigías metálicos, me pregunto. Qué esperan, qué temen, qué anhelan. En silencio, señalan todos lo mismo y no sabemos qué es.
http://luissoravilla.blogspot.com/2009/09/fijacion.html
http://luissoravilla.blogspot.com/2009/09/fijacion.html
Tregua
La calma precede a la tempestad. También la sigue, una vez que Júpiter Tonante se ha cansado de rayos y truenos y Febo asoma las narices por un agujero entre las nubes. Mercurio traza la señal de tregua y santas pascuas, hasta la próxima.
Una antena de televisión contempla tanta maravilla. No está hecha para dioses, no sabe de los caprichos de Venus, de la ira de Marte, del cachondeo de Baco, pero, alzando la vista, ha quedado atónita. La programación habitual no comprende el silencio, la calma, aquello que el poeta dijo mostrar, por no poder decir.
Una antena de televisión contempla tanta maravilla. No está hecha para dioses, no sabe de los caprichos de Venus, de la ira de Marte, del cachondeo de Baco, pero, alzando la vista, ha quedado atónita. La programación habitual no comprende el silencio, la calma, aquello que el poeta dijo mostrar, por no poder decir.
Chapa, cama y provisionalmente, hogar
Trabajo en un nuevo edificio de oficinas en una zona que había sido industrial, que hubiera querido ser un centro financiero, rodeado de solares, descampados, almacenes con el tejado de uralita, las vías del tren semienterradas, una fábrica de ataúdes y los servicios funerarios de la ciudad. Es un edificio nuevo, firmado por un arquitecto de prestigio y pagado con caudales públicos, los que enriquecieron a una promotora inmobiliaria hoy en apuros, que vendió gato por liebre con el beneplácito del personal.
Justo frente a nuestra ventana yace un enorme solar, despoblado, yermo, que no aprovecha ni a las ratas, donde ha instalado sus reales un vagabundo. Un techo de chapa y un camastro viejo, son su casa y sus muebles. Cada mañana, arrastra el chásis de un viejo carro de la compra, carrozado con una caja de plástico que había sido recipiente de naranjas dulces y olorosas. Carga sus porquerías, el vago recuerdo de sus esperanzas y los útiles que emplea para rebuscar en la basura. Sueña con el vino barato que borre sus sueños y parte con el alma rota y errante.
Hoy se había pronosticado un día con nubes y claros, pero cae una de buena. El vestíbulo de nuestras oficinas parece el Niágara, pero ¿qué se ha hecho del vagabundo? Un vistazo al yermo ha bastado para descubrir su ausencia y vislumbrar los restos de su existencia. Un butacón abandonado, destartalado, náufrago en medio de un mar de barro, señala donde antes hubo chapa, cama y provisionalmente, hogar.
Justo frente a nuestra ventana yace un enorme solar, despoblado, yermo, que no aprovecha ni a las ratas, donde ha instalado sus reales un vagabundo. Un techo de chapa y un camastro viejo, son su casa y sus muebles. Cada mañana, arrastra el chásis de un viejo carro de la compra, carrozado con una caja de plástico que había sido recipiente de naranjas dulces y olorosas. Carga sus porquerías, el vago recuerdo de sus esperanzas y los útiles que emplea para rebuscar en la basura. Sueña con el vino barato que borre sus sueños y parte con el alma rota y errante.
Hoy se había pronosticado un día con nubes y claros, pero cae una de buena. El vestíbulo de nuestras oficinas parece el Niágara, pero ¿qué se ha hecho del vagabundo? Un vistazo al yermo ha bastado para descubrir su ausencia y vislumbrar los restos de su existencia. Un butacón abandonado, destartalado, náufrago en medio de un mar de barro, señala donde antes hubo chapa, cama y provisionalmente, hogar.
Hegel aparte...
El cuaderno de Luis planteó la siguiente cuestión a sus lectores: Hegel aparte, ¿quién es el filósofo más infumable?
Un 23% de los encuestados han señalado a Jacques Derrida (1930-2004). Este personaje es culpable de la deconstrucción, teoría que afirma que cualquier fenómeno estructurado (sincrónico) tiene una historia que nos lleva hasta un período donde se acaba lo que se daba, la historia (llamado momento diacrónico), mostrando que lo simple no se refugia en los orígenes y comprobando que no hace falta que nada sea complejo, porque podemos complicarlo a discreción y justificar cualquier barbaridad mentando de dónde viene. Sus principales virtudes filosóficas son la falta de claridad, una retórica pretenciosa e intencionadamente obtusa y una apariencia de profundidad en asuntos que son de supina trivialidad. También es culpable de haber inspirado (parcialmente) algunos guiones de Woody Allen, algo de por sí suficientemente grave.
Otro 23% ha señalado a otro Jacques, Jacques Lacan (1901-1981), un impostor intelectual de grueso calibre. Mezcló el psicoanálisis y el surrealismo, la evidente y escandalosa falta de rigor científico con la palabrería procedente de la matemática y la física cuántica, su arrolladora desfachatez con libros incomprensibles, y triunfó para desespero del lenguaje claro y distinto y las gentes de bien. Ha sido acusado formalmente de crear una teoría incoherente, pseudo-científica y completamente absurda, y de utilizar términos que, sencillamente, no comprende ni ha comprendido nunca, y nunca nadie ha sido capaz de refutar esta contundente acusación.
La misma preferencia, un 23%, despierta Jürgen Habermas (n. 1929). Sus trabajos se centran en la epistemología y la teoría social, donde defiende que existe algo llamado la racionalidad comunicativa (la gente piensa cuando habla). También inventa el concepto ciencia reconstructiva, que pretende reconstruir las estructuras que Derrida ha deconstruido o desmenuzado justo antes, o poco más o menos. Con el cuento, Habermas y Derrida se las tuvieron durante años y su polémica alcanzó las más altas cotas de la incomprensibilidad, dejando a un lado que no hubo ni acuerdo ni consenso y su discusión no llevó a ninguna parte. El asunto no deja de tener gracia, pues, según Habermas, la realidad es el acuerdo al que se llega al final de una discusión. A ese acuerdo se le llama consenso, y es a partir del consenso que la sociedad reconstruye la realidad previamente desmenuzada durante la discusión. Todo muy hegeliano.
El gran señalado ha sido el inefable Martin Heidegger (1889-1976). El 53% de los encuestados considera que, Hegel aparte, éste es el más infumable de los filósofos propuestos. Lo que le hizo a Nietzsche merece que le den con un ladrillo en los dientes, sin ir más lejos. La filosofía de Heidegger intenta adivinar qué es el ser y hace un análisis existencial del ser y el tiempo (Ser y Tiempo es su magna opus), ya que el ser es siendo, no de otra manera. Nunca me lo hubiera imaginado, ahora que pienso. El caso es que Ser y Tiempo pretende investigar el ser preguntándose por el ser para el que ser o no ser es la cuestión. Heidegger investiga durante cientos de páginas de frases incomprensibles, llega a la conclusión dicha (el ser es siendo, pues no siendo no es) y luego se dedica con cuerpo y alma a militar en el partido nacionalsocialista alemán, que le nombró rector de Friburgo y le permitió gozar de la práctica del antisemitismo, la quema de libros y el destrozo de cualquier atisbo de libertad y razón en las aulas. Luego afirmaría que se le había interpretado mal cuando dijo que el pueblo alemán tiene que escoger su futuro, y ese futuro está ligado al de nuestro Caudillo (Hitler). Pelillos a la mar, aquí no ha pasado nada. Sus ideas influyeron en los existencialistas (ésos que destrozaron la música de jazz) y en Derrida, que aprendió de él a no decir nada con muchas palabras.
