¡Anda! ¡Lo que he encontrado en el armario!
Uno de los primeros recuerdos que guardo en mi memoria es haber seguido por televisión el primer viaje a la Luna. El despegue del Apollo XI quedó grabado en mi sesera entonces y sigue fascinándome ahora. Perdemos de vista que esa aventura ha sido la culminación de muchos años de ciencia, tecnología y civilización. Quizá ese recuerdo me haya vuelto un poco lunático, como demuestra la lectura de El cuaderno de Luis. Lo siento, qué le vamos a hacer.
Armstrong, con barba de un par de días, camino de la Luna.
Si hoy volviésemos nuestra vista al proyecto Apollo, nos llevaríamos las manos a la cabeza. El ordenador de la NASA que dirigió todas las operaciones no sería tan potente como uno de nuestros modernos esmarfones (pronúnciese, smartphones) y el ordenador que llevaban los astronautas consigo era poco más o poco menos equivalente a una calculadora a pilas.
La nave misma sería, vista con nuestros ojos, un montón de chatarra. Interruptores, bombillas, cables, donde hoy tendríamos pantallas táctiles multifunción chachiguays, leds y fibra óptica. Un ingeniero de la época dijo que las naves del proyecto Apollo eran muy fiables, pues tenían un 50% de posibilidades de devolver a los astronautas a la Tierra vivitos y coleando. Del otro 50% mejor no decimos nada. Cada viaje en el Apollo era una apuesta a cara o cruz. Cara, salimos vivos de ésta. Cruz... ¡Pum!
La bolsa en 1969, camino de la Luna. Ella también estuvo ahí.
Tal era el cachivache que la NASA diseñó una bolsa portaobjetos (sic) para guardar cosas averiadas. Cada dos por tres había que cambiar una bombilla, un interruptor, apretar un tornillo... Los astronautas tenían mucho trabajo de chapucillas durante el vuelo, aparte de sus muchas otras ocupaciones. A veces, no había tiempo de dejar las cosas en su sitio y de ahí el invento de la bolsa. Si había prisas o urgencias, las piezas sueltas se metían en el interior de la bolsa y luego ya se guardarían en su sitio. Dentro de la bolsa, para no dejar que flotaran por ahí e hicieran daño a alguien.
Era un bolsa de tela blanca y acababa llena de cosas inservibles. Hace unos días, la viuda de Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, encontró una bolsa como ésas en un armario de su casa. Era (atención) la bolsa. Si, sí, la bolsa que el astronauta llevó consigo en el primer viaje a la Luna.
La mujer no sabía que era eso que había encontrado, exactamente. Había cables, interruptores, lo que parecían unas correas y una cámara tomavistas. Lo fotografió todo y envió las fotografías al Museo del Aire y del Espacio en Washington, DC, preguntando si les interesaban para su colección, preguntando qué era todo aquello. El encargado del museo dió un brinco de puro contento. Aquellos objetos, afirmó, habían viajado a la Luna.
Imaginen la escena. Armstrong con la bolsa en la mano, preguntando qué hago con esto. El ingeniero de turno, encogiéndose de hombros. El astronauta, preguntando si podía quedárselo. Pues, por qué no, es sólo chatarra. Y no se habló más de este asunto.
Dos vistas de la Maurer de 16 mm que se encontró en el interior de la bolsa.
La estrella de la maletita de los recuerdos es una cámara de 16 mm, una Maurer. Para la NASA, era una Cámara de Adquisición de Datos (Data Acquisition Camera). Para nosotros, un tomavistas de 16 mm modificado, y fue un modelo estándar en todas las misiones Apollo. Su misión era filmar y fotografiar las operaciones de la nave, para que los ingenieros comprobaran su funcionamiento, y fue la cámara que fotografió el primer paso del hombre en la Luna. ¡Esa cámara! Había otra igual, que servía en el módulo que orbitaba la Luna, en manos del astronauta Collins.
El equipo fotográfico de la misión Apollo XI.
Observen las dos Maurer, tres Hasselblad, la Nikon...
Al lado de las Maurer, una Maurer adaptada como cámara de mano.
También descubrirán un reloj Omega y otros útiles.
Normalmente, los aficionados se centran en las tres Hasselblad de 70 mm que llevaban encima los tripulantes del Apollo XI, lo mejor de lo mejor en su época. Se habían diseñado para disparos (fotografías) de oportunidad (sic), es decir, para fotografiar todo lo que se les pusiera por delante, vivo o muerto. ¡Qué fotografías que hicieron! También llama la atención una Nikon de 35 mm, estereoscópica, que se empleó en distancias fijas, con trípode, para fotografiar objetos inmóviles (sic). Pero fue la más modesta Maurer la que pasó a la historia echando fotos.
