Depende de ellos mismos

Usted es el principal accionista de una compañía. Dos terceras partes del capital le pertenecen a usted, mediante sociedades intermediarias. Pero una flagrante mala gestión que usted no sabe evitar lleva la compañía a la ruina. Podríamos considerar que es usted responsable de no haber previsto nada de lo que ha sucedido, y que era más que previsible. Ha enterrado millones y millones de euros que usted sólo gestionaba, porque no eran suyos, en ese negocio, y los ha perdido. Por si fuera poco, no ha podido evitar que miles de trabajadores se queden sin empleo de un día al otro, miles de personas sin el servicio que habían contratado y todo porque usted ha permitido que la empresa cierre con nocturnidad y alevosía, de repente y sin avisar a trabajadores y clientes.

Ahora imagínese que el portavoz de su organización declare, al día siguiente del desaguisado, que esa empresa es una compañía que responde a sus propios intereses. Es decir, añade su portavoz: El futuro de los trabajadores y de la propia compañía dependerá tanto de sus directivos como de ellos mismos. En pocas palabras, si te he visto, no me acuerdo, yo me lavo las manos, a mí, plim, y yo no he sido.

Cualquier hijo de vecino consideraría que esto no podría acabar así. Pues sepan que ese hipotético socio mayoritario es el Gobierno de la Generalidad de Cataluña y que las palabras del señor Homs, su portavoz, ése que cuando habla imita al presidente Mas, son las que dijo ayer mismo, delante de unos periodistas impertinentes sobre el asunto de Spanair.

Como siempre, nadie es responsable de nada y yo, menos. Qué país, Dios mío, qué país...

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