Un 23% de los encuestados han señalado a Jacques Derrida (1930-2004). Este personaje es culpable de la deconstrucción, teoría que afirma que cualquier fenómeno estructurado (sincrónico) tiene una historia que nos lleva hasta un período donde se acaba lo que se daba, la historia (llamado momento diacrónico), mostrando que lo simple no se refugia en los orígenes y comprobando que no hace falta que nada sea complejo, porque podemos complicarlo a discreción y justificar cualquier barbaridad mentando de dónde viene. Sus principales virtudes filosóficas son la falta de claridad, una retórica pretenciosa e intencionadamente obtusa y una apariencia de profundidad en asuntos que son de supina trivialidad. También es culpable de haber inspirado (parcialmente) algunos guiones de Woody Allen, algo de por sí suficientemente grave.
Otro 23% ha señalado a otro Jacques, Jacques Lacan (1901-1981), un impostor intelectual de grueso calibre. Mezcló el psicoanálisis y el surrealismo, la evidente y escandalosa falta de rigor científico con la palabrería procedente de la matemática y la física cuántica, su arrolladora desfachatez con libros incomprensibles, y triunfó para desespero del lenguaje claro y distinto y las gentes de bien. Ha sido acusado formalmente de crear una teoría incoherente, pseudo-científica y completamente absurda, y de utilizar términos que, sencillamente, no comprende ni ha comprendido nunca, y nunca nadie ha sido capaz de refutar esta contundente acusación.
La misma preferencia, un 23%, despierta Jürgen Habermas (n. 1929). Sus trabajos se centran en la epistemología y la teoría social, donde defiende que existe algo llamado la racionalidad comunicativa (la gente piensa cuando habla). También inventa el concepto ciencia reconstructiva, que pretende reconstruir las estructuras que Derrida ha deconstruido o desmenuzado justo antes, o poco más o menos. Con el cuento, Habermas y Derrida se las tuvieron durante años y su polémica alcanzó las más altas cotas de la incomprensibilidad, dejando a un lado que no hubo ni acuerdo ni consenso y su discusión no llevó a ninguna parte. El asunto no deja de tener gracia, pues, según Habermas, la realidad es el acuerdo al que se llega al final de una discusión. A ese acuerdo se le llama consenso, y es a partir del consenso que la sociedad reconstruye la realidad previamente desmenuzada durante la discusión. Todo muy hegeliano.
El gran señalado ha sido el inefable Martin Heidegger (1889-1976). El 53% de los encuestados considera que, Hegel aparte, éste es el más infumable de los filósofos propuestos. Lo que le hizo a Nietzsche merece que le den con un ladrillo en los dientes, sin ir más lejos. La filosofía de Heidegger intenta adivinar qué es el ser y hace un análisis existencial del ser y el tiempo (Ser y Tiempo es su magna opus), ya que el ser es siendo, no de otra manera. Nunca me lo hubiera imaginado, ahora que pienso. El caso es que Ser y Tiempo pretende investigar el ser preguntándose por el ser para el que ser o no ser es la cuestión. Heidegger investiga durante cientos de páginas de frases incomprensibles, llega a la conclusión dicha (el ser es siendo, pues no siendo no es) y luego se dedica con cuerpo y alma a militar en el partido nacionalsocialista alemán, que le nombró rector de Friburgo y le permitió gozar de la práctica del antisemitismo, la quema de libros y el destrozo de cualquier atisbo de libertad y razón en las aulas. Luego afirmaría que se le había interpretado mal cuando dijo que el pueblo alemán tiene que escoger su futuro, y ese futuro está ligado al de nuestro Caudillo (Hitler). Pelillos a la mar, aquí no ha pasado nada. Sus ideas influyeron en los existencialistas (ésos que destrozaron la música de jazz) y en Derrida, que aprendió de él a no decir nada con muchas palabras.
Un grupo de encuestados bastante numeroso, un 38%, ha escogido la respuesta Cualquiera de ellos, mostrando que tanto les da Derrida, Lacan, Habermas o Heidegger, cada cual peor que el anterior. No les culpo por ello.
Vidas minusculas
Vidas minúsculas, de Pierre Michon, editado por Anagrama y traducido por Flora Botton-Burlá, es una gran obra, con todas las letras. La contraportada y los críticos se deshacen en elogios. Dicen de Vidas minúsculas que ya es un clásico, uno de esos libros que se señalan con respeto y admiración en las historias de la literatura; también dicen de la obra de Michon que escapa del convencionalismo de los géneros literarios, que es, en sí misma, un nuevo género. Luego resumen el argumento, o de qué va el libro, con torpeza: Michon describe, narra, quizá inventa, la vida de ocho personajes que, de una manera u otra, han dejado una huella en su propia vida. Eso es tanto como no decir nada. Es más, mucho más que eso.
La escritura es desconcertante al principio, porque se aleja de los convencionalismos. Es concisa, precisa, no deja una coma al azar, es bellísima; también, densa y al tiempo, sencilla. La lectura de Vidas minúsculas no fluye de manera natural, despreocupada. Vidas minúsculas exige un lector puesto a serlo, reclama esfuerzo y concentración. No es, por lo tanto, ni quiere ser una lectura fácil, pero ¿qué es fácil? Fácil es una tontería: sostengo que Vidas minúsculas está al alcance de todo el mundo... que quiera leerla. Pónganse a ello, no más. Déjense llevar. Porque el trabajo del lector no tendrá nada que ver con los cultismos, sino con Michon, un autor que escribe con, no para, los lectores. La digestión es lenta, pero el plato, exquisito.
Unos dirán que es un libro triste, pero la belleza se te echa encima así saltas una coma o te dejas llevar por una preposición. Es una belleza elemental, tan simple que parece obvia, tan obvia que no tiene más remedio que hacer acto de presencia. Salta, se te hecha encima, al cuello. Te abruma, te desconcierta. Luego tienes que preguntarte dónde habías dejado de leer, asaltado por aquella imagen. La belleza que Michon nos echa en cara aparece entre analfabetos, locos o borrachos; en algunas escenas eróticas, pero también en la mísera cabaña de un campesino, en medio del bosque, en el frío invierno de una gran ciudad, en la maceta que decora descuidadamente la ventana de un apartamento. Michon tropieza con ella, con la belleza, porque está allí donde está él, y la recoge y la muestra, mientras narra su propia miseria moral, que no es poca.
Todo queda en familia
No sé por qué, pero la miseria es siempre la hermana del genio, dijo Petronio en el Satiricón. O dijo al revés, que el hermano de la miseria era el genio. Ay, no me acuerdo, pero no importa: todo queda en familia.