Fotografías y croquis de la época, mostrando la Maurer.
Lo más revolucionario del tomavistas era el sistema de cartuchos para cargar la película.
Era una cámara de 16 mm, con lentes de 5, 10 y 75 mm. La que se empleó en el módulo lunar también tenía una lente de 18 mm. Como se ve, las operaciones exteriores de la nave se filmaron casi todas con grandes angulares. Llevaba consigo unos cuarenta metros de película y podía filmar a 1, 6 o 12 imágenes por segundo en automático o a 24 imágenes por segundo en semiautomático (cuando la controlaba el astronauta). La velocidad de obturación era de 1/60, 1/125, 1/500 o 1/1000 segundos, para todas las lentes. Tenía baterías, pero podía conectarse al sistema eléctrico de la nave (28 V), con el mismo cable que empleaban las Hasselblad. Sin película, pesaba 800 gramos, más o menos.
Me fascina esta cámara por una razón. Era la más modesta y no más que un instrumento de los ingenieros de la NASA para evaluar el funcionamiento de sus aparatos o de las operaciones de a bordo de la nave. No se pretendía que fuera la protagonista del viaje. Pero el pequeño tomavistas hizo historia y se alzó con la fotografía del instante, del magnífico instante, en que pisamos la Luna.
Si quieren saber (ver) más:
Sobre lo que contiene la bolsa (entre otros muchos enlaces):
Sobre lo que se fotografió en la Luna (en su mayoría, con las Hasselblad de 70 mm):
Del enlace antes citado, lo siguiente, el contenido de la bolsa (en inglés, pero se entiende):
1. Temporary stowage bag, the 'purse'
2. Power cable
3. Power cable and utility light
4. Power cable and utility light
5. Utility clamp
6. Utility clamp
7. Crewman Optical Alignment Sight mirror device
8. Filter for COAS (number 7)
9. Light bulb assembly
10. Waist tether
11. Helmet straps
12. 16mm camera used to film landing and flag planting
12a. Bracket for camera
12b. 10mm lens for camera
13. Lens shade
14. Eye guard assembly
15. Mirror
16. Wrench
17. Waste management cover
18. Netting











La llegada del hombre a la Luna de 1.969 a 1.972 no fue real, no por un motivo, sino por varios:
ResponderEliminar1.-Las imágenes supuestamente hechas en la Luna, están demasiado bien hechas, si fuesen reales (Hechas en la Luna), serían de peor calidad. Vamos, que las hicieron en un estudio de cine.
2.-El primer alunizaje con hombres, lo retransmitieron por televisión, dijeron la tontería de que era una retransmisión en directo. No hubo ningún error en la retransmisión, a ningún astronauta se le cayó el micro, ni golpearon los micros con esos trajes. El método de enviar imágenes y sonido desde la Luna a un plato parabólico de radioastronomía no falló, siquiera un poquito, y fue la primera vez que hicieron algo así. Esto no puede ser.
3.-En órbita lunar. Cuando se ven las imágenes en las que el módulo lunar se separa del módulo de mando y servicio, se ve descendiendo el módulo lunar desde el módulo de mando y servicio hacia la Luna. Si vemos esto en cámara lenta, se ven unos pequeños puntos móviles, moviéndose de un lado a otro de la pantalla, de forma periódica. Está claro que estos puntos móviles no son extraterrestres, son insectos, posiblemente moscas, que están revoloteando delante de la cámara, cuando estaban haciendo estos efectos especiales en un estudio de cine.
4.-El apolo 15 llevó un coche para conducirlo en la Luna, el rover. ¡Pero cómo van a conducir en la Luna un coche, si no hay carreteras hechas! Encima, los rover son conducidos a toda velocidad. En la realidad, los coches no pueden moverse por piedras que entorpecen el paso, porque el terreno se desmorona al paso del coche, y éste se accidenta; y otros motivos.
5.-La bandera estadounidense que colocan los astronautas en la Luna, ondea en algunos vídeos. Esto no puede ser, porque se sabe que en la Luna no hay aire; y sin aire, la bandera no ondea. Sin aire, no hay un fluido con el que la bandera friccione, y la bandera no debería de ondear.
6.-En las imágenes que presenta la NASA, no aparecen estrellas. Esto no puede ser, las estrellas tienen que verse aunque estén en la Luna.
Hay muchos más motivos para no creer que Estados Unidos pusiera hombres en la Luna de 1.969 a 1.972. Por lo tanto, esto es una mentira que hace daño a la Ciencia, no está bien lo que han hecho.