Resumen de una jornada chunga


La oficina, como cada día, con la notoria excepción de algunos miembros del comité de empresa, que se tomaron un día de vacaciones para cubrir el expediente y no encontrarse con un descuento en la nómina. En la calle, más coches, por no tener que depender de los servicios mínimos, y lo demás, como siempre: las tiendas, los bares... Eso sí, en el centro de Barcelona, los piquetes coaccionaron a los comerciantes, que bajaron las persianas a su paso, para levantarlas después, lo que demuestra que no actuaron por convencimiento. Siempre resulta desagradable ver una idea imponiéndose violentamente.

Luego, en la misma zona, se echaron los energúmenos a la calle, a romper y saquear, de forma mucho más planificada de lo que puede parecer a simple vista. Los cafres atacaron en hordas adocenadas, unos por aquí y los otros, por allá. Agredieron a la prensa, a la policía y a todo lo que se les puso por delante, quemaron automóviles, contenedores y se negaron a tomar una ducha. Hubo palos y quebrantos, y decenas de heridos por contusión, corte o abrasión. El mobiliario público, a tomar viento y hubo actos de saqueo premeditado. Tenemos un problema en casa y no queremos darnos cuenta.

Luego se produjo el milagro de las multitudes, que es el equivalente en política del milagro de la multiplicación de los panes y los peces: se manifestaron pocos miles de personas y se contaron por cientos de miles. No va a ser menos, si resulta que en el Paseo de Gracia caben doce personas por metro cuadrado. Así que uno llena una calle y ya suma cien mil personas, por no contrariar el criterio de la Guardia Urbana.

Todos dicen que han ganado, y todos sabemos quién ha perdido. A decir verdad, en algunos sectores, ni se notó la huelga. En cambio, en algunos otros, no trabajó nadie. El consumo de energía eléctrica nos dice que la actividad industrial se redujo alrededor de un veintitantos por ciento. Los convocantes de la protesta hablan de un seguimiento masivo y el Gobierno de un seguimiento así así. Unos empresarios cifran el seguimiento en poco más de un 4% (no es broma) y otros en más del 65% (no será tanto). Así que ya tienen el follón servido, si fueron pocos o muchos, y cuántos, y en río revuelto, ganancia de pescadores, y ya nos entendemos. La prensa inunda los titulares de éxitos o fracasos, según sus propios intereses y el común, en desazón, porque aquí no da la talla ni el sastre.

(Un dato objetivo. El número de visitas de El cuaderno de Luis el día 29 ha sido un 34% superior al de la media del último mes, siendo el cuarto día más visitado de los últimos treinta días. Lo que no quiere decir nada.)

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