Leer, fumar, repartir
Los periódicos dan cuenta de un estudio sobre niños maltratados y maltratadores, ésos que campan por los patios de las escuelas. Les ha costado horrores llegar a la conclusión siguiente: los maltratados son escogidos entre los diferentes, porque es fácil que tengan pocos amigos. Ah, brillante. Los gordos, una tercera parte de los maltratados, son las víctimas preferidas. Otra magnífica conclusión: los abusones gastan mala leche; es decir, tienen una visión negativa de la vida, como les cuento, y son irascibles y primarios. Ah, bien, nunca me lo hubiera imaginado.
Cuentan que ha sido víctima alguna vez uno de cada diez jovenzuelos, y que ha sido abusón uno de cada veinte, quizá alguno más. El dato curioso, en cierto modo previsible, es que el perfil del abusón macho nos indica que no lee un libro ni que lo maten, mientras el perfil de la abusona hembra señala que fuma regularmente. Por eso recomiendan a los niños no salir con mujeres que fuman, digo yo.
La parte más inquietante de la encuesta es la que pasan por alto los sabios. La mayoría del patio contempla el abuso con la más absoluta, completa y total indiferencia. Qué jodíos que somos todos, así nos va, así nos fue y no creo que vaya a mejor.
Cuentan que ha sido víctima alguna vez uno de cada diez jovenzuelos, y que ha sido abusón uno de cada veinte, quizá alguno más. El dato curioso, en cierto modo previsible, es que el perfil del abusón macho nos indica que no lee un libro ni que lo maten, mientras el perfil de la abusona hembra señala que fuma regularmente. Por eso recomiendan a los niños no salir con mujeres que fuman, digo yo.
La parte más inquietante de la encuesta es la que pasan por alto los sabios. La mayoría del patio contempla el abuso con la más absoluta, completa y total indiferencia. Qué jodíos que somos todos, así nos va, así nos fue y no creo que vaya a mejor.
Jugando con fuego
En algunas poblaciones de montaña de los Pirineos, los Alpes o el Tirol se celebra algún solsticio o la festividad de un santo patrón con una marcha de antorchas y una hoguera en la plaza del pueblo, porque el fuego es un símbolo pagano, porque en la hoguera se queman los males y los demonios, etcétera. Véase o léase el mito de Prometeo y la verborrea del cuerpo de antropólogos y etnógrafos. Muy bonito.
En política, sin embargo, cuando marchan las antorchas se prima el símbolo por encima de la razón (de la Razón) y se empieza por el mechero y se acaba en las duchas. Y aunque no fuera así, aunque aceptáramos que la política del sentimiento (patrio, religioso, clasista, racial o un poco de todo) no se opone a la política de una sociedad abierta y tolerante, donde no cuenta la gente, sino las personas, aunque fuera así, digo, una marcha de antorchas, lo siento mucho, me trae a la cabeza el regusto de las escenas nocturnas de Triumph des Willens (subtitulada Reichsparteitagfilm der NSDAP), magníficamente filmadas por Leni Riefenstahl, que ya sabemos en qué acabaron, y cómo. Es, a mi juicio, la más estremecedora película de miedo que he visto nunca.
Por eso, cuando veo que un partido político (me da igual de qué signo o ideología) desfila con antorchas, me entran bascas. Los imagino quemando libros al final del acto, cantando el Horst Wessel (Yo tenía un camarada, en versión española), no atendiendo a razones. O los imagino enterrando a José Antonio, donde también echaron mano de las hachas en un ceremonial patrio y fúnebre. O celebrando al Líder el Primero de Mayo en Corea del Norte, un tipo funestamente simpático y demócrata. Y lo siento mucho, serán manías mías, no lo negaré, pero también me da por ahí cuando veo un campo de fútbol lleno de energúmenos, una agrupación de boy-scouts de uniforme, un programa de tele-basura o un político en activo proclamando que le tienen manía y tapándose las vergüenzas con la (con cualquier) bandera. Me entra una mala cosa.
Ya puestos, esos idiotas incendiarios podrían desfilar con velitas, que es más cursi, pero también emotivo. Con LEDs, para pasar por modernos. Desnudos, para proclamar que no tienen nada que ocultar. Vestidos de Polcinella, o bailando la samba. O simplemente, en silencio. Pero, por favor, ¿con antorchas? Con lo que nos hemos tenido que comer en Europa y todavía jugando con fuego.
En política, sin embargo, cuando marchan las antorchas se prima el símbolo por encima de la razón (de la Razón) y se empieza por el mechero y se acaba en las duchas. Y aunque no fuera así, aunque aceptáramos que la política del sentimiento (patrio, religioso, clasista, racial o un poco de todo) no se opone a la política de una sociedad abierta y tolerante, donde no cuenta la gente, sino las personas, aunque fuera así, digo, una marcha de antorchas, lo siento mucho, me trae a la cabeza el regusto de las escenas nocturnas de Triumph des Willens (subtitulada Reichsparteitagfilm der NSDAP), magníficamente filmadas por Leni Riefenstahl, que ya sabemos en qué acabaron, y cómo. Es, a mi juicio, la más estremecedora película de miedo que he visto nunca.
Por eso, cuando veo que un partido político (me da igual de qué signo o ideología) desfila con antorchas, me entran bascas. Los imagino quemando libros al final del acto, cantando el Horst Wessel (Yo tenía un camarada, en versión española), no atendiendo a razones. O los imagino enterrando a José Antonio, donde también echaron mano de las hachas en un ceremonial patrio y fúnebre. O celebrando al Líder el Primero de Mayo en Corea del Norte, un tipo funestamente simpático y demócrata. Y lo siento mucho, serán manías mías, no lo negaré, pero también me da por ahí cuando veo un campo de fútbol lleno de energúmenos, una agrupación de boy-scouts de uniforme, un programa de tele-basura o un político en activo proclamando que le tienen manía y tapándose las vergüenzas con la (con cualquier) bandera. Me entra una mala cosa.
Ya puestos, esos idiotas incendiarios podrían desfilar con velitas, que es más cursi, pero también emotivo. Con LEDs, para pasar por modernos. Desnudos, para proclamar que no tienen nada que ocultar. Vestidos de Polcinella, o bailando la samba. O simplemente, en silencio. Pero, por favor, ¿con antorchas? Con lo que nos hemos tenido que comer en Europa y todavía jugando con fuego.
Seguramente, un Leonardo
Hasta el momento, habían atribuido el retrato a la fantasía desatada de un romántico alemán del siglo XIX. El cuadro medía 33 por 23 centímetros y el soporte de la pintura no era lienzo, sino pergamino, algo inusual. En 1998, Peter Silverman lo compró por algo más de 18.000 dólares en una subasta de Christie's. Dos años antes, ya se había subastado por una cifra semejante, nadie prestaba demasiada atención a este capricho. Pero Silverman tenía un pálpito: creía que la obra podría valer más que esos 18.000 dólares y se arriesgó a invertir en ella.
