El ratoncito (V)

Habíamos quedado en que el primer Maus fue, digámoslo suavemente, un fiasco. Lento, pesado, inamovible. Pero Porsche, pese a lo que dijera el Departamento de Material del Ejército, consiguió construir un segundo prototipo, el Maus II o V2, que salió de la cadena de Alkett en marzo de 1944... pero no entero. Faltaban el motor y la torreta, casi nada.

Encargan otro motor, uno sólo, pero más potente. Esta vez es un motor de origen naval, el Daimler-Benz MB 517, un motor diésel de mil caballos. Se instala el motor a mediados de junio, cuando también se instala la torreta que ha fabricado Krupp.

Sobre el papel, el Maus da miedo. Tiene un cañón KwK 44 L/55 de 128 mm, que puede agujerear cualquier carro de combate enemigo que se tercie, aunque esté a cuatro kilómetros de distancia. Además, cuenta con armamento secundario: otro cañón, un KwK 44 L/36.5 de 75 mm, y una ametralladora, que tiran en la misma dirección que el cañón principal. Su blindaje es impresionante. No hay cañón enemigo capaz de agujerear al Maus. Según Porsche, el Maus II es capaz de avanzar contra el enemigo a veinte kilómetros por hora.

Krupp anuncia que tiene dos cascos del Maus a punto, y dos más a medio construir. Además, la empresa Graz-Simmering-Pauker, de Viena, ha fabricado un vagón especial (Verladewagon I), con el que transportan a los Maus I (V1) y Maus II (V2) al campo de pruebas de Kummersdorf, un pueblecito cerca de Berlín.

Pero la mala suerte persigue al Maus. El Departamento de Material del Ejército ordena en julio de 1944 desguazar los cascos del Maus que está fabricando Krupp. ¿No habían dicho que no al supertanque? Pues, eso. Un mes después, en agosto, visto que el Maus no será un negocio rentable, la casa Krupp abandona el proyecto. Porsche se queda con los dos prototipos, que probará en Kummersdorf.

Se diseña un exhaustivo programa de pruebas para demostrar que el Maus es de lo mejorcito que uno puede echarse a la cara. Las pruebas comienzan en septiembre, pero los bombardeos aliados y la falta de piezas de repuesto lo retrasan todo. Los ingenieros de Porsche descubren lo que ya sabían, que el Maus es un mastodonte lento y pesado, que se atasca en cualquier obstáculo del terreno que se le cruza por el camino y que, cuando se atasca, cuesta Dios y ayuda sacarlo del atolladero, pues pesa ¡doscientas toneladas! en orden de combate. Calculan que se necesitarían dos Maus para remolcar un Maus averiado, y eso con suerte.

Los dos prototipos se mueren de asco en Kummersdorf, dando sobradas pruebas de su manifiesta inutilidad, mientras ya nada puede parar a los rusos en su avance hacia Berlin.

Continuará.

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