Detrás de «Il barbiere di Siviglia»

Mucha gente ha oído el Largo al factotum de Il barbiere di Siviglia, atribuido a Gioachino Rossini, el genial cocinero. La ópera fue estrenada el 20 de febrero de 1816 en el Teatro Argentina de Roma.

Esta ópera se basa en la que antes había compuesto Giovanni Paisiello. De hecho, utilizan el mismo libreto. ¡Qué gran osadía la de Rossini! Porque il barbiere de Paisiello es bellísima y cuando Rossini estrenó su barbiere, el barbiere de Paisiello era un clásico del repertorio operístico europeo. A su vez, Paisiello compueso su barbiere basándose en la ópera de un tal Nicolas Isouard, estrenada en 1796. ¿Y quién se acuerda de Isouard?

Il barbiere di Siviglia se inspira en una comedia escrita por un tal Beaumarchais, un personaje fascinante. Al nacer, se llamó Pierre-Augustin Caron, tenía seis hermanas y era el único hijo varón de un relojero. A los veintiún años, Caron inventó un mecanismo de escape que hacía posibles máquinas mucho más pequeñas y exactas que el reloj de bolsillo convencional. Fabricó un reloj que cabía en un anillo y lo regaló a madam Pompadour (la amante de Luis XV), provocando la ira del Relojero Real, Lepaute.

No fue la primera vez que buscó complicarse la vida. De hecho, se casó tres veces. La primera, con Madeleine-Catherine Franquet (n. Aubertin), en 1756. Diez meses después, la mujer murió en circunstancias misteriosas. Luego se casó con Geneviève-Madeleine Lévêque (n. Wattebled), en 1768, que también murió en circunstancias misteriosas dos años más tarde. Al final, en 1786, se casó con una de sus numerosas amantes, Marie-Thérèse de Willer-Mawlaz, que siguió con vida doce años más, ahorrándose las misteriosas circunstancias y muriendo como todos. Por eso mismo, los enemigos de Beaumarchais (cornudos y relojeros reales, la mayoría) le acusaron de envenenar a sus mujeres y de casarse por dinero. Beaumarchais nunca negó que se casaba por dinero, pero nunca se pudo probar nada de ningún veneno y lo más seguro es que las pobres mujeres murieran de tuberculosis y disgustos, según los médicos.

Caron, llamado Beaumarchais, pasará a la historia por su personaje, Fígaro, el barbero de Sevilla, que le vino a la cabeza después de pasar por España y pasárselo en grande. Beaumarchais escribió tres comedias protagonizadas por este bribón: Le Barbier de Séville, Le Mariage de Figaro y La Mère coupable. Pero, de hecho, Fígaro y Almaviva, dos de los personajes centrales de estas comedias, ya aparecen en Le Sacristain, una comedia anterior. Dicen que la trilogía sevillana tiene mucho de autobiografía. Caricaturiza a sus enemigos, recuerda a sus mujeres y amantes y no duda en publicitar sus aventuras eróticas en boca de terceros.

Le Barbier se estrenó en 1775. Le Mariage, en 1781. Había pasado por la censura, pero una representación privada en palacio hizo que Luis XVI la prohibiera... y se peleara con María Antonieta, que disfrutó muchísimo con ella. Por lo tanto, la comedia se representó siempre en privado, intentando evadir la censura. María Antonieta se salió con la suya en 1784, cuando finalmente pudo consumar su matrimonio y consiguió que el rey fuera más permisivo con la obra de Beaumarchais (y con otras muchas cosas). Mozart la convirtió en ópera dos años más tarde, en 1786. En 1792, estrenó La Mère coupable y todos le compararon con Moliére, asegurando que Beaumarchais (ya no Caron) había escrito no uno, sino tres Tartufos. En esa época, nuestro amigo Beaumarchais era un convencido republicano y jacobino de hacía mucho tiempo y ya nadie se acordaba de los favores que había recibido de la Reina Puta (María Antonieta).

Acabo este inacabable escrito con música. Al menos, que acabe bien. El mismo texto, la misma escena, hasta el mismo cantante. Pero la serenata de la entrada anterior era de Paisiello y ésta es la de Rossini. Otro día hablaremos de los canelones; hoy disfrutaremos con la guitarra.

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