Entonces surge en escena Martin Kemp, un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oxford, al que le dio la pájara de vérselas ante un Leonardo. Tuvo suerte o acertó, quién sabe. El trazo era el de un zurdo, los infrarrojos descubrieron señales leonardescas, el carbono 14 dató el pergamino entre 1440 y 1650 y ¡atención! descubrieron una huella dactilar del dedo corazón en una de las esquinas del cuadro. La huella coincide aproximadamente con la huella que dejó Leonardo en el San Girolamo que se conserva en los Museos Vaticanos. Manazas, don Leonardo, pero esa aparente torpeza alegró la vida del profesor Kemp y del señor Silverman. La atribución a Leonardo da Vinci es casi segura.
Tirando por lo bajo, el cuadro vale ahora más de cien millones de euros, es 8.300 veces más caro que cuando Silverman, pálpito in mente, lo compró en Christie's. Pero es bello lo mismo.
Entonces surge en escena Martin Kemp, un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oxford, al que le dio la pájara de vérselas ante un Leonardo. Tuvo suerte o acertó, quién sabe. El trazo era el de un zurdo, los infrarrojos descubrieron señales leonardescas, el carbono 14 dató el pergamino entre 1440 y 1650 y ¡atención! descubrieron una huella dactilar del dedo corazón en una de las esquinas del cuadro. La huella coincide aproximadamente con la huella que dejó Leonardo en el San Girolamo que se conserva en los Museos Vaticanos. Manazas, don Leonardo, pero esa aparente torpeza alegró la vida del profesor Kemp y del señor Silverman. La atribución a Leonardo da Vinci es casi segura.
Tirando por lo bajo, el cuadro vale ahora más de cien millones de euros, es 8.300 veces más caro que cuando Silverman, pálpito in mente, lo compró en Christie's. Pero es bello lo mismo.
A través de los siglos
Gloria y maravilla de Girona
Atención, viajeros. Igualmente atentos sibaritas, glotones, bon vivants, diablillos de la gula y sus rendidos admiradores, damas y caballeros sometidos a una dieta feroz, penitentes del estómago, celosos todos del alegre azúcar; atentos, danzarines dionisíacos y sátiros del buen comer, dioses de las golosinas, pasteleros, comensales, curiosos, tristes o alegres; atentos, porque la gloria y maravilla de Girona se expone ante vosotros, y se hace agua en la boca y la boca, agua.
Léase en el envoltorio El xuixo de Can Castelló, el luxe gironí a l'abast de tothom, y qué cierto. Gloria y maravilla de Girona, el chucho de Can Castelló.
Léase en el envoltorio El xuixo de Can Castelló, el luxe gironí a l'abast de tothom, y qué cierto. Gloria y maravilla de Girona, el chucho de Can Castelló.
En vivo y en directo
Dicen que hay, dicen que hay,
un mundo de tentaciones.
También hay caramelos
con forma de corazones.
Sí, señoras y señores, damas y caballeros, Andrés Calamaro. Cantó El estadio azteca, pero tantas otras cosas, en Girona, el 11 de octubre, y nos tuvo dos horas sin parar ni para hacer pis. La gente, loca. Un éxito, vamos. Lástima por el escenario: el pabellón polideportivo resonaba y parte de la música se perdió en ruido. El sonido, pues, sucio, pero Andrés, don Andrés, ni se inmutó. Salió a escena y sólo saliendo se puso la gente en el bolsillo. Era un concierto arriesgado, pues la banda era guitarrera, y eso ya no se estila. Cuatro guitarras eléctricas, ni más ni menos, bajo, teclados y batería. Repito: eso es jugársela, y tiene su mérito. Con todo, el argentino hizo lo que hace siempre, ir a lo suyo, mentar a Maradona y cantar a su aire, como quien no quiere la cosa, lo que no es una crítica, sino una alabanza.
Entre nosotros, lo que me pierde de Calamaro son sus tangos. Que un cantante de rock se atreva con un tango tiene mérito. Que encima los cante bien, increíble. Que los cante en un concierto de rock y le aplaudan, un milagro. Así, sin más que su voz cascada y un humilde acompañamiento, adivinó el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando su retorno, y arrancó los bravos del personal.
un mundo de tentaciones.
También hay caramelos
con forma de corazones.
Sí, señoras y señores, damas y caballeros, Andrés Calamaro. Cantó El estadio azteca, pero tantas otras cosas, en Girona, el 11 de octubre, y nos tuvo dos horas sin parar ni para hacer pis. La gente, loca. Un éxito, vamos. Lástima por el escenario: el pabellón polideportivo resonaba y parte de la música se perdió en ruido. El sonido, pues, sucio, pero Andrés, don Andrés, ni se inmutó. Salió a escena y sólo saliendo se puso la gente en el bolsillo. Era un concierto arriesgado, pues la banda era guitarrera, y eso ya no se estila. Cuatro guitarras eléctricas, ni más ni menos, bajo, teclados y batería. Repito: eso es jugársela, y tiene su mérito. Con todo, el argentino hizo lo que hace siempre, ir a lo suyo, mentar a Maradona y cantar a su aire, como quien no quiere la cosa, lo que no es una crítica, sino una alabanza.
Entre nosotros, lo que me pierde de Calamaro son sus tangos. Que un cantante de rock se atreva con un tango tiene mérito. Que encima los cante bien, increíble. Que los cante en un concierto de rock y le aplaudan, un milagro. Así, sin más que su voz cascada y un humilde acompañamiento, adivinó el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando su retorno, y arrancó los bravos del personal.
Por cierto, la fotografía es de mi hermano, Chema.
La maldición de Sartre
Todavía quedan
La culpa es de...
La última encuesta de El cuaderno de Luis, reconozcámoslo, era de gran enjundia. La culpa es de... Se optaba por echársela a Aznar, a Zapatero, a Hegel, sin la menor duda, pero ha habido quien, sin meditar en el asunto, ha respondido: ¿La culpa de qué? Pues ¿de qué va a ser? Lamento decir que uno de cada diez votantes nos ha defraudado.
Curiosamente, un 30% de los encuestados echan la culpa a Aznar o Zapatero. Por cada uno que señalan a Zapatero, dos señalan a Aznar. La razón de esta preferencia es evidente: Aznar ha reconocido públicamente haber leído a Habermas. Peor aún, dice entenderlo. No hay vuelta de hoja: o miente o dice mentiras, evidentemente. Todos saben que Habermas aprendió de Hegel el decir obviedades con retórica incomprensible y que su famosa acción comunicativa no es más que el trío Calatrava: la tésis, la antítesis y la síntesis. A falta de pan, buenas son tortas.
Un 60% de los encuestados apuntan directamente a Hegel. La culpa es de Hegel, sin la menor duda, afirman, y se quedan tan contentos.
Vox populi, uox Dei.
Curiosamente, un 30% de los encuestados echan la culpa a Aznar o Zapatero. Por cada uno que señalan a Zapatero, dos señalan a Aznar. La razón de esta preferencia es evidente: Aznar ha reconocido públicamente haber leído a Habermas. Peor aún, dice entenderlo. No hay vuelta de hoja: o miente o dice mentiras, evidentemente. Todos saben que Habermas aprendió de Hegel el decir obviedades con retórica incomprensible y que su famosa acción comunicativa no es más que el trío Calatrava: la tésis, la antítesis y la síntesis. A falta de pan, buenas son tortas.
