Velomotores eléctricos públicos y de alquiler con propaganda


In situ, por el autor.

Para promover el uso de la bicicleta en las ciudades, son precisas varias cosas. Una de ellas, que se trate de una ciudad sin grandes pendientes. En el caso de Barcelona, esta condición se cumple a medias, porque la ciudad se inclina hacia el mar. Otra, que existan espacios habilitados para las bicicletas, que no sólo son carriles separados físicamente de peatones y automóviles, sino también lugares donde aparcar la bicicleta, por ejemplo. De nuevo suspende Barcelona. Es cierto que ha mejorado en los últimos años, pero no lo suficiente.

En tercer lugar, aunque quizá tendría que estar en el primero, es preciso que exista una cultura ciclista en la ciudad. Como no existe, se crea. 

El Bicing de Barcelona, a 6.000 euros por bicicleta y año, tiene esa finalidad y no otra. Porque, en contra de lo que cree el público, el Bicing no ahorra emisiones contaminantes, porque las bicicletas públicas de alquiler se emplean como tres veces más de bajada (hacia el mar) que de subida, y los camiones que las suben para que no acaben todas abajo gastan combustible, emiten CO2 y otras porquerías y el balance entre lo que dejan de emitir las bicicletas y lo que emiten los camiones es cero. En otras palabras, ahorraríamos las mismas emisiones de CO2 si suprimiéramos el Bicing. Si se incrementase el número de bicicletas públicas, se incrementaría el total de emisiones y el servicio sería finalmente contaminante. Se ha llegado al límite de su expansión ciclista.

Tampoco es un negocio. El Bicing pierde dinero a espuertas. Con todo, los 6.000 euros por bicicleta y año se dan por bien invertidos si la gente se acostumbra a ver bicicletas por la ciudad y acaba utilizándolas. Repito: ésa y no otra es la finalidad última del Bicing. ¿Consideran que es una buena inversión? ¿Creen que es un capricho caro e inútil? Barcelona ¿será una ciudad ciclista o ya lo es?

La cultura ciclista en Barcelona, sin embargo, es agresiva con los peatones e imprudente con los automóviles. ¡Salta a la vista! Peatones y ciclistas son enemigos declarados; los automóviles no atienden a los ciclistas, pero los ciclistas son especialistas en meterse por donde no deben y son famosos por no respetar las señales de tráfico. En fin, que todavía nos queda mucho camino por recorrer. Mucho.

Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona se aleja con disimulo de la ciudad ciclista. En CiU nunca gustó la promoción de la bicicleta pública, pero su alternativa es tremenda: el velomotor eléctrico. Si usted creía que el Bicing era malo, lo que viene ahora será peor, no se preocupe. Mucho peor.

Es una idea que surge de la cabeza del señor Trias, alcalde de la ciudad por CiU, según todos los periódicos. Las bicicletas a pedales serán sustituidas por otras que tienen baterías y un motor eléctrico (es decir, por velomotores). Las ordenanzas municipales equiparan a las bicicletas con las motocicletas y velomotores eléctricos, pero no es lo mismo pedalear que andar impulsado por un motor.  

Más. Si le interesa el medio ambiente, sepa que el nuevo sistema de velomotores eléctricos será más contaminante que alquilar Vespas. Porque el velomotor eléctrico no echa humos, pero ¿cómo se hace la electricidad? No sale así, ¡puf!, de la nada. Hay que generarla. Se gastan tres kWh de combustible para generar un kWh eléctrico, más las pérdidas de transporte y distribución eléctricas (un 10%), más la contaminación de las baterías... Mejor una Vespa. 

Si es de los que se preocupa por el dinero, llévese las manos a la cabeza. Si una bicicleta pública sale a 6.000 euros al año, un velomotor eléctrico... Más la inversión en estaciones de carga, cableado, etc. La ruina. Si es partidario de promover la tracción eléctrica en la ciudad, prepare la bolsa, que se la vaciarán en un pispás.

Eso sí, con (la gestión privatizada de la) publicidad.

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