Niña-noche-perdida


Mientras Los Magnomenes en peligro, una película de Claudio Basté, triunfa allende los mares en festivales internacionales, una brevísima película de su hermana Matilda podría repetir tanto éxito. Matilda Basté ha contado con el mismo equipo técnico y la colaboración de Sofía Basté en algunos momentos de la narración.

Aunque las similitudes son evidentes, no podemos dejar de notar lenguajes muy diferentes entre una y otra película. Así, Niña-noche-perdida emplea un sincretismo narrativo mucho más acusado que Los Magnomenes en peligro y puede permitírselo porque el hilo narrativo es estructuralmente más simple a la vez que conceptualmente más complejo. 

Se suceden los episodios dramáticos y queda tiempo para un espeluznante flash-back, de ésos que quita el hipo. Los huecos en el guión los cubre la sublimación emocional y situacional, que hace las veces de efecto y explicación narrativa. Paradójicamente, esa no-narración suple con creces el simple relato de algo imposible. También hay que añadir que los efectos especiales adquieren un protagonismo del que carecían en la película de Claudio Basté, pero se ven apartados a un segundo o tercer plano por la carga trágica y estremecedora de las primeras líneas del relato.

En fin, habrá que preguntarse si, visto lo visto, nos enfrentamos a los futuros hermanos Coen o Guachosqui (o como se digan). Quizá ¡a los hermanos Warner! Sea lo que sea, prepárense al abracadabrante relato de Niña-noche-perdida. Agárrense, que ahí va.



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