Un 60% de los encuestados apuntan directamente a Hegel. La culpa es de Hegel, sin la menor duda, afirman, y se quedan tan contentos.
Vox populi, uox Dei.
Caca
A veces, el culo de un niño expele aires infernales. Véase el rastro que deja en los pañales, el aroma: Quod erat demostrandum, et caetera. Pero en estos casos la mierda expulsada no pasa de caca y es así infinitamente más agradable, hasta efímera.
La inocencia es cruel, dijo el poeta, por no decir que la caca huele mal. Era muy fino.
La inocencia es cruel, dijo el poeta, por no decir que la caca huele mal. Era muy fino.
No sabían de letras, no saben de números
Doña Mercè Claramunt Bielsa, es la directora general de la Dirección General de Juegos y Espectáculos del Departamento de Interior, Relaciones Institucionales y Participación Ciudadana de la Generalitat de Catalunya. De ella depende la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas (EAJA), que ofrece a los catalanes varios juegos de azar. Según el presupuesto de la Generalitat de Catalunya para 2009, la EAJA tiene un presupuesto de 25,4 millones de euros y 36 empleados. Cada uno de los salarios de la EAJA supone un gasto medio de casi 50.000 euros al año.
Ahora bien, la EAJA no gestiona las loterías de la Generalitat de Catalunya, porque esta gestión ha sido siempre privada. Hace cuatro años y pico, en marzo de 2005, una unión temporal de empresas entre Scientific Games e Indra, llamada Jocs del Mediterrani, ganó el concurso para gestionarlas durante ocho años, prorrogables a ocho más.
Jocs del Mediterrani gestiona unos ingresos superiores a los cien millones de euros al año, cobra su parte y pasa el resto a la EAJA. Según consta en los presupuestos de la Generalitat de Catalunya para 2009, los ingresos presupuestarios derivados de la comercialización de loterías de la EAJA son 22,4 millones de euros. De esos 22,4 millones, 16 millones se transfieren al Departamento de Acción Social y Ciudadanía, para que los destine a programas y acciones sociales. En pocas palabras, si no existieran las loterías de la Generalitat de Catalunya, pero sí un cuerpo de 36 inspectores para controlar casinos, bingos, loterías y demás, podrían destinarse 7,6 millones de euros más que ahora a políticas sociales, que buena falta hacen.
Éste es el coste de mantener algunos culos en algunas butacas.
Y hablando de culos, han vuelto a cagarla.
Porque hoy viene toda la prensa con el pitorreo de la Combi 3, que pretendía ser la lotería estrella de la EAJA. La EAJA se ha gastado 100.000 euros en la promoción de esta lotería, pero sólo vendió 14.000 boletos en 2.500 puntos de venta. Cada boleto costó 7,14 euros en publicidad y repartió, de media, 7,07 euros en premios.
Demasiados premios. Tantos que los ordenadores de la Combi 3 se desactivaron veinte minutos después del primer sorteo, no fueran a caer más apuestas. Poco después, de manera oficial, una resolución (del 24 de septiembre) suspende temporalmente la formalización de apuestas, una manera elegante de admitir, perdón, que la han cagado, y bien.
En marzo de 2005, cuando se formalizó la gestión de las loterías, Jocs del Mediterrani publicó que la reforma de la lotería 6/49 costaría seis (6) millones de euros. La Combi 3 era la lotería que pretendía sustituir la 6/49. ¿Cuánto nos ha costado la broma? ¿Lo mismo? ¿Más? Seamos benévolos: menos. ¿La mitad? ¿Una sexta parte? ¿...? En todo caso, una burrada.
De todo lo dicho deducimos que ni Jocs del Mediterrani ni la EAJA saben de números, y por eso se han cubierto de gloria (por no decir mierda, perdonen). Los que sí saben de números explican que 228 apuestas (a euro por apuesta) aseguran de modo infalible un premio de 3.000 euros, con un beneficio neto mínimo de 2.772 euros. Que yo no sepa de combinatoria, vale, pero que no sepa la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas...
Pueden indagar algo más en:
Ahora bien, la EAJA no gestiona las loterías de la Generalitat de Catalunya, porque esta gestión ha sido siempre privada. Hace cuatro años y pico, en marzo de 2005, una unión temporal de empresas entre Scientific Games e Indra, llamada Jocs del Mediterrani, ganó el concurso para gestionarlas durante ocho años, prorrogables a ocho más.
Jocs del Mediterrani gestiona unos ingresos superiores a los cien millones de euros al año, cobra su parte y pasa el resto a la EAJA. Según consta en los presupuestos de la Generalitat de Catalunya para 2009, los ingresos presupuestarios derivados de la comercialización de loterías de la EAJA son 22,4 millones de euros. De esos 22,4 millones, 16 millones se transfieren al Departamento de Acción Social y Ciudadanía, para que los destine a programas y acciones sociales. En pocas palabras, si no existieran las loterías de la Generalitat de Catalunya, pero sí un cuerpo de 36 inspectores para controlar casinos, bingos, loterías y demás, podrían destinarse 7,6 millones de euros más que ahora a políticas sociales, que buena falta hacen.
Éste es el coste de mantener algunos culos en algunas butacas.
Y hablando de culos, han vuelto a cagarla.
Porque hoy viene toda la prensa con el pitorreo de la Combi 3, que pretendía ser la lotería estrella de la EAJA. La EAJA se ha gastado 100.000 euros en la promoción de esta lotería, pero sólo vendió 14.000 boletos en 2.500 puntos de venta. Cada boleto costó 7,14 euros en publicidad y repartió, de media, 7,07 euros en premios.
Demasiados premios. Tantos que los ordenadores de la Combi 3 se desactivaron veinte minutos después del primer sorteo, no fueran a caer más apuestas. Poco después, de manera oficial, una resolución (del 24 de septiembre) suspende temporalmente la formalización de apuestas, una manera elegante de admitir, perdón, que la han cagado, y bien.
En marzo de 2005, cuando se formalizó la gestión de las loterías, Jocs del Mediterrani publicó que la reforma de la lotería 6/49 costaría seis (6) millones de euros. La Combi 3 era la lotería que pretendía sustituir la 6/49. ¿Cuánto nos ha costado la broma? ¿Lo mismo? ¿Más? Seamos benévolos: menos. ¿La mitad? ¿Una sexta parte? ¿...? En todo caso, una burrada.
De todo lo dicho deducimos que ni Jocs del Mediterrani ni la EAJA saben de números, y por eso se han cubierto de gloria (por no decir mierda, perdonen). Los que sí saben de números explican que 228 apuestas (a euro por apuesta) aseguran de modo infalible un premio de 3.000 euros, con un beneficio neto mínimo de 2.772 euros. Que yo no sepa de combinatoria, vale, pero que no sepa la Entidad Autónoma de Juegos y Apuestas...
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La perra que fue leona
Me hubiera gustado que hubiera sido una leona, una hembra ferocísima que se habría alimentado de domingueros, cumbayás y boletaires, una fiera invicta que oscureciera la fama fúnebre y terrible de la bestia de Gévaudan, que acabara de modo sangriento con los campistas de ciudad e impusiera la ley de la selva. Pero, ay, la realidad barre la poesía y nos hemos encontrado con un perro enorme, feo, estúpido, que se alimentaba de la carroña de una granja de gallinas, un perro con el estómago emplumado, sarna abundante, una herida de bala infectada en el cuello y el aspecto desgarbado de un chucho en desgracia. Ayer lo abatieron a balazos mientras daba buena cuenta de pellejos de gallina. Un final sórdido, triste. Dos tiros que pusieron fin a la leyenda de la leona de La Sènia, en la comarca del Montsià, Tarragona.
Cuenta el Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) que era un perro mestizo, con parte de perro de presa canario y parte de fila brasileño, que su cruz era de 75 centímetros, y que medía 160 centímetros de la cabeza al rabo. Dada su lamentable apariencia (sic), el CAR no ha publicado fotografías del bicho y nos ha ahorrado el disgusto. Hemos ocupado durante cinco días a cuarenta agentes rurales, mossos d'esquadra y guardias civiles, provistos de armas largas y la inquietud del safarista, más una docena de vehículos todo-terreno y dos helicópteros. En total, cuentan, 100.000 euros, casi nada. El precio de una leyenda venida a menos.
Cuenta el Cuerpo de Agentes Rurales (CAR) que era un perro mestizo, con parte de perro de presa canario y parte de fila brasileño, que su cruz era de 75 centímetros, y que medía 160 centímetros de la cabeza al rabo. Dada su lamentable apariencia (sic), el CAR no ha publicado fotografías del bicho y nos ha ahorrado el disgusto. Hemos ocupado durante cinco días a cuarenta agentes rurales, mossos d'esquadra y guardias civiles, provistos de armas largas y la inquietud del safarista, más una docena de vehículos todo-terreno y dos helicópteros. En total, cuentan, 100.000 euros, casi nada. El precio de una leyenda venida a menos.
El placer del idiota
Idiot's Delight (traducido literalmente, el placer del idiota) es el nombre de un postre riquísimo que saltó a los menús a mediados del siglo XIX. Idiot's Delight (1939) es una película de las de antes, de Hollywood, de ésas que no eran ni demasiado buenas ni demasiado malas. El guión era de Robert E. Sherwood, que adaptó una obra de teatro que había escrito él mismo en 1936. Protagonizan la película, ni más ni menos, Norma Shearer y Clark Gable, y el principal mérito de la película es ver cantar y bailar (sí, cantar y bailar) a Clark Gable, interpretando una versión de Puttin' on the Ritz. Aunque suceden estas cosas, Idiot's Delight no es estrictamente un musical, sino una comedia.
Puttin' on the Ritz fue escrita y publicada en 1929 por Irving Berlin. Apareció por primera vez en la pantalla en 1930, en un musical de Harry Richman. En argot, putting on the Ritz significa vestir con mucha elegancia, a la última, como esos caballeretes que celebraban sus juergas en el Ritz Hotel.
No se pierdan a Clark Gable cantando y bailando por primera y última vez en una película. Después filmaría Gone with the Wind y adiós.
Puttin' on the Ritz fue escrita y publicada en 1929 por Irving Berlin. Apareció por primera vez en la pantalla en 1930, en un musical de Harry Richman. En argot, putting on the Ritz significa vestir con mucha elegancia, a la última, como esos caballeretes que celebraban sus juergas en el Ritz Hotel.
No se pierdan a Clark Gable cantando y bailando por primera y última vez en una película. Después filmaría Gone with the Wind y adiós.
Desapareció
La luna arrastraba en su caída jirones de niebla y rasgaba el cielo pobre de estrellas. Se perdió el blanco de la diosa entre el amarillo del sodio. Desapercibida, desapareció.
«Creo que ya estoy»
Cuentan que uno de los sonados informes encargados por la Generalitat de Catalunya en 2007 está escrito por el doctor en Historia Contemporánea Xavier Domènech, que fue encargado por la Dirección General de Memoria Democrática, que costó más de 2.000 euros, que tenía una sola página y que acababa con esta salerosa expresión: Crec que ja estic (Creo que ya estoy).
Creo que ya estoy. Por ahora.
Los peligros del mal escribir
Leo en un pasquín, y copio textualmente:
no comer carne
es hacer sufrir a los animales
Firma una agrupación vegetariana radical, que no sólo ataca a los carnívoros, sino que también tiene alguna razón contra las mayúsculas, los signos de puntuación y la gramática normativa. Y eso puede provocar una catástrofe, porque lo que viene a decir su pasquín es que, si no comemos carne, haremos sufrir a los animales.
Imagino a las pobres vaquitas, a los pobres cerditos, a las ovejitas y a los cabrones en el estabulario del matadero, esperando y esperando una muerte que no llega, porque nadie come carne. Desde que la humanidad se dedica al exterminio de la lechuga, los animales no humanos languidecen y se extinguen lenta y cruelmente. ¡Nadie les come! ¿Por qué no ponéis fin a nuestros padecimientos, hermanos animales humanos? ¡Comednos! ¡Comed carne, ciudadanos! Hacedlo por esas pobres bestias. Apiadaos de ellas y sacrificadlas.
No creo que fuera éste el plan de la agrupación vegetariana radical, ni mucho menos. A mi entender, confundieron el imperativo con el infinitivo y les falta al menos una coma o dos puntos. El mensaje tendría que haber dicho, por ejemplo:
No coman carne:
hacen sufrir a los animales.
Una sociedad que no sabe escribir es la que no sabe leer ni hablar, dijo el poeta.
no comer carne
es hacer sufrir a los animales
Firma una agrupación vegetariana radical, que no sólo ataca a los carnívoros, sino que también tiene alguna razón contra las mayúsculas, los signos de puntuación y la gramática normativa. Y eso puede provocar una catástrofe, porque lo que viene a decir su pasquín es que, si no comemos carne, haremos sufrir a los animales.
Imagino a las pobres vaquitas, a los pobres cerditos, a las ovejitas y a los cabrones en el estabulario del matadero, esperando y esperando una muerte que no llega, porque nadie come carne. Desde que la humanidad se dedica al exterminio de la lechuga, los animales no humanos languidecen y se extinguen lenta y cruelmente. ¡Nadie les come! ¿Por qué no ponéis fin a nuestros padecimientos, hermanos animales humanos? ¡Comednos! ¡Comed carne, ciudadanos! Hacedlo por esas pobres bestias. Apiadaos de ellas y sacrificadlas.
No creo que fuera éste el plan de la agrupación vegetariana radical, ni mucho menos. A mi entender, confundieron el imperativo con el infinitivo y les falta al menos una coma o dos puntos. El mensaje tendría que haber dicho, por ejemplo:
No coman carne:
hacen sufrir a los animales.
Una sociedad que no sabe escribir es la que no sabe leer ni hablar, dijo el poeta.
Devoradora de hombres
Cuentan los periódicos que se ha avistado una leona en los alrededores de La Sènia, Tarragona, un pueblo limítrofe con Castellón. La han avistado ya tres veces y los agentes de la Benemérita, los Mossos d'Esquadra y los agentes rurales van tras ella, no fuera a comerse a alguien. El safari lleva en la zona desde el sábado, pero la devoradora de hombres es astuta y fugitiva y no piensa regalar una libertad sin duda efímera, pero libertad al fin y al cabo.
Pero aviso: en la ciudad también abundan las leonas devoradoras de hombres. He visto dos o tres, en los alrededores del escaparate de Loewe, acechando, y nadie toma cartas en este asunto.
Pero aviso: en la ciudad también abundan las leonas devoradoras de hombres. He visto dos o tres, en los alrededores del escaparate de Loewe, acechando, y nadie toma cartas en este asunto.
3, impar y rojo
Cosas de la raza superior
«[...] el general Volkmann, segundo comandante en jefe de la Legión Cóndor [...] aprovechaba cualquier celebración lúdica en la que participaba con sus hombres para subirse sobre una mesa e intentar tocarse una oreja con un pie.»
Mencionado en el Atlas Ilustrado de la Legión Cóndor, VV.AA.
Mencionado en el Atlas Ilustrado de la Legión Cóndor, VV.AA.
Qué pena
En Barcelona, gana Madrid y tiran cohetes y petardos; si pierde, también. Como he oído petardos, no he sabido qué celebraban, si el éxito o la derrota de la candidatura madrileña. ¿Ha ganado Madrid? ¿Somos olímpicos?
Pues, no. Los brasileños se han llevado las olimpiadas. Ya nos dijo Casandra que las diosas de la samba tienen argumentos irrefutables, pero nadie escucha sus augurios. Los miembros del Comité Olímpico, poderosos, ricos, viejos, no atienden a razones, les pierde la carne, como corresponde a quien toda su vida practica mucho deporte y poco trabajo. No habíamos contado con ello.
En fin, qué le vamos a hacer. En Brasil celebran el suceso y seguro que en los pasillos de las subsecretarías madrileñas afilan los cuchillos, porque somos así de generosos.
Bacon y Caravaggio
Roma me llama, con esta exposición, donde se enfrentan los cuadros de Bacon y Caravaggio. Los dos, pintores atormentados, rebeldes. Ambos malditos y desgraciados. Pintaban al óleo con alcohol, una mezcla interesante, inquietante.
¿Atenderé al canto de la sirena de la Galleria Borghese? No pienso llenarme los oídos de cera, sólo espero que no me aten al mástil.
Más en www.galleriaborghese.it/nuove/mostre.htm.
¿Atenderé al canto de la sirena de la Galleria Borghese? No pienso llenarme los oídos de cera, sólo espero que no me aten al mástil.
Más en www.galleriaborghese.it/nuove/mostre.htm.
Salió por televisión
http://www.tv3.cat/videos/1517589/El-Palau-no-va-pagar-res-ens-va-ajudar-Felix-Millet
Recomiendo escuchar sin prejuicios políticos, llevarse las manos a la cabeza y tal.
Recomiendo escuchar sin prejuicios políticos, llevarse las manos a la cabeza y tal.
Charla con un editor
Libros del Asteroide (www.librosdelasteroide.com) es una de ésas editoriales que, si no existieran, tendrían que inventarse. Su éxito, que se mide en prestigio, no en volumen de ventas, se suma al de otros sellos pequeños y ambiciosos, que también apuestan por la calidad y los buenos lectores. Pero hablábamos de Libros del Asteroide.
Sus libros se han ganado a pulso un lugar en los estantes de las librerías. Su edición es escrupulosa y los títulos se seleccionan con esmero. Publican entre seis y ocho títulos por semestre y en general no defraudan. Luis Solano, su editor, nos explicó que buscan libros que aguanten muy bien el tipo. Libros con mucho fondo, como los boxeadores imbatibles, con mucho poso, como los vinos antiguos. Buenos libros, caramba, a qué tanto poema. Medio en serio, medio en broma, el señor Solano dijo que no publicaba un libro que tuviera menos de diez años.
Unos cuantos lectores conversamos con Luis Solano en la librería La Caixa d'Eines (www.lacaixadeines.com). Me sorprendió su juventud, treinta y tantos, porque esperaba alguien más bragado en batallas librescas, con quevedos y guardapolvos (cómo me gusta exagerar). Envidié la sencillez y la seguridad, la simplicidad de sus argumentos, irrebatibles: no publico nada que no cuente una historia, que no emocione, que no me guste; busco la calidad literaria, pero no el éxito de las grandes ventas; publico poco, con mucho cuidado, después de pensármelo mucho.
Fue atento y amable, y eso que lo tuvimos allá dos horas, explicándonos cómo nació su editorial, de dónde sale el nombre de Asteroide, qué libros nos esperan, cuáles valen la pena y de qué van, y un largo etcétera que agradecimos mucho. Que quede entre nosotros, pero ya he comenzado a escribir la carta a los Reyes Magos, y algún asteroide me caerá encima.
No me resta sino desear a Libros del Asteroide suerte y buenos libros, porque de buenos lectores anda el mundo lleno, esperando.
Sus libros se han ganado a pulso un lugar en los estantes de las librerías. Su edición es escrupulosa y los títulos se seleccionan con esmero. Publican entre seis y ocho títulos por semestre y en general no defraudan. Luis Solano, su editor, nos explicó que buscan libros que aguanten muy bien el tipo. Libros con mucho fondo, como los boxeadores imbatibles, con mucho poso, como los vinos antiguos. Buenos libros, caramba, a qué tanto poema. Medio en serio, medio en broma, el señor Solano dijo que no publicaba un libro que tuviera menos de diez años.
Unos cuantos lectores conversamos con Luis Solano en la librería La Caixa d'Eines (www.lacaixadeines.com). Me sorprendió su juventud, treinta y tantos, porque esperaba alguien más bragado en batallas librescas, con quevedos y guardapolvos (cómo me gusta exagerar). Envidié la sencillez y la seguridad, la simplicidad de sus argumentos, irrebatibles: no publico nada que no cuente una historia, que no emocione, que no me guste; busco la calidad literaria, pero no el éxito de las grandes ventas; publico poco, con mucho cuidado, después de pensármelo mucho.
Fue atento y amable, y eso que lo tuvimos allá dos horas, explicándonos cómo nació su editorial, de dónde sale el nombre de Asteroide, qué libros nos esperan, cuáles valen la pena y de qué van, y un largo etcétera que agradecimos mucho. Que quede entre nosotros, pero ya he comenzado a escribir la carta a los Reyes Magos, y algún asteroide me caerá encima.
No me resta sino desear a Libros del Asteroide suerte y buenos libros, porque de buenos lectores anda el mundo lleno, esperando.
The General
Aquí la hemos conocido como El maquinista de la General, y es una película muda de la United Artists, de 1927, protagonizada por Buster Keaton, que compartió la dirección con Clyde Bruckman. El guión, escrito a cinco manos, se basó en The Great Locomotive Chase, de William Pittenger. Hoy está considerada una de las mejores películas de la historia del cine; en su día, como una de las peores. Sin entrar en polémicas con los críticos de cine, Dios me libre, recomiendo verla y disfrutar, porque es una película entretenida y divertida, cine con mayúsculas.
Pocos imaginan que The General se basa en hechos reales. El 12 de abril de 1862, en Big Shanty (hoy Kennesaw, Georgia), los pasajeros del tren y los maquinistas de la General habían bajado a desayunar en la estación. En aquel entonces, las locomotoras eran bautizadas, como los barcos. La General era una locomotora de la Western & Atlantic Railroad, la 631, construida por Rogers, Ketchum & Grosvenor, unos fabricantes de locomotoras de Paterson, New Jersey. Lo de bajar para desayunar era el pan de cada día, porque uno paraba a desayunar, a merendar y lo que hiciera falta. Se aprovechaba el refrigerio para cargar con agua y combustible el ténder, aceitar las bielas, estirar las piernas y hacer pis.
A lo que íbamos, que estaban desayunando y en éstas una veintena de agentes del Norte (de agentes, nada: espías, según el Sur), a las órdenes de un tal Andrews, robaron la General y algunos vagones y pusieron rumbo a Chattanooga. La intención de Andrews era sabotear en lo posible las líneas de ferrocarril del enemigo: quemaría puentes, desclavaría los raíles, echaría abajo las torres de agua y cortaría los cables del telégrafo, o enviaría mensajes falsos. En Chattanooga esperaba encontrarse con el ejército del general Mitchel y rendir la General como botín de guerra.
El secuestro de la General dejó a los pasajeros, a la guarnición de Big Shanty y a los maquinistas con un palmo de narices. Pero el maquinista de la General, William Allen Fuller, no se amilanó. Él era responsable de la General ante la Western & Atlantic Railroad y no iba a permitir que se la robaran así como así. No se lo pensó dos veces y salió corriendo tras ella (literalmente). La persecución fue épica. Fuller la siguió a pie, en una vagoneta de palanca, en la Yonah (otra locomotora) hasta Kingston, donde tuvo que volver a seguirla a pie porque Andrews había saboteado dos millas de vía férrea, y finalmente en la Texas, otra locomotora legendaria. Por el camino, Fuller se había convertido en el improvisado jefe de una partida de soldados del Sur, una docena, poco más o menos, que daban caza a los del Norte.
Andrews no pudo sacarse de encima al maquinista de la General, y eso que lo probó todo. Su último intento fue pegarle fuego a un viaducto de madera que le separaba de la Texas, pero la Texas se lanzó a toda máquina y atravesó el incendio mientras se derrumbaba el viaducto bajo sus ruedas. Finalmente, ciento y pico millas más tarde, cerquita de Chattanooga, Andrews y los suyos abandonaron la General, completamente desesperados. La mayoría fueron capturados, algunos ahorcados (Andrews el primero) y casi todos recibieron (o tarde o póstumamente) la Medalla de Honor del Congreso. Fuller, el intrépido maquinista, regresó a casa con la General, orgulloso de su hazaña, recibiendo las más efusivas felicitaciones de la Western & Atlantic Railroad, pero ninguna condecoración.
En la película, las cosas no ocurren exactamente así, pero ¿verdad que da lo mismo? Así les pongo en antecedentes y no les fastidio la intriga.
La General se exhibe hoy en el Southern Museum of Civil War and Locomotive History, en Kennesaw, Georgia; y la Texas, en el Atlanta Cyclorama, en Atlanta, Georgia.
Pocos imaginan que The General se basa en hechos reales. El 12 de abril de 1862, en Big Shanty (hoy Kennesaw, Georgia), los pasajeros del tren y los maquinistas de la General habían bajado a desayunar en la estación. En aquel entonces, las locomotoras eran bautizadas, como los barcos. La General era una locomotora de la Western & Atlantic Railroad, la 631, construida por Rogers, Ketchum & Grosvenor, unos fabricantes de locomotoras de Paterson, New Jersey. Lo de bajar para desayunar era el pan de cada día, porque uno paraba a desayunar, a merendar y lo que hiciera falta. Se aprovechaba el refrigerio para cargar con agua y combustible el ténder, aceitar las bielas, estirar las piernas y hacer pis.
A lo que íbamos, que estaban desayunando y en éstas una veintena de agentes del Norte (de agentes, nada: espías, según el Sur), a las órdenes de un tal Andrews, robaron la General y algunos vagones y pusieron rumbo a Chattanooga. La intención de Andrews era sabotear en lo posible las líneas de ferrocarril del enemigo: quemaría puentes, desclavaría los raíles, echaría abajo las torres de agua y cortaría los cables del telégrafo, o enviaría mensajes falsos. En Chattanooga esperaba encontrarse con el ejército del general Mitchel y rendir la General como botín de guerra.
El secuestro de la General dejó a los pasajeros, a la guarnición de Big Shanty y a los maquinistas con un palmo de narices. Pero el maquinista de la General, William Allen Fuller, no se amilanó. Él era responsable de la General ante la Western & Atlantic Railroad y no iba a permitir que se la robaran así como así. No se lo pensó dos veces y salió corriendo tras ella (literalmente). La persecución fue épica. Fuller la siguió a pie, en una vagoneta de palanca, en la Yonah (otra locomotora) hasta Kingston, donde tuvo que volver a seguirla a pie porque Andrews había saboteado dos millas de vía férrea, y finalmente en la Texas, otra locomotora legendaria. Por el camino, Fuller se había convertido en el improvisado jefe de una partida de soldados del Sur, una docena, poco más o menos, que daban caza a los del Norte.
Andrews no pudo sacarse de encima al maquinista de la General, y eso que lo probó todo. Su último intento fue pegarle fuego a un viaducto de madera que le separaba de la Texas, pero la Texas se lanzó a toda máquina y atravesó el incendio mientras se derrumbaba el viaducto bajo sus ruedas. Finalmente, ciento y pico millas más tarde, cerquita de Chattanooga, Andrews y los suyos abandonaron la General, completamente desesperados. La mayoría fueron capturados, algunos ahorcados (Andrews el primero) y casi todos recibieron (o tarde o póstumamente) la Medalla de Honor del Congreso. Fuller, el intrépido maquinista, regresó a casa con la General, orgulloso de su hazaña, recibiendo las más efusivas felicitaciones de la Western & Atlantic Railroad, pero ninguna condecoración.
En la película, las cosas no ocurren exactamente así, pero ¿verdad que da lo mismo? Así les pongo en antecedentes y no les fastidio la intriga.
La General se exhibe hoy en el Southern Museum of Civil War and Locomotive History, en Kennesaw, Georgia; y la Texas, en el Atlanta Cyclorama, en Atlanta, Georgia.
Rendir cuentas
Tendríamos que tomar ejemplo: la administración pública rinde cuentas de todos sus actos, incluyendo éste, aunque nos estremezca y nos escandalice, por bestia. Quisiera escribir más y más sobre el caso, pero prefiero que cada uno saque sus propias conclusiones.
Para ello, que visite este enlace: